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domingo, 3 de junio de 2018

Pírrica Marcha Vascófoba

La capital de todos los vascos, que el día anterior había vivido una intensa jornada llena de propuestas para humanizar el espacio urbano, fue escenario de una patética puesta en escena en contra del euskera.

Les traemos la crónica por conducto de este artículo publicado por Deia:


Apenas 9.000 personas exigen en las calles de Iruñea que el conocimiento del idioma no valore en la Administración

Ibai Fernández

En torno a 9.000 personas, según la estimación por superficie ocupada, se manifestaron ayer en Iruñea en contra del euskera, un tercio menos de las que los mismos convocantes lograron movilizar hace un año con el argumento de la bandera, y pese a que esta vez habían respaldado la protesta toda la oposición, los sindicatos afines, la patronal y hasta la Cámara de Comercio.

Las fuerzas representativas de quien gobernó Nafarroa durante más de 20 años se habían unido en busca de una exhibición de fuerza tras movilizaciones de carácter social que habían alejado la agenda política de la disputa identitaria. Un golpe de efecto a un año de las elecciones autonómicas que, sin embargo, acabó retratando a sus promotores, desnudando los argumentos de una operación de desprestigio al euskera y los euskaldunes, que ayer se evidenció como un claro fracaso.

La de ayer fue una muestra de rechazo que una parte importante de la población navarra siente hacia una de las lenguas propias de la Comunidad Foral. Muchos acudieron convencidos de que en realidad el euskera se está imponiendo en Nafarroa. Otros desde la consideración que la lengua es un elemento ajeno, algo propio de nacionalistas y que, por lo tanto, no merece consideración. Y algunos más, sobre todo los representantes políticos, desde la convicción de que la política lingüística es la mejor arma, casi única vista la coyuntura social y económica, con la que cuentan para atacar al Gobierno de Uxue Barkos en este último año.

Si quedaban dudas de que la protesta era contra el euskera, las acabó de disipar el portavoz del acto, Ricardo Guelbenzu, que proclamó entre aplausos que “el euskera ni se necesita si se usa tanto como dicen”. “El vascuence no debería contemplarse como mérito”, reclamó Guelbenzu, que consideró “discriminatorio” que se valore el conocimiento de esta lengua como un mérito en las oposiciones en la Administración porque “tan legítimo es estudiar algo como no hacerlo”. Y que incluso consideró que “es bueno que se fomente el euskera como el deporte o la cultura”, pero que “eso no implica exigir o valorar la forma física o los conocimientos de cine”.

Fue un discurso más aplaudido cuanto mayor fue la diatriba contra el euskera. Y que por momentos recurrió a la retórica xenófoba, distinguiendo entre “los de aquí”, por los manifestantes, y “los euskaldunes venidos de fuera” para trabajar en la Administración. La guinda de una manifestación en la que se abuchearon las palabras en euskera de uno de los oradores pese a que los organizadores habían pedido “respeto” para mostrar que allí no iban contra la lengua.

Esfuerzos baldíos en una convocada que se presentó en nombre de la igualdad de oportunidades, y que incluso llevó la pancarta en euskera pese a que entre los argumentos contra la “imposición” estaba precisamente la rotulación bilingüe de la cartelería institucional y carreteras. Pero que acabó convertida en una exaltación más del nacionalismo español a la que acostumbra la derecha en sus actos políticos. Con especial protagonismo, además, de Ciudadanos, a quien los organizadores hicieron hueco en la pancarta junto a UPN y PP pese a que no cuenta con representación parlamentaria.

La marcha tuvo toda la escenografía de los grandes mítines de la derecha. Con una enorme bandera navarra abriendo la marcha y otra, bien grande también, para coronar el escenario, desde donde se visualizaban casi más banderas españolas que forales. Como era de esperar el PSN quedó relegado a mera comparsa de la movilización. Los socialistas se refugiaron en el interior evitando una foto con la derecha navarra en la cabecera podría tener recorrido en los próximos meses, y no precisamente en su favor.

En términos políticos, la manifestación mostró a una derecha movilizada contra el gobierno, pero menos que el año pasado y con el lastre de un cambio de gobierno en Madrid que dificulta su vuelta al poder a corto plazo. Algo que, a fin de cuentas, sigue siendo el principal objetivo.

Agresión

La marcha vivió sus más tensos a la altura de la vieja estación de autobuses. Fue allí donde Andoni Egia, de 35 años de edad y vecino de Donostia, recibió dos golpes en la cabeza con un paraguas por parte de uno de los participantes de la manifestación, que al parecer abandonó el recorrido para golpear y reprochar a Egia que se encontrara grabando un vídeo al paso de la marcha. La víctima presentó una denuncia acompañada de un parte de lesiones ante la Policía Foral.

Los hechos ocurrieron al poco de comenzar la manifestación y fueron denunciados por el propio Andoni Egia en su cuenta de Twitter. Consultado por este periódico, Egia señaló que en ese momento se encontraba junto con otros amigos viendo pasar la marcha. “Habíamos venido a Iruñea a pasar el día en el Alternatiben Herria, nos acercamos al Geltoki, vimos que había mucha gente y salimos a ver qué pasaba”, especifica. Mientras se fumaban un cigarro, a Andoni Egia se le ocurrió grabar un poco el paso de la marcha, “simplemente con el ánimo de tuitear (publicar un mensaje en las redes sociales) un poco”.

Entonces, y cuando se encontraba enfocando la manifestación, se le aproximó un hombre “de unos 60-70 años” que sin mediar palabra le asestó “dos paraguazos” en la cabeza. Egia precisaba que en el momento de la agresión tuvo la suerte de que se encontraran allí dos agentes de paisano de la Policía Foral, que separaron al presunto agresor. Al parecer y según testigos presenciales, el agresor se quejaba de que pudieran estarle grabando.






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