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lunes, 9 de enero de 2017

Al Sucesor de Scrat Urquijo

Les compartimos esta misiva dirigida a quien andará en los zapatos de el Inquisitator Urquijo en la cuál colocan algunos interesantes puntos sobre unas más que aburridas íes.

Vean ustedes:


Enrique Santarén

Estimado  Javier de Andrés: he recibido la invitación formal y oficial en nombre de la vicepresidenta -“Lehendakariorde” (?), según la parte en euskera de la convocatoria- y ministra de Presidencia -“Lehendakaritza” (!!)- y para las Administraciones Territoriales, Soraya Sáenz de Santamaría, para acudir al acto de hoy en Gasteiz en el que tomará usted posesión como nuevo delegado del Gobierno. Al tiempo que le informo de que no acudiré a la misma -no es nada personal, tampoco negocios-, quisiera desearle lo mejor en el desempeño de su función, tanto a usted como en lo que respecta el resto de ciudadanos vascos, y hacerle alguna consideración.

Hoy podrá comprobar que el cargo que va a ostentar no goza de mucho predicamento ni prestigio en Euskadi. El respeto institucional y el protocolo hará que dos miembros del Gobierno vasco y otras personalidades acudan al acto, pero ya conoce que en el ámbito político solo estarán presentes representantes de su partido, el PP. Algo quiere decir, y no solo por la cuestionable labor de su antecesor, Carlos Urquijo. Pero qué le voy a contar, conoce perfectamente el percal.

Sus primeras palabras tras conocerse que sería el nuevo delegado daban a entender su disposición al diálogo y a un nuevo clima de entendimiento. Después, sin embargo, ha avalado la política de los recursos judiciales permanentes -un millar presentó Urquijo en la pasada legislatura contra normas institucionales vascas-, ha insinuado que la mantendrá y ha criticado la OPE de la Ertzaintza. Pero por sus hechos los conoceréis y todo el mundo tiene derecho a cien días de gracia.

Me preocuparía cierto seguidismo de la gestión de Urquijo que se atisba. Me explico. Su antecesor era, en teoría, un gran defensor de la ley, del cumplimiento estricto de las normas “por parte de todos”, sobre todo de las instituciones y los representantes públicos. Pero, a veces, su defensa era la de la ley del embudo, y no me refiero solo al espinoso tema del top manta. Que también.

A modo de ejemplo. En la invitación de la “vicelehendakari” para la toma de posesión de usted como “Delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma del País Vasco” -denominación oficial y correcta de su ya nuevo cargo-, la versión en euskera le convierte, traducido, en “Delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma Vasca” (“Euskal Autonomia Erkidegoan”), lo que no es lo mismo. Mire, como sabe, la “comunidad autónoma vasca” no existe, es una denominación no oficial utilizada por la prensa -usted es periodista de formación, lo entenderá-, que ni puede ni debe usarse nunca por parte de cargos e instituciones oficiales. La adoptó, hábil y torticeramente, su predecesor como artificio para evitarse algún sofoco, y la ha utilizado impunemente en los últimos años. Aún recuerdo cuando, en su primera y leve etapa en 2004, Carlos Urquijo El Breve -duró tres meses y medio- anunciaba urbi et orbi medidas contra los libros que contenían la palabra Euskal Herria, mientras a su espalda -vea la foto- figuraba el nombre oficial de la institución que representaba: “Euskal Herriko Autonomia...”, que -supongo- aún reza en la placa de entrada a su sede en Gasteiz.

Y es que el Estatuto vasco -la ley que, como dicen, hay que “respetar guste o no”- establece que el nombre oficial de este territorio es, bien en euskera, en castellano u otro idioma, el de Comunidad Autónoma del País Vasco, o de Euskadi o de Euskal Herria. Sí, Euskal Herria existe. Nada de “comunidad autónoma vasca”.

Sinceramente, señor De Andrés, a mi me da igual que desde un cargo oficial se utilice cualquiera de las denominaciones oficiales, pero no una que no existe. Pero tampoco caiga en la tentación de considerarlo una mera anécdota sin importancia. Es muy significativo. Es como si el Gobierno vasco invitase a la vicelehendakari (?!) Sáenz de Santamaría como ministra del Gobierno “del Estado”, para evitar la palabra España. Feo, ¿no?

En fin, cumpla la ley y las normas y procure que se cumplan, pero sobre todo haga uso de la mesura y el sentido común. Zorte on, Euskal Herriko Autonomia Erkidegoko Gobernuaren Ordezkaria!






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