Un blog desde la diáspora y para la diáspora

viernes, 8 de julio de 2016

Euskal Herria no es Solo Folklore

La diáspora vasca, especialmente en países como México y los Estados Unidos, está secuestrada, amordazada y maniatada para beneficio de la línea dictada por el PNV. Los jeltzales se han asegurado de colocar en puestos claves a los más retrógrada de los etnicistas para así controlar la información que los afiliados a las diferentes eusko etxeas reciben con respecto a la actualidad política de Hegoalde.

En los Estados Unidos cuentan con la colaboración de John Ysursa -de quien ya hemos hablado antes- quien hace poco más de diez años, ante la invitación por parte de una delegación de Euskal Herria a solicitar la presencia de artistas vascos contemporáneos e innovadores espetara una calamitosa frase que, palabras más palabras, iba menos así: "no queremos saber nada de las expresiones culturales vascas nuevas o contemporáneas, nosotros queremos arte folklórico, esto es Estados Unidos, lo nuevo está aquí".

Así es, en manos de ese troglodita etnicista está el asunto de la proyección de la cultura vasca en los Estados Unidos.

Afortunadamente, según este artículo en Deia, los del Smithsonian no piensan como él, o más bien dicho, sí piensan:

La reivindicación americana de la diversidad musical vasca

Los grupos Korrontzi y Gatibu forman parte de la expedición que participa en el Smithsonian Folklife Festival que se celebra estos días en Washington

Andrés Portero
Festival de las culturas del mundo, el Smithsonian Folklife Festival de Washington 2016 sigue adelante volcado en esta edición con Euskal Herria y su cultura, mostrando a los vascos del exilio y a decenas de miles de estadounidenses nuestra riqueza cultural, turística y empresarial. Y musical también, ya que las actuaciones de Kepa Junkera, Lucía Lacarra y Joaquín Achúcarro cuentan esta semana con el relevo de los grupos Korrontzi, Kalakan y Gatibu. Todos defienden la importancia de esta cita para “exportar la cultura vasca” y “reivindicar nuestra diversidad”, explican a DEIA.

El grupo folk vizcaino Korrontzi lleva unos meses frenéticos gracias a la repercusión de su último trabajo, Korrontzi Dantzan, que han presentado en otoño y primavera en Portugal, Holanda, Madrid, Barcelona y numerosas localidades vascas. Y ahora, en julio, acaban de empezar un mes que su líder, el trikitilari Agus Barandiaran, califica como “de locura”, ya que van a ofrecer una docena de conciertos en ocho países diferentes.

El centro gravitacional de estos recitales es la participación de Korrontzi en el Smithsonian Folklife Festival. El grupo permanece en Washington desde ayer hasta el domingo. “Nos hace mucha ilusión aunque ya hemos viajado en alguna ocasión a tocar en Estados Unidos”, explica Agus, que destaca que su concierto marcará la clausura de este festival, el domingo. “Nos parece muy importante poder cerrar un festival para tanta gente. Ellos hablaban de hasta un millón de personas, lo que es importante para un país como Euskal Herria. Han apostado por nosotros y dicen estar con ganas de vernos y escucharnos”, apostilla el trikitilari y cantante.

Además del recital del día 10, los músicos de Korrontzi, que viajan con dos dantzaris de Oinkari y una profesora de danza, participan también en una serie de cursillos de danza, txalaparta y trikitixa que se ofrecerán a los asistentes cada día. “Les introducimos en todos estos instrumentos y en nuestra cultura, en definitiva”, indica Agus, que recuerda que la delegación estadounidense que acudió a Bizkaia buscaba “autenticidad” y se interesó “no solo por nuestra música sino por el euskera, que les sorprendió que no lo hablara todo el mundo”.

“Vamos a mostrar nuestra manera de vivir y nuestra música pero no solo nuestras raíces. Quieren ver nuestras tradiciones, pero ancladas en la modernidad”, explica el líder de Korrontzi, que considera “un paso importante” el festival. “Gobierno vasco y Diputaciones están aprovechando para estrechar lazos y establecer acuerdos comerciales y empresariales. Para un pequeño país como el nuestro es un escaparate mundial porque por Washington pasarán cientos de miles de personas”, asegura Agus, que después de Estados Unidos viajará a Croacia, Sicilia, Eslovenia, Italia, Inglaterra, Hungría, Portugal… “No sé ni cómo vamos a limpiar la ropa”, indica.

Rock, no solo folk
También los vizcainos Gatibu se hayan inmersos en una gira al otro lado del charco que partió del festival, en el que actuarán mañana, compartiendo escenario con Kalakan. “El festival fue el germen de unos conciertos que ya hemos iniciado en México, San Francisco y Los Ángeles. Hemos tirado de los contactos de amigos de Nueva York y los estamos disfrutando tocando en bares y en euskal etxeak. En una nos pusieron velas en el frontón y tocamos en acústico”, indica el guitarrista del grupo, Haimar Arejita.

“Estamos con una gran ilusión, como niños en un viaje de estudios”, explica el músico de Urdaibai, que reconoce que estos conciertos, al igual que el que ofrecerán en Washington, son como una cura de humildad, (“como volver a los inicios, cuando había que solventar múltiples problemas ante tanta improvisación”), para un grupo de su éxito en Euskal Herria. “Está siendo todo muy gratificante”, apostilla Haimar.

Gatibu reivindica la celebración del festival en Washington ya que permite “conectar culturas diferentes” y “reivindicar la diversidad” en un mundo globalizado. “El mundo es cada vez más monocromático y cuesta diferenciar a los ciudadanos de los países con tanta marca igual y el trabajo de las multinacionales. No me gusta, apuesto por la diversidad”, explica.

En lo que discrepa Arejita es que la expedición euskaldun solo cuente con Gatibu como representante del rock vasco. “Está muy bien exportar nuestra música pero no que sea siempre mayoritario el folk porque se dice que en la raíz está lo auténtico. El rock, aunque de origen anglosajón, también es parte de la cultura vasca y podría haber más grupos. Gatibu canta en euskera, un idioma que causa extrañeza en Estados Unidos y que nos hace especiales. Es un valor activo y hay que utilizarlo”, concluye.

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