Un blog desde la diáspora y para la diáspora

domingo, 25 de junio de 2017

Tatcherismo Jeltzale

El PNV es, sin lugar a dudas, el mayor escollo en el camino a la autodeterminación del pueblo vasco. No por nada les llamamos el Patronato del Neoliberalismo Vascongado.

Dicho lo anterior, les presentamos este texto dadoa conocer por Gara:


Nacido en Mañueta (Araba) en 1959, con 42 años de militancia a sus espaldas, «siempre en el mismo sitio y sin estar aburrido», encara su tercer mandato al frente de ELA en tiempos difíciles, reivindicando que «ser sindicalista es hacer política». Adolfo "Txiki" Muñoz | Secretario general de ELA

Mikel Zubimendi

Este veterano rockero del sindicalismo ha sido ratificado para liderar el sindicato mayoritario del país (99.000 afiliados y más de un 40% de representación). Pondrá voz a la reflexión colectiva de ELA en su tercer mandato. El combustible para seguir en la brecha le viene de tres surtidores: «uno es el origen, mi familia es muy humilde, mi padre era un trabajador de la construcción que se tuvo que trasladar de Baños de Ebro a Gasteiz porque no teníamos hacienda de muchas viñas, si no, seguramente no hubiera sido sindicalista. Luego, entras en un mundo que termina condicionando una visión de vida. Por último, uno es rehén de la educación que ha tenido. De la familia, los amigos y los compañeros».

Frente a los que dicen que el sindicalista es una especie en extinción, una reliquia del pasado, niega la mayor: «Creo que la gente está deseosa de escuchar discursos rebeldes, de encontrar prácticas rebeldes. Si te vinculas a la base social de la gente que lo pasa mal, encuentras horizonte, objetivo y crecimiento».

“Txiki” Muñoz cree de que los ataques contra él, su particular proyección como nuevo «villano favorito» del PNV y las críticas a ELA se han dado cuando los jelkides han tratado de hacer una «operación magnífica».

Puro thatcherismo

«Hacen acuerdos estructurales para aplicar políticas neoliberales con el PP y con el PSOE, se necesitan. Hay un ataque muy bien organizado entre el poder económico y el poder político sistémico para doblegar y disciplinar a las identidades colectivas que no aceptan niveles de relación clientelar o que no se subordinan, y no solo contra ELA. Les ha molestado mucho que el sindicato les critique en función de los intereses que defiende y recordando que todo es política, porque nos están acribillando con sus políticas (reforma laboral, de pensiones, tarifa eléctrica, 60 mil millones que no se van a devolver de lo que se ha dado a la banca...). Es una bestialidad que digan que ELA no puede hablar de política y que si queremos hacerlo tenemos que crear un partido político».

Esa «operación magnífica» que quiere laminar identidades colectivas, ¿es thatcherismo con label vasco? ¿una revolución conservadora? Invitamos a Muñoz a reflexionar al respecto.

«Es thatcherismo puro. Thatcher hizo que el laborismo, en su vuelta al poder, no cambiara nada. Identificó al movimiento sindical como problema, hizo lo imposible para quitarlos de en medio pero también dijo una cosa: 'el mayor logro de mi mandato es este partido laborista'».

«Una de las claves –prosigue en su reflexión– de esa estrategia de debilitamiento de las identidades colectivas es la extensión de la precariedad. Y la estigmatización del inmigrante. Así dualizan la sociedad para que los elementos colectivos no tengan opción de suma. Ante problemas comunes si son capaces de dividirnos, si son capaces de organizar una guerra entre pobres, ellos salen de rositas. Eso está pasando».

En ese sentido, ELA acusa al Gobierno de Urkullu de ser antisindical. «Porque ha decido aplicar políticas de ajuste y reformas estructurales; porque busca que la izquierda política haga suyo ese ‘puedes entrar al Gobierno pero aquí no cambia nada’; por el apoyo sin matices a la patronal. Tienen una concepción muy clara: en la sociedad vasca no puede haber conflicto social. Y el que ataca está visión, se ve atacado. ¿Cómo? Han puesto por escrito que el papel del movimiento sindical es el de dar validez a las políticas públicas. Y encima lo dicen así: ‘es una responsabilidad indeclinable’. Si no lo haces, amenazan con sanciones. El siguiente paso, absolutamente inaceptable desde un punto de vista de democracia sindical, ha sido el acuerdo con Confebask y la minoría sindical. Que el presidente de Confebask diga que ‘nos gusta ir acompañados a las batallas’ refleja muy bien la alianza y la identificación de enemigo: el sindicalismo de contrapoder».

Identidad, alianzas, conflicto

Ante este panorama, ¿cómo se sitúa ELA? ¿Cuáles son las novedades de su estrategia sindical?

«Combatir la precariedad es una clave de nuestra estrategia. En el sindicato tenemos un observatorio y vemos que ‘Las Kellys’ no solo están en Las Palmas. Están aquí, tenemos casos de hoteles en los que a nuestras mujeres se les ofrecen dos euros por limpiar una habitación. Salarios de 700 euros... La contratación nueva es una contratación esencialmente miserable».

«Por otro lado, –estructura su análisis– otra clave central es la organización. La rebeldía para buscar que la clave de tu crecimiento y de tu supervivencia está en ti mismo, en tu fuerza, en lo que tu seas capaz de contagiar y de comprometer. En estos años de crisis el sindicato se ha ocupado de una cosa: trabajar una identidad fuerte. Corre un viento fuerte y los proyectos sin identidad, se los lleva el viento».

