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sábado, 10 de marzo de 2018

El Lazo Amarillo de Pep

Estamos ante una grosera intromisión por parte de la Federación Inglesa en contra de los derechos civiles y políticos así como de la libertad de expresión de Pep Guardiola.

Es curioso como una metrópoli que ha mostrado tanta mesura con respecto a los movimientos indepedentistas en Irlanda del Norte, