Continuamos dando seguimiento al 80 aniversario del inicio del alzamiento militar fascista en contra de la República Española.
Aquí les traemos esta imprescindible crónica acerca de los sucesos acaecidos en Nafarroa, misma que ha sido publicada en Naiz:
Hace 80 años empezaba el golpe de estado en Iruñea. El Tercer Día
El golpe de estado que dio inicio a la guerra de 1936 empezó en Iruñea. Desde IRUINDARRA vamos a intentar relatar los principales acontecimientos a través de la red social Twitter, en nuestro perfil @naiz_iruindarra. El relato ya ha comenzado.
Pello Guerra
Sanfermines
Garcilaso, director de Diario de Navarra, consigue convencer al conde de Rodezno para que el carlismo se sume a la sublevación militar. El 10 de julio, Garcilaso va a Donibane Lohizune y Biarritz para convencer al regente carlista. También viaja a Estoril.
En un bar, los comunistas proponen a Luis Pérez, jefe local de las milicias falangistas, una tregua durante las fiestas. «Estamos en San Fermín; vamos a no reñir». Pérez contesta acariciando la culata de su nueve largo: «Bueno, pero después de San Fermín nos mataremos a tiros».
16 de julio:
Mola se reúne con el general Batet en el monasterio de Iratxe. Mola le asegura que no hay ninguna sublevación en marcha.
17 de julio:
Inicio de la sublevación en Melilla. El piloto iruindarra Virgilio Leret lidera la defensa de la base de hidroaviones de Atalayón frente a los golpistas del Tabor de Caballería de Regulares. No logra aguantar. Se le considera el primer ajusticado de la guerra civil.
18 de julio: Inicio golpe de estado
Por la mañana, la radio informa de la sublevación de la Legión Extranjera en Melilla el día anterior.
Tres aviones aterrizan en el campo de aviacion de Noain. Son militares que han desertado de Cuatrovientos para ponerse a las órdenes de Mola. Para que el gobernador civil, Mariano Menor Poblador, no pueda utilizar los aviones, los militares les quitan las hélices y las llevan a Capitanía.
Primera hora de la tarde. Mola y el comandante de la Guardia Civil, José Rodríguez Medel, se reúnen en Capitanía. El general intenta convencerle para que se sume al golpe, pero Medel le dice que obedecerá las órdenes del poder constituido.
Rodríguez Médel se dirige al Gobierno Civil e informa a Menor Poblador. Intentan formar un gabinete de crisis y organizar la resistencia en Tafalla. Se reúnen Ramón Bengaray y Aquiles Cuadra, de Izquierda Republicana; Jesús Monzón y su hermano Carmelo, del PCE; Constantino Salinas, dirigente del PSOE navarro; Natalio Cayela, secretario de la Audiencia; Tiburcio Osacar, director de “Trabajadores”, Antonio García Fresca, Salvador Goñi y García Larrache, concejales del Ayuntamiento de Iruñea.
Médel ordena a Joaquín Pelegrín, capitán de la Guardia Civil en Tudela, que traslade sus efectivos a Tafalla. Más tarde, un autobús de guardias sale hacia esa población.
También se realizan reuniones en las sedes de CNT, del PC... UGT y CNT convocan una huelga para el lunes día 20.
Menor Poblador convoca a Mola al Gobierno Civil, pero este se niega a acudir.
Los reunidos salen con la intención de organizar una resistencia en Tafalla. Medel va al cuartel de la Guardia Civil, ordena a los guardias que formen en el patio para ir a Tafalla, pero estos no le obedecen. Intenta salir del patio y en el callejón que da a la calle Ansoleaga sale a la Plaza de San Francisco y le disparan por la espalda. Cae muerto en la acera. Son las 20:15 horas.
A continuación, un grupo de guardias se dirige a Capitanía. Mola, que por un momento piensa que le van a detener, sale del edificio y se presenta en el Cuartel de la Guardia Civil. Ordena llevar al calabozo al comandante Martínez Frías, al capitán Fresno y al número Pablo Ardanaz, el único que no se ha sumado a la rebelión. Se avisa al juzgado para que se haga cargo del cadáver de Medel. Tiene dos heridas de bala en la espalda. Sus restos son llevados al depósito, donde le practican la autopsia.
