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sábado, 23 de diciembre de 2017

Entrevista a Salvador Cardús

En esta entrevista concedida a Noticias de Gipuzkoa, el escritor Salvador Cardús nos comparte su visión de lo que 21-D ha traido para catalanes y españoles.

Lean ustedes:


Sociólogo y escritor catalán, Cardús concurrió de forma simbólica en el puesto 82 de la candidatura liderada por Puigdemont en solidaridad con el president destituido

Míriam Vázquez

Cardús ve posible un Govern de concentración de JxCat, ERC y la CUP y cree que, si cuaja esa opción, Puigdemont regresará desde Bruselas. Aunque será detenido, considera que podrá lograr la libertad condicional para ser investido y asumir el cargo, si bien apostilla que todo dependerá de Madrid y se tomarán las decisiones en función de lo que haga el Estado.

JxCat ha remontado en las encuestas y es la primera fuerza del soberanismo evitando el ‘sorpasso’ de ERC. ¿A qué lo atribuye?

-En la lista de JxCat había personas que podían ser poco conocidas fuera de su ámbito, eran caras nuevas, una marca nueva, una apuesta decidida muy a última hora en vista de que ERC no quería una lista única. Además, con Turull y Rull en la cárcel y varios cargos exiliados, era muy difícil que fuera una lista conocida. Lo cierto es que, en tres semanas, el avance ha sido brutal. Ha sido determinante la propuesta de recuperación de las instituciones y el estilo de la campaña, muy inclusiva, donde siempre se ha nombrado a Junqueras y a los diputados de ERC y se dejaban las sillas vacías con todos los nombres, cosa que no pasaba en el otro caso.

El independentismo ha revalidado su mayoría absoluta, pero ha perdido dos escaños con respecto a 2015 y ha ganado Ciudadanos. ¿Hay margen para hacer autocrítica?

-Sí, claro, yo creo que incluso nos pasamos de autocríticos. Se ha hecho mucha autocrítica respecto a cómo se dejaron las cosas el 27 de octubre, cómo se decidió no forzar un enfrentamiento directo con el Estado, hasta qué punto hubiese sido mejor convocar las elecciones desde aquí para evitar el 155, aunque está clarísimo que el 155 no nos lo ahorraba nadie. Ese tipo de autocríticas están en las tertulias, los medios y en el ambiente. En situaciones muy complicadas, se decida lo que se decida las cosas siempre quedan mal resueltas, pero la reflexión ahora tendrá que ser con algo más de perspectiva, ver cómo se explica la capacidad de Ciudadanos de recoger una parte importante del apoyo de la sociedad catalana y qué es lo que ha hecho que esa parte de la sociedad no se sintiera implicada no tanto en la independencia, sino en la crítica democrática a la aplicación del 155.

¿Y qué ha pasado para que Ciudadanos haya ganado incluso con un mensaje más extremo que el del PP?

-No hay que olvidar que las elecciones se han convocado con una presión brutal de los medios de comunicación españoles, con el sesgo habitual; una Junta Electoral que prohibía el lazo amarillo en los árboles de Navidad; líderes independentistas en la cárcel, teniendo que improvisar rápidamente y con menos recursos que Ciudadanos. Eso hay que considerarlo, pero incluso con una cifra de participación alta, el independentismo conserva la mayoría absoluta, y Ciudadanos lo que ha hecho es recoger la preocupación emocional sobre la ruptura con España sin tener las manos tan sucias con el 155. Ha cogido votos del PP y el PSC, y quizás algunos de Podemos. Han conseguido un buen resultado, no hay que menospreciarlo, pero tendrán que demostrar que son capaces de mantenerlo en el tiempo.

La CUP ha caído hasta los cuatro escaños. ¿La vía unilateral ha quedado deslegitimada?

-No, no, no. Han sido víctimas del voto útil independentista que se ha ido a JxCat y ERC. Además, en la CUP de momento no han pagado, por así decirlo, con el encarcelamiento de sus dirigentes; de manera que, si en algún momento se podía dudar de que JxCat y ERC iban a llegar hasta el final, ahora se ha visto que sí están dispuestos a arriesgar y han recuperado una parte del voto que en 2015 se fue a la CUP, que era un voto prestado para garantizar que los dos partidos llevaran las cosas hasta el final. Quizás lo que no era normal era que la CUP sacara diez diputados en 2015. Era un voto que recogía la desconfianza y ahora ha vuelto a su lugar natural.

¿Qué le parece la propuesta de ERC de un Govern de concentración que incluya a la CUP? ¿Lo ve factible?

