A escasos días de que la fortaleza europea levase puentes para frenar y complicar el tránsito de migrantes y refugiados, en Bélgica se han encendido las alarmas.
Les compartimos esta nota publicada en Deia:
Bélgica atribuye a un "atentado suicida" las explosiones del aeropuerto
El fiscal de primera instancia de Bruselas ha atribuido a un "atentado suicida" las entre dos y tres explosiones registradas en torno a las 08:00 horas en la terminal de salidas del aeropuerto internacional de Bruselas-Zaventem, según ha informado la cadena pública RTBF.
Pasadas las 09:00 horas se ha producido al menos una explosión en la estación de metro de Maelbeek, en pleno corazón del barrio europeo bruselense, en donde tienen su sede la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE.
Las autoridades no han ofrecido aún un balance oficial de víctimas, pero fuentes oficiales hablan de al menos una decena de fallecidos y más de 30 heridos en los ataques en el aeropuerto.
El primer ministro belga, Charles Michel, ha solicitado a la población que evite los desplazamientos y que permanezcan en el lugar en donde se encuentran. Se espera su comparecencia ante la prensa próximamente, después de que el Gobierno haya anunciado que se eleva a nivel máximo la alerta por amenaza terrorista en todo el país.
La comunicación telefónica es complicada por la sobrecarga de las redes.
Las redes de transporte público en Bruselas, incluidas las líneas de metro, autobús y tranvía, se han cerrado totalmente como medida de seguridad.
También las estaciones de ferrocarril de Bruselas (central, norte y sur) y la del aeropuerto están cerradas, mientras que las autoridades en Amberes han procedido a desalojar la estación de trenes de la ciudad.
¿O se trata acaso de un eco de París?
Lean este comentario publicado en Naiz:
Puzzle sangriento en Bruselas
Dabid Lazkanoiturburu
En espera de que se confirme la autoría yihadista de la cadena de atentados que han dejado ya un saldo de una treintena de víctimas mortales y con todas las precauciones, a nadie se le escapa su coincidencia con la macrooperación policial en curso en la última semana en Bruselas y, más en concreto, en la comuna de Molenbeek.
A la detención hace cuatro días de Salah Abseslam, un joven francés y considerado el único superviviente de los tres comandos que perpetraron los ataques del 13 de noviembre en París, le siguió el anuncio, este lunes, de la identificación de un compañero suyo, Najim Laachraui, a quien fuentes de la investigación presentarían como el artificiero que confeccionó los cinturones explosivos utilizados el 13-N.
Las deflagraciones en el aeropuerto internacional bruselense de Zaventem y en la estación de metro de Maelbeek alimentan estas últimas elucubraciones. Pero todo apunta a que estaríamos ante unas acciones perfectamente preparadas y que van más allá de una reacción desesperada ante la presión policial.
La propia fiscalía belga advirtió hace días de que «estamos lejos de desentrañar todo el puzzle». La secuencia de lo que se puede calificar como ataque al corazón de la Unión Europea invita a pensar que a ese puzzle policial le faltaban varias piezas. Piezas decisivas.
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