«El ámbito laboral está más atomizado, más difícil que nunca. Y ahora viene el "outsourcing", la externalización laboral con empresas de servicio del Estado para tirar lo pactado en los convenios de sector por condiciones miserables. La reforma de Rajoy permite que el convenio de empresa esté por encima del convenio del sector. La estatalización de la negociación colectiva, dobles y triples escalas... Eso viene en la industria, los servicios y la administración. Y luego, el bloqueo patronal. Dicen, y por escrito, 'no esperaba ni en sueños lo que he logrado, no tengo necesidad de negociar, porque si sigo pasivo cae la ultraactividad del convenio’».

¿Y cómo se le hace frente? “Txiki” Muñoz da algunas claves: «Sacar lo mejor de ti mismo y mantenerte fuerte. Dos, tejer alianzas. Tres, organizar conflicto. No vemos que esa precariedad se vaya a arreglar mediante un acuerdo político. Hoy, no.».

Condicionar a la izquierda

Y desde el soberanismo ¿qué hacer? «Aquí lo único bilateral es la aplicación de las políticas de ajuste y las reformas estructurales. Más allá de estar o no de acuerdo con lo que planteó Ibarretxe, que entre otras cosas lo que le faltó era partido, lo cierto es que el punto institucional más álgido con el Estado ha sido ese. ¿Qué dicen el PP y el PSOE cuando se tramita? 'Eso es ilegítimo' ¿Por que? ‘Porque no estamos’. A partir de ahí, se paraliza, la promesa de consulta se incumple, se mete en el cajón».

«Once años después, –prosigue Muñoz–, quien dice que no va a haber proceso sin ellos, los neocentralistas, es el lehendakari. Les concede veto frente a una hipótesis de mayorías vascas que podrían abrir otra fase».

Pero, ¿no le resulta frustrante comprobar que el PNV gana elecciones diciendo que esto es un oasis (y no un paraíso fiscal), que es un buen gestor y no monta jaleos como hace ELA?

«El movimiento sindical solo no puede. Con toda la humildad, llega a donde llega. Una parte importante de la izquierda de este país, por las razones que sea, ha buscado al PNV para acuerdos de país. Y cuando en esta fase ofreces eso, probablemente relativizas el modelo de sociedad. Necesitamos otra dialéctica con la izquierda que parta de una vinculación con los problemas de nuestra gente. Hay que compartir objetivos y buscar esa dialéctica con una izquierda que defienda posiciones con claridad, que se le entienda. Queremos a Gramsci, pero con la clase trabajadora. Gramsci sin clase trabajadora, esos experimentos el que quiera que los haga, pero con nosotros, no. Luego puedes ganar o perder, pero yo prefiero a Corbyn perdiendo como ha perdido, que el laborismo ‘ganador’ de Blair, del que Thatcher decía: ‘mi mayor logro ha sido Blair’».

Reconoce que ELA interviene para condicionar la izquierda política, «para que no se deslice del modelo de sociedad, porque eso es una catástrofe que se ha dado en otros países y que no queremos que se dé en el nuestro. Aquí hay una masa social y sindical importante, que quiere y puede activarse, pero para ello no hay que ir al centro. Todas las izquierdas que han hecho eso han fracasado, porque no les entiende nadie».

Remarca la importancia del modelo social recordando una reunión que tuvo con el exprimer ministro de Escocia, Alex Salmond, justo antes del referéndum. «Ambos concluíamos: ‘yo soy escocés y no inglés, yo soy abertzale y no me siento español, pero con la identidad solo no ganamos’. Hay que declinar el elemento democrático en un mundo globalizado donde cada vez es más difícil saber si eliges a quien manda. Y tercero, el modelo de sociedad suma a gente que no siendo abertzale puede tener interés independentista porque el modelo de sociedad que le ofrece le atrae».

Desplegar potencial

La alianza ELA-LAB puede remover el panorama. ELA dice que va a poner toda la carne en el asador en ese afán. ¿Qué podemos esperar al respecto?

«Nunca hemos desplegado en toda su potencialidad la alianza ELA-LAB. Si dos sindicatos confrontan en el ámbito laboral es difícil que funcione. No lo digo yo, lo dice la historia. Es estratégico fijar un diagnóstico correcto, definir en qué fase estamos y cuál es nuestra responsabilidad. Si la prioridad debe ser la precariedad, la miseria, confrontar las estrategias patronales, el conflicto es imprescindible. Y si eso es así, los medios sindicales tienen que ser homologables: hablo de las cajas de resistencia. Tenemos que estar dispuestos a revisar cultura política».

La secretaria general de CCOO de Euskadi, Loli García, decía en estas páginas que la criba confrontación-concertación era «falsa e interesada», y que vista la historia que ELA se proyectara como el campeón de la confrontación, tenía bemoles… ¿Esa criba es infranqueable para el sindicalismo vasco?

«No meten lo identitario, menos mal, hemos dado un paso. Estructuralmente CCOO y UGT tienen una apuesta muy clara: vaciar de contenido todo lo que tiene que ver con el Marco Vasco de Relaciones Laborales y Protección Social. La pregunta que hay que hacerles es que expliquen qué ha dado la concertación, más allá de la desnaturalización de la reivindicación y de las fuentes de financiación que hayan podido obtener».






°

No hay comentarios.:

Publicar un comentario