Por medio del Diario Vasco les traemos este artículo acerca de las diferentes experiencias vividas - y sufridas - por los vascos tras tener que exiliarse durante los años 30 y 40 del siglo pasado ante el avance del fascismo, primero en el estado español y después en Europa.
El mismo arroja datos muy interesantes, poco conocidos, aquí lo tienen:
Fue el conductor de la primera de las dos charlas que el Consistorio ha organizado dentro de su proyecto sobre memoria históricaMaría CortésÓscar Álvarez Gila, profesor de Historia de la Universidad el País Vasco, habló recientemente en Lekaio sobre una de las consecuencias más duras de la guerra: el exilio. Ante los vecinos que se dieron cita en la Casa de Cultura, el historiador vizcaíno detalló que «la palabra exilio fue un término nuevo para un hecho no tan novedoso que empezó a utilizarse en 1939, ya que antes se denominaba emigración. La palabra se ha identificado con la Guerra Civil y aunque fue generalizado en todo el país, sí que es cierto que se habla de exilio vasco, porque la represión fue más dura».Como continuó Álvarez, «la primera medida de represión de los vencedores fue echar a la gente de su entorno, exiliarlos. Hubo varias etapas, en la de 1936-1939, en Gipuzkoa la gente intenta escapar a lugares más seguros como Bizkaia y los franquistas se dieron cuenta de que el exilio era un arma muy poderosa. Este éxodo de personas le supone un problema al Gobierno Vasco, que tiene que hacerse cargo de todas esas personas cuando cae Irun. Aunque después todo empeora cuando finalmente cayó Bilbao y tuvieron que volver a desplazarse. Algunos acaban en Santoña, en la 'cárcel' gigante que se habilitó y otros tirarían a Francia, donde no fueron muy bien recibidos. Por lo que muchos acaban en Cataluña donde surge una delegación del Gobierno Vasco, que acogerá a los repatriados por el gobierno francés. En ese momento surgirá un concepto nuevo, «muy moderno», de los franquistas que será la represión hacia las mujeres, que hasta el momento estaban al margen, al igual que los niños. En el año 1938-1939 se dará otro éxodo, nuevamente de Cataluña a Francia, cuando acaba la Guerra Civil y gana el bando nacional de Franco. Aunque los cálculos son complicados, se dice que hubo 182.000 refugiados a nivel estatal, de los cuales sobre 50.000 eran vascos. Un porcentaje bastante alto que refleja la represión especialmente dura que se vivió».El profesor aclaró a los presentes también que en estas circunstancias de guerra se dieron dos perfiles. «Estaban los huidos como consecuencia de la guerra y los huidos por la causa de la guerra. Así, estaba la población que huía sin carga política, población inactiva, que eran sectores vulnerables. Y estaban los combatientes, militantes, intelectuales, población activa, con carga política», pero «la represión al volver fue la misma tanto para los que huyeron por no morir o los que lo hicieron por su implicación y participación».
Países a los que se exiliaronEn esta huida de los vascos, con Europa asediada además por los nazis, «muchos pensaron que la solución pasaba por llegar a América. Los euskaldunes tiraron a países en los que había colonias de emigrantes, pero en el caso de Estados Unidos, no fueron bien recibidos. Ni los americanos ni los propios vascos que vivían allí los acogieron por 'rojos'. Así que descartada esta opción, se desplazaron básicamente a Venezuela, México, Argentina y República Dominicana».La recepción fue distinta en todos ellos. En Argentina, «a pesar de que Perón era íntimo de Franco, había una colonia muy grande y fueron bien recibidos. También pudieron quedarse en Venezuela, pero allí la colonia existente era la rama más abertzale. En el caso de República Dominicana, con Trujillo al mando, en un principio les abrieron las puertas pensando que los exiliados eran buenos ganaderos. Cuando comprobaron que los que había no lo eran, los echaron. En México se les abrieron las puertas a los de izquierdas, a republicanos y socalistas sobre todo», comentó el historiador.
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