-Sí, claro, yo creo que esa va a ser la solución. La CUP ha cambiado muchísimo desde 2015 hasta ahora. El líder actual, Carles Riera, es un hombre muy sensato, de formas mucho más moderadas (no digo de contenidos, porque siguen siendo radicales), y en una reciente entrevista decía que el proceso iba a ser más largo, que necesitaría cuatro o cinco años más. Tras la presión que ejercían al Govern para que corriera y asegurara en pocos meses un referéndum, ahora creo que van a adoptar una posición muy distinta y, por lo tanto, pueden entrar perfectamente en el gobierno. Yo creo que están dispuestos a entrar, y eso daría mucha estabilidad al Govern en una situación muy grave porque, aun con una mayoría absoluta y un gobierno de concentración, los problemas fundamentales no van a resolverse de manera inmediata.

¿A qué se refiere?

-Veremos cómo puede resolverse el caso de las personas que están en la cárcel o en el exilio, y ver cómo reacciona Madrid y si permite recuperar las instituciones de gobierno y retirar el 155 con todas sus consecuencias. Lo que tendría que pasar es que la presión política se desplazara a Madrid y Europa. Con los resultados de las elecciones, alguna decisión tendrá que tomar el PP para desencallar la situación de colapso.

¿En ese Govern también podría estar En Comú Podem?

-Yo creo que no. Ellos han dicho que con JxCat no estarían nunca. Quizás podrían abstenerse en la votación de investidura para no ser contados en el bloque del 155. Además, su proyecto en Catalunya está condicionado por Madrid, no puede tomar decisiones autónomas en relación con las aspiraciones nacionales catalanas. No les interesaría mucho estar en el Govern, y estoy seguro de que Podemos en Madrid tampoco lo permitiría.

¿Qué es lo que va a suceder con Puigdemont? ¿Será el president simbólico desde el exilio y se nombrará otro líder efectivo en Catalunya? Hay quien habla de Elsa Artadi...

-Creo que estamos corriendo muchísimo porque esas decisiones se tomarán en función de lo que decida el Gobierno español. Puigdemont, si es posible ese Govern de concentración que sí creo que va a ocurrir, y si le proponen ser president, va a asumir el riesgo de venir y que sea detenido, y en quince días puede estar en libertad condicional y asumir la presidencia del gobierno. No se va a quedar siendo un presidente simbólico en Bruselas, pero dependerá de cómo se negocie con Madrid. Es una situación escandalosa desde el punto de vista democrático, especialmente para el PP en el ámbito europeo. Pero pensar que Elsa Artadi puede pasar directamente a la presidencia... creo que sería muy complicado porque no creo que ERC y la CUP lo aceptaran.

¿Hay margen para negociar un indulto o un archivo de las causas? El Supremo acaba de extender la investigación por rebelión a cargos del propio PDeCAT como Artur Mas y Marta Pascal...

-Para que exista indulto, tiene que haber condena, y estamos muy lejos de que se produzca. Estamos en una fase de instrucción, y está claro que no hay delito, como se vio en la retirada de la euroorden. Lo que hay que ver es si pueden estar fuera de la cárcel todos los que están en prisión y, aunque sea en una situación de libertad condicional, puedan asumir sus responsabilidades políticas. Ahora es muy difícil parar lo que se ha puesto en marcha por la Fiscalía. Una vez arrancado el proceso judicial, no pueden retirar toda la causa desde el Estado. No sé cómo podrán hacerlo, pero no será en el corto plazo.

¿Puede concretar?

-Una cosa es la posibilidad de crear gobierno y la restitución del autogobierno para tomar decisiones en el plano económico, y otra cosa es la situación personal de los que están encausados, que es difícil de parar. Y después habrá que ver la estrategia del independentismo para los próximos años, porque ya ha visto claramente que había que buscar algún otro tipo de solución pactada o negociada porque la vía directa no ha llevado a ninguna parte.

¿Ahora se van a centrar en intentar de nuevo un referéndum pactado?

-Hasta que no volvamos al punto en el que todo quedó parado, es muy difícil hacer nuevas propuestas. Antes hay que intentar que Madrid restaure las capacidades del Govern y el Parlament, y a partir de ahí forzar una nueva negociación, posiblemente o casi seguro eso tendría que acabar con un referéndum pactado, pero lo veo muy lejos, porque antes hay que pasar otras etapas y ver si Rajoy sigue gobernando, cuál es la posición de Europa ante esta nueva situación...

Aunque se conceda la libertad provisional a los investigados, a la larga les esperan condenas de prisión. ¿No va a ser difícil formar un gobierno que pueda gestionar con tranquilidad con esa espada de Damocles sobre la cabeza?

-Gobernar con tranquilidad no será posible porque hay cargos en la cárcel y los juicios están ahí, pero una cosa es lo que pide el fiscal, y otra lo que va a ser el juicio. Veremos si las cosas acaban en nada porque pretender que incluso que las manifestaciones de la Diada eran causa de rebelión va a tener un recorrido largo en el tiempo pero corto en las consecuencias. No creo que se atrevan a imponer condenas graves por acusaciones que no son razonables. En esa nueva situación, Europa va a estar presente viendo lo que está ocurriendo.






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