Los guardias civiles que iban de Tudela a Tafalla dan la vuelta al llegar a Caparroso y enterarse de la muerte de Medel.
Algunas personas empiezan a escapar de Pamplona. Sus familias son detenidas en las siguientes horas.
Los que todavía están reunidos en el Gobierno Civil deciden escapar, esconderse
Miembros del PSOE van a la comisaría para contener la que se avecina y son detenidos. Poco antes, el comisario es Germán Izquierdo ha recibido una llamada de Mola para sumarse a la sublevación, algo que hace, como la mayoría de sus hombres.
La gente se retira a sus casas a pesar de que se iba a celebrar una verbena en beneficio de los barraqueros sanfermineros porque las lluvias ocurridas durante las fiestas les han perjudicado mucho.
Los requetés ya han montado su cuartel en el colegio de los Escolapios, tal vez por las buenas relaciones de Víctor Eusa con estos. Más adelante, Falange tendrá su cuartel en el colegio de los Salesianos.
El gobernador civil sale hacia Donostia con el permiso de Mola, aunque sus hijos se quedan como rehenes.
Mola nombra a Modesto Font nuevo gobernador civil. Este ordena la libertad de los presos gubernativos, entre los que están falangistas como José Moreno (Pepe Perla). El nuevo gobernador ordena también clausurar las sedes de todos los partidos y la detención de todas las personas que allí se encuentren.
Con las listas de afiliados requisadas en las sedes de los partidos, comienzan las detenciones en los domicilios.
En los talleres de Diario de Navarra y bajo la supervisión de su director, Ricardo García, Garcilaso, se imprime el bando de guerra.
A las 12 de la noche, el capitán de la Guardia Civil Jesús Miranda, que comandaba esa fuerza en Tafalla, proclama su adhesión al golpe de Estado de Mola tras enterarse de lo ocurrido a Medel. Es informado de la muerte de Medel por sus subordinados mientras estaba reunido con el alcalde y los concejales. Su cambio de postura desactiva la resistencia que se iba a montar en ese lugar con fuerzas de Iruñea, Tudela y otros lugares fieles a la República.
Los guardias civiles de Tudela que regresan sin haber alcanzado Tafalla llegan a la capital ribera a las 12 de la noche. El capitán Pelegrín se suma a la sublevación y con un grupo de requetés y falangistas lee el Bando de Guerra a la luz de las linternas. En la plaza de los Fueros se produce un primer tiroteo entre unos falangistas llegados de Corella y varios serenos de Tudela y otras gentes. Los guardias civiles y requetés y falangistas tudelanos se suman al tiroteo y los fieles a la República se baten en retirada, siendo detenidos y queda la ciudad bajo su control.
19 de julio: El día clave
Madrugada: Requetés y falangistas acaban con algunos focos de resistencia en Arguedas y Valtierra.
Madrugada: Falangistas de Buñuel, Cascante y Tudela viajan a Corella para ayudar a los derechistas del pueblo a dominar a gentes de izquierda que se han refugiado en el ayuntamiento y que son llevados en su mayoría a la cárcel de Tudela. Dos de los resistentes son acribillados tras caer heridos.
Madrugada: Varios vecinos de Ribaforada reunidos en el centro socialista repelen a la Guardia Civil provocándole varios heridos. Algunos de los resistentes resultan muertos.
A las seis de la mañana, la compañía del Batallón de Cazadores Sicilia, con su banda de cornetas y tambores, sale de su acuartelamiento, al mando del capitán Martín Rubio San Juan y va a la plaza del Castillo de Iruñea. Allí lee el bando de guerra impreso en el Diario de Navarra. A continuación, se pega el bando en las esquinas y se deja piquetes de guardia.
Los mozos se suben a las farolas para arrancar banderas republicanas.
Se empiezan a concentrar las fuerzas del Requeté delante de su sede, en la plaza del Castillo.
Los requetés entran en Diputación y rompen el mástil con la bandera republicana. Ponen la de Navarra, ya que no encuentran una rojigualda. A continuación van rompiendo placas de calles y plazas: plaza de Pablo Iglesias, plaza de la República...
