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martes, 20 de junio de 2017

Echeverría | Videgaray y la OEA

De vez en cuando la diáspora vasca le ha dado a América Latina integrantes de los cuales no puede uno enorgullecerse sino al contrario, dan pena ajena. Tal es el caso de Luis Videgaray, a quien nuestro amigo Pedro Echeverría le da el beneficio de la duda en este texto que nos han hecho llegar por correo electrónico:

Videgaray y la OEA

El canciller Videgaray y el expresidente Fox: los mismos gatos del imperialismo, pero revolcados

Pedro Echeverría V.

Espero que el Canciller de Peña Nieto, Luis Videgaray, que tanto ha criticado al gobierno Venezolano, no empiece a manotear hasta llegar al ridículo del presidente Fox. No olvidaré jamás el comportamiento que tuvo el presidente Fox en la cumbre de Mar de Plata, Argentina, en noviembre de 2005, cuando representó gratuitamente, de manera abierta y tonta, al presidente Bush en aquella cumbre de Argentina; se puso a gritar contra Hugo Chávez, Lula Da Silva y Néstor Kirchner porque no acataban los mandatos de los EEUU que querían obligar a todos los representantes a aprobar el ALCA (Se dice que Fox se transformó en un energúmeno que le salió espuma por la boca y tuvo que recibir atención médica). Asistieron 34 países de América, con excepción de Cuba.

Se publicó que: “La fórmula final establecida en la "Declaración de Mar del Plata" fue una salida de emergencia ante la polarización de posiciones y que suavizó las posturas tanto de Hugo Chávez que pretendía cavar en el balneario de Mar del Plata "sepultura del ALCA" como la del presidente Vicente Fox que llegó a sugerir un ALCA sin el MERCOSUR. Se difundió que Vicente Fox fue el mascarón de proa de Estados Unidos y quién se cargó al hombro el saco del ALCA al defender la reanudación de las negociaciones con el fin de poner en marcha el acuerdo hemisférico. El Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, pidió sacar las palas para enterrar el "féretro del ALCA" y fue el mejor ejemplo de que los tiempos de una América del sur alineada tras Estados Unidos quedaron en los 90.

Hoy Videgaray está encabritado contra el retiro de Venezuela al prever que lo que se buscaba era hacer una votación para someterla y que ya no estaba Chávez, Lula, Kirchner, para defenderla de los representantes vasallos del imperialismo. Sin duda la imposición del ALCA abarcaría a toda América, pero hoy también es un asunto importante porque se trata de la soberanía de un país, de Venezuela que lleva 17 años buscando implantar en la nación un programa económico y político que beneficie a las masas pobres y miserables de la población. Lo contrario es que Venezuela siga siendo una nación al servicio de una oligarquía, de 100 multimillonarios que buscan recuperar los privilegios que perdieron en 1999 por la vía electoral y que el pueblo ha reconfirmado en otras elecciones, referéndum y consultas con vigilancia y confirmación extranjera.

A Videgaray no se ve tan imbécil como a Fox; éste parecía un “perrito faldero”, “un cachorrito” de Bush y todavía no se ve que Videgaray –para llegar a la Presidencia- esté haciendo el ridículo tras Trump. Lo que pasa es que caras y mañas vemos y de secretos no sabemos. Lo que me ha quedado muy claro es que Videgaray y sus amigos del ITAM y otros centros educativos, son seguidores de las políticas de los EEUU. Desde el gobierno de Miguel Alemán (1946-52), particularmente desde la imposición del neoliberalismo en 1982 en los gobiernos de De la Madrid-Salinas, la dependencia y la subordinación al imperio de EEUU y a su embajada en México ha sido cada vez más grande. Pienso que bastaría conocer la cantidad de agentes de la CIA, FBI, DEA, NSA yanquis para saber cómo ha crecido la invasión yanqui a México.

Por ello si en México no hay condiciones para estallidos revolucionarios en el campo y la ciudad, si aún no se desarrollan plenamente las luchas de los trabajadores en las calles, las colonias  y las fábricas y, que por ello sólo se puede atender la cuestión electoral, pues hay que tener muy claro quiénes son los enemigos electorales a derrotar: el PRI, el PAN, el PRD y sus seguidores. Si López Obrador, al fin, logra la Presidencia habría que mantener al principio un apoyo muy crítico obligándolo a resolver los problemas del pueblo en su confrontación obligada con los empresarios y el imperio. Si hay resistencia empresarial habría que apoyarlo para romperla; pero si empieza a caminar por el mismo camino de la burguesía entonces hay que declararlo como enemigo del pueblo y volver a la lucha social.





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