Cualquier iniciativa que se ponga en marcha para prevenir y combatir la ablación, una de las prácticas más brutales creadas por el patriarcado en contra de las mujeres, es bienvenida.
Dicho lo anterior, les presentamos este reportaje publicado en Deia:
Euskadi actúa preventivamente contra la mutilación genital femenina
La eficacia de las medidas contra la ablación se pone a prueba con los viajes de las menores a sus países de origen
Beatriz Sotillo
Informar, educar y concienciar son acciones más efectivas que amenazar y castigar. Gracias a la formación y a la información hay niñas de origen africano que viven en Euskadi, y también muchas que están en sus países, que no sufrirán la mutilación genital femenina, una práctica tradicional en muchos países y etnias de África que se ha hecho presente en nuestra sociedad con la llegada de inmigrantes procedentes de esas zonas. Algunas de esas niñas podrán viajar a sus países de origen libres del riesgo de “ser cortadas”, porque sus padres y madres ahora ya saben que esa acción daña a sus hijas y tiene consecuencias. Además, algunos padres se habrán comprometido por escrito a no permitir que las niñas sean mutiladas.
La labor preventiva contra la mutilación genital femenina (MGF) que desde hace años desarrollan instituciones y organizaciones de Euskadi es un trabajo constante y a lo largo del tiempo, pero se pone a prueba durante los meses de verano, cuando las niñas en edad escolar tienen vacaciones y muchas viajan con sus familias a los países de origen, donde se mantiene la práctica de la ablación.
Según las estimaciones de los departamentos del Gobierno vasco que han trabajado en el protocolo contra la MGF y de la ONG Médicos del Mundo, en Euskadi residen unas mil niñas menores de 14 años procedentes de países en los que la ablación genital es una tradición aún vigente. Evidentemente no todas esas niñas, que estadísticamente están consideradas en riesgo de sufrir MGF, viajarán a sus países o se verán sometidas a la presión familiar y de la comunidad, pero el riesgo existe. Iratze Pérez, voluntaria del Grupo MGF de Médicos del Mundo de Euskadi, recuerda que “ahora es cuando las niñas y niños tienen vacaciones y también los padres que están trabajando. Durante el verano aumenta el movimiento entre países y muchos inmigrantes aprovechan para viajar a su país. El hecho de que muchas niñas se vayan de vacaciones durante estos meses hace que aumente el riesgo, aunque solo sea por la presión familiar y social que siente la niña y por su mera presencia en un país donde se practica la MGF. Viajar no implica que necesariamente sean mutiladas, pero el riesgo aumenta exponencialmente”.
Tras asumir la realidad de que en Euskadi residen mujeres que han sido mutiladas, el objetivo de instituciones y asociaciones es evitar que sus hijas pasen por lo mismo que ellas, hacer que las que ya están ablacionadas conozcan las consecuencias para su salud y que sepan que ni lo impone la religión, ni es un requisito para pertenecer a la comunidad. Aunque se presenta arropada o justificada por la tradición y la costumbre, y por algunos mitos sobre la fertilidad, la fidelidad o el rol social, la mutilación genital femenina es un acto de violencia contra las mujeres.
El trabajo de información y concienciación dentro del colectivo de personas de origen africano ha demostrado ser la mejor manera de evitar la mutilación y los matrimonios forzosos.
Cuatro hermanas
Hace un año la sociedad vasca se vio conmocionada por la noticia de que cuatro hermanas originarias de Malí y residentes en Araba habían sido sometidas a la mutilación genital durante un viaje de vacaciones a su país. Este caso, que no es el único detectado por la Fiscalía de Menores en Euskadi, se había producido unos años antes y está en manos de la Justicia. Como ellas, otras menores procedentes de Nigeria, Somalia, Malí, Mauritania, Guinea, Senegal u otros países con mayor o menor prevalencia de la MGF y residentes en el País Vasco, corren el riesgo de ser mutiladas -como por lo general lo han sido sus madres- si sus progenitores no son conscientes de las consecuencias físicas y psicológicas de la ablación o de sus repercusiones legales.
Desde el pasado mes de febrero Euskadi cuenta con un protocolo preventivo de la MGF que se irá extendiendo y ampliando poco a poco y que se fundamenta sobre los servicios de Osakidetza. Esta guía de actuación está dirigida al sector sanitario pero prevé actuaciones coordinadas con los ámbitos educativos y sociales, así como una formación específica de los profesionales sanitarios. Entre las actuaciones contempladas figura la posibilidad de suscribir un “compromiso preventivo” dirigido a los padres de las niñas en riesgo de sufrir mutilación. Se trata de un documento que los tutores de las menores deben firmar antes de viajar con ellas a sus países de origen y en el que se comprometen a que no se les practique la MGF.