Se monta una ametralladora a la altura del Teatro Gayarre apuntando hacia la cuesta de Labrit por si sube gente desde el norte de la ciudad dispuesta a enfrentarse a los sublevados.
En el barrio de la Estación del Norte se reúne gente en los merenderos para analizar qué se puede hacer contra los sublevados, pero no tienen armas ni medios para defenderse.
A las diez de la mañana, Mola va a Radio Navarra para una alocución. Está en el número 41 de la calle Mayor. Su alocución dura apenas un minuto. A continuación pasa por la Plaza del Castillo (anteriormente de la República), donde le reciben con aplausos, antes de regresar a Capitanía. Le acompañan Garcilaso, Baleztena... Vuelve a Capitanía y saluda desde el balcón con el brazo al estilo nazi a los congregados.
La Policía, a las órdenes del comisario Izquierdo, va deteniendo personas siguiendo listas confeccionadas en Capitanía.
Falangistas asaltan el local de Izquierda Republicana e incluso el Ateneo Navarro, situado en el mismo edificio. Arrojan por la ventana cuanto encuentran en el interior del local. A continuación, colocan la bandera de Falange en el centro del balcón. Con todo lo tirado hacen una pila y le dan fuego.
A las 15 horas salen de Lizarra en camiones hacia Rincón de Soto y Tudela dos compañías de fusiles y una de ametralladoras con soldados de infantería del regimiento de Arapiles, acompañadas por falangistas y requetés al mando del comandante Pradal. Otras dos compañías de fusiles y otra de ametralladoras salen hacia Altsasu.
A las 16 horas, la Guardia Civil proclama el estado de guerra en Lodosa después de ser relevado del mando el teniente. Los guardias salen a la calle a dominar a grupos de izquierdistas armados con escopetas de caza que habían colocado barricadas. Tras varios tiroteos, los guardias se refugian en el cuartel y piden refuerzos a Lizarra, que llegan al día siguiente.
-A las 17 horas llega a Tudela el contingente enviado y desfila por las calles Gaztambide, plaza de los Fueros y Herrerías. A continuación toman la Casa del Pueblo e incauta la documentación existente, que es utilizada para iniciar las detenciones.
Mola se reúne con los alcaldes de Iruñerria, a los que les dice: «Hay que sembrar el terror, hay que dar sensación de dominio, eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros. Nada de cobardías. Si vacilamos un momento y no procedemos con la máxima energía, no ganamos la partida». Como siente poca adhesión en algún alcalde, se dice que añade: «Todo aquel que ampare u oculte a un sujeto comunista o del Frente Popular será pasado por las armas».
Entre las siete y las diez van saliendo hacia Madrid fuerzas requetés.
Fuerzas sublevadas al mando del capitán Pelegrín marchan en camiones a tomar Cintruénigo y Fitero.
En Mendavia se pone fin a la resistencia de miembros de organizaciones obreras que habían producido tres heridos entre los guardias del puesto de la localidad.
A las 21 horas, el comandante militar de Tudela, Fidel Pradal, destituye al Ayuntamiento y nombra uno nuevo.
El comandante Ortega traslada a Endarlatsa a decenas de carabineros de los puestos de Bera, Lesaka y Etxalar para hacer frente a los requetés que avanzan hacia Gipuzkoa.
A las 22 horas un falangista y varios requetés obligan a un grupo de ugetistas a desalojar el bar La Sierra de Cascante. Estos intentan refugiarse en el ayuntamiento, contiguo al bar, y a consecuencia de los disparos que intercambian los dos grupos, muere el peluquero Salustiano Eguizábal y queda herido en el pie un requeté. Los carlistas apuntan a los ugetistas y Antonio Guardia hiere a uno con su navaja. Guardia es acribillado y su hermano Martín resulta herido. Posteriormente llega la Guardia Civil, sube por la calle Mayor disparando y los requetés y falangistas que guardaban el ayuntamiento les disparan al considerarse atacados. En el intercambio de disparos muere un requeté.
20 julio. Empieza la cacería
Primeras horas del día. Soldados, guardias civiles, requetés y falangistas se hacen con el control de los valles del Ega y del Arga.
El autobús de la Estellesa tiene que detenerse varias veces para apartar los cadáveres que obstaculizan su paso.
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