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jueves, 10 de mayo de 2018

Otro Cristiano Desahucio en Nafarroa

Los obispos vascos, esos tan apologéticos y arrepentidos, debieran pedir perdón, quitarse las sotanas y ponerse a trabajar para que no se sigan repitiendo situaciones como la que describe esta nota publicada en Naiz:


La Plataforma en Defensa del Patrimonio y la PAH han llevado ante la sede episcopal de Iruñea la lucha de una abuela, su hija y su nieta de 12 años, a las que el arzobispo pretende echar de su casa en Esa.

«El arzobispo quiere echar de casa a Pilar y a su nieta», ha gritado a través del megáfono un portavoz de la PAH. Acto seguido, ha comenzado a relatar los detalles principales del caso, que arrancó hace un año con una notificación del obispado para que dejaran la casa un tiempo por un problema de termitas. Tras una revisión del estado del edificio que el Arzobispado veía urgente, pero que al final nunca llegó, la Iglesia ha enviado un burofax a esta familia para notificarles que se ponía en marcha el desahucio.

Varias decenas de personas han coreado consignas en favor de Pilar, su hija y su nieta frente a la sede episcopal. Pero nadie ha salido a la puerta. Desde la PAH han reclamado a la Iglesia que se comporte con ética primero como «gran tenedor de propiedades» y, después, que lo haga al menos según los criterios que predica.

Por parte de la Plataforma en Defensa del Patrimonio se ha recordado que este no es el primer caso de desahucio episcopal en Nafarroa. Ha habido otros en Aranaz, Mugiro y Lizoain. Reseñable es que uno de los jueces que intervino en el caso de Lizoain en concreto escribió que la Iglesia «ni siquiera ha tenido compasión». El portavoz de la plataforma ha señalado que, tras inmatricularse bienes que eran de los pueblos, el Arzobispado «hace lo que quiere. En este caso desahucia, en otros ha vendido las casas y hasta las campanas, pues solo les importa el negocio».

Pilar Cortés, la abuela a la que se quiere echar de la casa parroquial de Esa, entró a vivir allí hace cuatro años. Fue un acuerdo verbal con el cura de la localidad. «Junto a la casa hay unos olivares abandonados y necesitaban a alguien para limpiarlos», ha señalado. Según relata, pactaron un intercambio mediante el cual ellas se encargarían de los olivos y limpiarían la Iglesia a cambio de un techo. La existencia de este contrato habría sido admitida por el máximo representante de la Iglesia en Nafarroa en un encuentro que mantuvo con la familia, pero que no dio fruto.

A lo largo de este tiempo, la familia ha acometido varias obras en la vivienda. Ha sustituido las viejas tuberías de cobre, los desagües y lo más caro ha sido sustituir las ventanas. Las dos mujeres mayores de edad cobran ahora el subsidio por desempleo, de ahí que esos desembolsos hayan sido tan costosos para ellas. En cuanto a la menor, está escolarizada en Zangoza, donde se encuentra perfectamente integrada. Pilar lamenta que el párroco con el que hablaron en un primer momento «ni cumple ni da la cara».






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