Con ustedes el comentario de Floren Aoiz con respecto a las cuatro décadas de Juan Carlos Borbón al frente del régimen franquista mismo que ha sido publicado en Gara:
Cuando entenderán los ciudadanos españoles de a pie que solapar la actitud del gobierno español con respecto al derecho a la autodeterminación de los pueblos vasco, catalán y gallego les impide a ellos mismo vivir en una sociedad libre y auténticamente democrática.
Floren Aoiz | www.elomendia.com
Nos quieren atados y bien atados
Leo uno de los Principios del Movimiento en el reportaje de www.nafarroan.com sobre los 40 años de la designación de Juan Carlos Borbón como sucesor de Franco. Esto es, una de las bases ideológicas del fascismo español vencedor del golpe de estado de julio de 1936. Es el octavo principio, y dice así: «La participación del pueblo en las tareas legislativas y en las demás funciones de interés general se llevará a cabo a través de la familia, el municipio, el sindicato y demás entidades con representación orgánica que a este fin reconozcan las leyes. Toda organización política de cualquier índole, al margen de este sistema representativo, será considerada ilegal». La Ley de Principios del Movimiento es del año 1958, pero si alguien quiere encontrar la base de la Ley de Partidos ahí la tiene. Más claro imposible. Ahora, claro está, no se habla de familia, municipio y sindicato. Actualmente son ciertos partidos y sindicatos los que desempeñan el papel de instituciones del régimen. Eso es el régimen, el sistema, y los demás, los que están al margen, son considerados ilegales. La consideración de que quien no está con el régimen debe ser ilegalizado es una de las herencias del franquismo.
Se cumplen 40 años del nombramiento del Borbón como sucesor de Franco en la Jefatura del Estado español. Nadie es capaz de imaginar el aniversario del nombramiento por Hitler del presidente de Alemania. Aquí, sin embargo, todo son alabanzas al individuo que aceptó suceder al dictador y se hartó de jurar fidelidad a los principios del fascismo. Un señor que proclamaba a los cuatro vientos que reconocía que su cargo se debía al 18 de julio. Éste es el emblema de la transición, la imagen del Estado español ante el mundo, la representación de la «democracia española». Esta es la persona que, desde la legitimidad que le da haber sido el delfín de Franco fustiga a los independentistas vascos en nombre de la democracia y la dignidad. Un demócrata. Un pacifista.
A estas alturas no es descubrir nada recordar que fue Franco quien nombró a Borbón. Pero hacerlo ayuda a situar el debate político en sus justos términos. Democracia y Principios del Movimiento son incompatibles. O eres fascista o eres demócrata. O estás con Franco y su herencia política o estás con la democracia. Y lo que no puede aceptarse es que los defensores del legado de Franco nos den lecciones de democracia. En julio de 1969 Franco dijo aquello de atado y bien atado. Se refería a la conveniencia de designar a Borbón como sucesor. 40 años después sabemos que no se trataba sólo de asegurar la continuidad del Estado Español tal y como lo entendían los franquistas. El objetivo era mantenernos atados y bien atados, tener fuera de la ley a quienes no compartimos ese modelo y afirmamos el derecho de los pueblos a decidir libremente su futuro. 40 años después, a pesar de los pesares, podemos decir con orgullo que mientras algunos llevan 40 años atados por el cordón umbilical que los une al franquismo, otros seguimos reclamando una verdadera democracia. Porque tenemos memoria. Porque nunca olvidaremos las imágenes de Franco con el Borbón ni la relación de continuidad entre ellos y los regímenes que representan.
Cuando entenderán los ciudadanos españoles de a pie que solapar la actitud del gobierno español con respecto al derecho a la autodeterminación de los pueblos vasco, catalán y gallego les impide a ellos mismo vivir en una sociedad libre y auténticamente democrática.
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