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miércoles, 8 de octubre de 2014

6 de Octubre en Cuba

Desde Granma traemos a ustedes este ejercicio de memoria histórica:

La injusticia sigue temblando

Hace ya 38 años y todavía los pueblos siguen clamando justicia ante la barbarie. El terrorismo, auspiciado por la Agencia Central de Inteligencia, continúa con una deuda pendiente con la historia, con la paz. El 6 de octubre de 1976, setenta y tres personas, de ellas 11 guyaneses, cinco ciudadanos de la República Democrática Popular de Corea y 57 cubanos fueron asesinados en pleno vuelo.

Los autores de tan brutal y abominable crimen se pa­sea­ron por las calles de la ciudad de Miami y de Estados Unidos; no se escondieron para decir que la CIA y los gobiernos estadounidenses los protegían y los indultaron. El país que ha desplegado supuestas guerras contra el terrorismo en cualquier rincón del mundo, que ha matado para luchar contra ese flagelo, no juzgó jamás a los terroristas que apagaron aquellas vidas cuando regresaban a sus casas, tras una escala en la isla de Barbados.
Aquel 6 de octubre engrosó el luto de una nación, que desde 1959 hasta la fecha ha sido víctima de manos asesinas como las de Luis Posada Carriles y Orlando Bosh, por el simple hecho de establecer su soberanía a menos de 90 millas de la nación más poderosa de la Tierra. Hace cuatro años, el General de Ejército Raúl Castro, expresaba: “Hoy estamos aquí precisamente, para rendir tributo a los 3 mil 478 cubanos que han muerto y 2 mil 99 que han quedado incapacitados para siempre por actos terroristas ejecutados durante medio siglo contra nuestra Patria, que suman un total de 5 mil 577 víctimas. Los mártires de Bar­bados integran la larga lista de los caídos que no olvidamos ni olvidaremos jamás”.

Antes de su discurso en la Sala Universal de las FAR, se había dado a conocer el Decreto-Ley No. 279 por el cual se decidió declarar oficialmente el día 6 de octubre de cada año, como “Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado”.

Al propio tiempo, por haber sufrido en carne propia la crueldad de esa política criminal, el Gobierno y pueblo cu­banos han reafirmado su decisión de condenar y en­frentar el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, en particular el terrorismo de Estado, dondequiera que se cometa y cualesquiera que sean las razones esgrimidas por sus autores.

En ese sentido, aquel 6 de octubre del 2010, el compañero Raúl aseguraba: “Nuestro país ha suscrito los 13 convenios internacionales existentes en esa materia y cumple estrictamente los compromisos y obligaciones emanados de las resoluciones de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. No posee, ni tiene intención de poseer, armas de exterminio en masa de ningún tipo y cumple sus obligaciones en virtud de los instrumentos internacionales vi­gentes sobre armas nucleares, químicas y biológicas. El territorio de Cuba nunca ha sido utilizado ni se utilizará jamás para organizar, financiar o ejecutar actos terroristas contra ningún país, incluyendo los Estados Unidos”.

Indignación y coraje siempre han sido las respuestas de Cuba ante cada acto de terror y muerte, que han pretendido sembrar el pánico en una tierra en la que cada una de esas patrañas ha encontrado a un pueblo capaz de radicalizar aún más su Revolución. Esa es la razón por la cual todavía retumba en todos los rincones del mundo la frase del Comandante en jefe Fidel Castro Ruz, el 15 de octubre de 1976, al despedir a las víctimas del sabotaje al avión cubano: “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”.






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