Un blog desde la diáspora y para la diáspora

viernes, 25 de enero de 2008

Carta Abierta a Zapatero

Este texto nos llega gracias a los compañeros de Diáspora Vasca:

Los caminos de la deshonra

Señor Primer Ministro,

Sin duda usted será por su cargo un hombre ocupadísimo, y por eso poco accesible. Resulta poco probable que le llegue mi carta algún día, y aún menos probable que tome tiempo para leerla. Sin embargo, he de decirle, y usted ha de saber. Entonces, le escribo como uno echa una botella al mar, antes de hundirse.

Aunque he nacido en Francia, la mitad de mis raíces están en Castilla, como bien lo certifica mi apellido. En 1918, mi abuelo Leoncio se fue de su Valladolid natal para ganar lo necesario para mantener a su familia. Era… zapatero. Mi padre nació en Francia, allí vivió, allí se casó y tuvo hijos. Soy de Francia y de España, a la vez. Siempre me he sentido parte de la tierra de mis abuelos, de lo que pasaba en ella, de su historia y de su porvenir. Cuando era niña Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, ha encarnado para mí al caballero para quien no hay mayor tesoro que el honor.

Dicen que el apellido "Rodríguez" significa "hijo de Rodrigo". Es un apellido algo común en las tierras hispánicas. Yo tengo primos que así se llaman. Todos esos "Rodríguez" seguro no serán los descendientes del Cid, y todos no habrán heredado la nobleza de aquel hipotético antepasado.

La leyenda nos presenta al Cid como un hombre de bravura extrema, de indefectible fidelidad a sus ideales entre los cuales figuraban la lealtad y la justicia. La Historia nos revela un hombre más complejo, capaz de entender que la negociación y el respeto del adversario ganaban más batallas que la espada.

Señor Primer Ministro, me sangra el corazón al ver lo que pasa hoy en el País Vasco. ¡Partidos políticos ilegalizados, responsables de partidos o de asociaciones encarcelados, gente detenida, torturada, condenada a penas desmedidas, cuando muchas veces no son culpables de ningún crimen! ¡Las familias desgarradas, las vidas perdidas, los hombres y las mujeres a los cuales se empuja hacia la violencia como único camino hacia el porvenir! Como si la violencia pudiera sembrar otra cosa que el odio y la desesperanza…

Los acontecimientos de estas últimas semanas me desesperan y me escandalizan. Las detenciones preventivas y luego las condenas aduras penas de cárcel contra los acusados del macro proceso 18/98 caen sobre gentes acusadas de "pertenencia a bando terrorista", lo que no ha sido probado, y que no han cometido un delito otro que querer que viva la cultura de su tierra. Se va perfilando el proceso contra Udalbiltza. ¿Dejará usted que se cometa otra denegación de justicia contra hombres y mujeres que han sido elegidos democráticamente? Recuerde que en la pasada Cumbre de los países latinoamericanos, usted defendió a su predecesor, José Maria Aznar, diciendo que se le debía respetar ¡porque había sido elegido!

Señor Primer Ministro, tengo bien claro que no le resulta fácil actuar como tendría ganas y que ha de aguantar presiones de gentes más aferradas a sus intereses financieros o políticos, unos heredados del franquismo, que al honor de España.

No hay ninguna gloria al utilizar la fuerza. Hay mucha más al establecer la paz. No la de las cárceles ni la de los cementerios.La paz de los hombres, es la que se edifica día tras día sobre la buena voluntad, la comprensión y el mutuo respeto.

¿Será usted el hombre del cual la Historia recordará que consiguió la paz?

Lo deseo con el alma. Estoy consciente de los obstáculos que cierran el camino. Decía José Martì, el héroe cubano: "El hombre de verdad no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está su deber".

Nadie tiene derecho de llevar a la España de mis abuelos por los caminos de la deshonra.

Quiero confiar en usted.

Annie Arroyo
22 de enero de 2008


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