Goizane Mota, técnico de inmigración del Ayuntamiento de Bilbao, lleva ya varios años trabajando en la realidad de la mutilación genital y realizando labores preventivas en el colectivo africano afincado en la capital vizcaina. La labor principal es de información y de formación, pero tras lograr que las mujeres conozcan los daños derivados de la mutilación, también se les proporcionan herramientas para que puedan oponerse a que se les realice a sus hijas, hermanas o sobrinas. “El compromiso preventivo, -explica Goizane Mota- es una herramienta para ellas, no es un instrumento penal para perseguir a esas familias; nosotros lo usamos como una herramienta para que ellas puedan enseñar el documento a la familia y así sepan que ‘si pasa esto con mi hija voy a ir a la cárcel, no voy a enviar remesas, no voy a poder volver, ni tener recursos económicos...”
Itziar Urtasun, concejala de Igualdad, Cooperación, Convivencia y Fiestas de Bilbao, señala que “desde el Ayuntamiento siempre hemos trabajado sobre la desigualdad de la mujer, y si una mujer, solo por serlo, sufre desigualdades estructurales, en el caso de las inmigrantes el riesgo de discriminación y desigualdad es mayor. Así, sacamos una guía sobre Mujer, salud y violencia, que se edita en 8 idiomas, y para muchas mujeres ha supuesto una apertura a la salud sexual y reproductiva. Luego, en 2012, a raíz de dos casos de mujeres ablacionadas detectados en el Hospital de Basurto se empieza a hablar del tema y vemos que Bilbao es una de las ciudades que tiene más casos de mujeres que han sido mutiladas, son mujeres inmigrantes de Guinea, Nigeria... y la preocupación empieza a crecer”.
La labor de formación y de “conversión” en agentes contra la MGF de las mujeres inmigrantes que asisten a los cursos que imparte el Ayuntamiento de Bilbao ha dado un gran paso con la incorporación de hombres de la comunidad africana que reside en la capital vizcaina. “Sabemos que desde su punto de vista, esto de la mutilación es un tema de mujeres, pero también sabemos que en sus culturas la opinión de los hombres cuenta. Los hombres no suelen estar en la práctica, porque la ablación la practican generalmente otras mujeres, y ellos creen que eso facilita los partos... Hemos hecho una experiencia piloto con un grupo de 8 hombres de Guinea Bissau, Guinea Conakry, Malí y Nigeria y cuando les hemos explicado en qué consiste la mutilación y cuáles son las verdaderas consecuencias se han quedado asombrados. Les hemos hecho ver que ellos pueden ser responsables de las consecuencias que pueda tener esa ablación porque ellos son padres de las chicas que son mutiladas. También son sus hijas. Hasta ahora no eran conscientes de eso”, indica Itziar Urtasun.
Informar a los hombres
“Un 65% de los hombres que han participado en este primer grupo eran padres de niñas -añade Goizane Mota-. Todos conocían la práctica y la consideraban algo natural”. Sobre la reacción de las personas que asisten a las charlas informativas sobre la MGF, Mota indica que “las mujeres se sorprenden mucho al saber que podían haber perdido la vida, o haber contraído una gran cantidad de enfermedades y es que hasta que no se lo cuentas ellas no son conscientes de que con una misma cuchilla igual cortan a 15 niñas”. Una vez informadas, estas mujeres africanas que han sufrido la MGF en su propio cuerpo, se convierten en “activistas” contra la ablación y convencen a otras mujeres para que no sometan a sus hijas a la práctica.
Goizane Mota destaca que muchas de estas mujeres que actúan como “agentes” contra la MGF han enviado a sus pueblos y a sus comunidades la guía sobre Mujer y salud y el compromiso preventivo. “Muchas nos dicen -apunta la técnica municipal- que han discutido con sus madres y que poco a poco están cambiando las cosas, por eso decimos que desde aquí estamos generando una experiencia de codesarrollo, pues en la que medida en que estamos interviniendo aquí hay repercusiones en otros países”.
En ese sentido, Iratze Perez, de Médicos del Mundo de Euskadi, opina que “hay muchos países en los que se practica la MGF y en ellos hay asociaciones que trabajan contra la práctica, por lo que reforzar y conocer el trabajo de esas asociaciones es lo más básico y lo mejor que se puede hacer para erradicarla. El hecho de que mujeres de esos países lleguen aquí y se trabaje con ellas, está bien, pero la existencia de millones de niñas en los países donde se practica la mutilación nos hace pensar que es importante trabajar allí para evitar que esas niñas pasen por eso. Una vez que están aquí es importantísimo que existan redes de apoyo y prevención, que exista una legislación, pero la base de todo siempre tiene que ser la información porque si una familia hace algo mal por desconocimiento resulta muy duro aplicarle la ley”.
°
No hay comentarios.:
Publicar un comentario