La jornada vivida el pasado 1° de octubre en Barcelona puso de manifiesto el compromiso del pueblo catalán con su autodeterminación por un lado mientras que por el otro, mostró a la comunidad internacional la facilidad con la que el violento y retrógrada españolismo reaccionó ante la posible pérdida de una más de las pocas colonias que le queda al otrora imperio, ese nacionalismo que incluso llegasen a negar grandes "intelectuales" de orden mundial cuando firmaron aquel infame manifiesto azuzados por Günter Grass.
Que mejor fecha para que esto sucediera que el día que Madrid tiene apartado en el calendario para celebrar su pasado genocida, el 12 de octubre.
Les invitamos a leer este reportaje publicado por La Jornada:
Los presidentes de Cataluña, País Vasco y Navarra no asisten a los festejos en EspañaArmando G. TejedaMás de 50 mil personas se manifestaron ayer en Barcelona para festejar el Día de la Hispanidad, una cifra 13 veces mayor que la del año pasado, en lo que se considera un resurgir masivo del "nacionalismo español" o de la "minoría silenciosa" en Cataluña. Algo parecido ocurrió en Madrid, donde más de cien mil personas salieron a las calles para ver el desfile militar, gritar "vivas al rey" y rendir homenaje a la Guardia Civil y a la Policía Nacional por su intervención en la crisis con la región autónoma catalana, donde más de la mitad de la población aspira a la independencia.El nacionalismo ha resurgido en Cataluña, ha recuperado símbolos, consignas y hasta cánticos de viejo cuño, pero también ha logrado incorporar a su causa a miles de jóvenes que claman por la "unidad de la patria" y se sienten orgullosos del rey y de sus fuerzas y cuerpos de seguridad.Las banderas españolas, que hasta hace unas semanas eran poco habituales en las calles o edificios, ahora proliferan por todas partes, en respuesta al movimiento independentista catalán, que se ha basado, en parte, en enarbolar sus banderas, sobre todo la "estelada", que es el símbolo independentista.Por estos días en Cataluña, en que se temía que el gobierno del nacionalista Carles Puigdemont declarara la independencia unilateral, se preveía que las marchas por el Día de la "Hispanidad" o de la "raza" –como todavía lo llaman algunos– serían masivas. Pero incluso las previsiones más optimistas se superaron, tanto en Madrid –donde colapsaron las calles con decenas de miles de personas que expresaron su orgullo y agradecimiento a la policía y a la Guardia Civil–, como en Barcelona, donde la Plaza de Cataluña se llenó a rebosar y se escucharon insistentes gritos en favor de la unidad de España y contra los líderes independentistas, sobre todo contra Puigdemont, al que algunos pidieron que recuperara "la cordura" y otros exigían que fuera encarcelado de inmediato. También se clamó por que el gobierno español, encabezado por el derechista Mariano Rajoy, aplique el artículo 155 de la Constitución, que permite la suspensión de la autonomía de la región y la destitución de sus gobernantes.La convocatoria a la manifestación en Barcelona fue de la plataforma Societat Civil Catalana, que aglutina a colectivos en favor de que Cataluña permanezca en el Estado español como autonomía y son contrarios de forma tajante a la secesión. El manifiesto leído al término de la marcha criticó la declaración soberanista de Puigdemont del pasado martes por "tensar la cuerda al máximo y situar a Cataluña al borde del precipicio". Y acusaron a al presidente de la Generalitat de "amagar con proclamar la independencia, pero al final parece que le temblaron las manos y las piernas y todo quedó en una confusa pantomima, más propia de patio de colegio que de sede parlamentaria".Y añadieron que "la secesión de Cataluña ni se consumó anteayer ni se consumará pasado mañana, pero vamos a necesitar mucho tiempo para que las instituciones políticas recobren el pulso democrático y cicatricen las heridas".En Madrid, además de la multitudinaria manifestación, las miradas estuvieron puestas en el palco oficial, donde estaban prácticamente todos los dirigentes autonómicos, a excepción de Puigdemont, mandatario catalán; Íñigo Úrkullu, del País Vaco, y Uxue Barkos, presidenta de Navarra. Tampoco acudieron los líderes de Unidos Podemos. El resto mostró su apoyo al rey Felipe VI y cerró filas en torno a Rajoy y la eventual respuesta para frenar el desafío separatista de Cataluña.Al final del desfile se informó de la muerte del piloto de un avión Eurofighter que había participado en la ceremonia y se estrelló al aterrizar en Albacete.En tanto, a la espera de que se cumpla la petición de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que se forme una comisión independiente que investigue la represión policial del pasado primero de octubre, Human Rights Watch (HRW) emitió un informe demoledor contra la actuación de la policía española, que desmonta la versión oficial del gobierno español que ha calificado la actuación de "proporcional" y "ajustada a derecho".HRW sostiene que hubo "violencia injustificada" y que dar "cumplimiento a una orden judicial no da derecho a recurrir a la violencia contra manifestantes pacíficos". El reporte señala algunos episodios concretos en los que se da cuenta de macanazos y el uso de gas lacrimógeno.
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