Una vez más nos toca enviar nuestros mejores deseos a los familiares de las víctimas mortales así como a los que resultaron heridos en los ataques perpetrados en Bruselas hace un par de días. Una vez más el pueblo trabajador paga con su sangre las veleidades imperialistas de la oligarquía globalizada.
Nos hemos abstenido de publicar mucho acerca del tema por considerar que los diferentes ángulos han quedado ya cubiertos con los ataques de falsa bandea en París a finales del año pasado.
Pero definitivamente las declaraciones de Jorge Bergoglio -aka Papa Francisco I- con respecto a lo que ha estado sucediendo son dignas de ser compartidas.
Aquí tienen la nota al respecto publicada en Naiz:
El Papa denuncia que detrás de los atentados están «los fabricantes de armas, que quieren sangre»
El papa Francisco ha arremetido contra los «fabricantes y traficantes de armas», a quienes ha culpado de los atentados como el perpetrado en Bruselas porque «quieren sangre, no la paz, quieren guerra y no la fraternidad».
El pontífice ha hecho esta declaración dentro de las ceremonias de la Semana Santa, ante alrededor de mil refugiados, la mayoría musulmanes, y los trabajadores del centro de acogida de Castelnuovo di Porto, a las afueras de Roma, adonde se ha desplazado para lavar los pies a once refugiados y una asistente social.
«Hace tres días, un gesto de guerra, de destrucción, en una ciudad de Europa. Gente que no quiere vivir en paz. Pero detrás de ese gesto, como detrás de Judas, había otros. Detrás de Judas estaban quienes le habían dado el dinero para que Jesús fuera entregado. Detrás de ese gesto (el atentado de Bruselas), hay fabricantes y traficantes de armas que quieren la sangre, no la paz, que quieren la guerra y no la fraternidad. Dos gestos. Lo mismo. Jesús lava los pies y Judas vende a Jesús por dinero», ha indicado Francisco.
En su alocución, Bergoglio ha destacado el valor de los gestos que, a su juicio, «hablan más que las palabras. Todos nosotros juntos, musulmanes, hindúes, católicos, coptos, evangélicos, pero hermanos. Hijos de un mismo Dios y que queremos vivir en paz, integrados. Vosotros, nosotros, todos juntos, diferentes religiones, diversas culturas, pero hijos del mismo padre. Pobres aquellos que compran las armas para destruir la fraternidad».
Entre los once refugiados a los que el Papa ha lavado los pies había tres hombres de religión musulmana, un hindú, tres cristianas coptas procedentes de Eritrea y cuatro católicos nigerianos. Todos ellos tienen en común haber dejado atrás la destrucción y la guerra, al abandonar sus países y emprender una travesía hacia Europa en busca de una vida mejor.
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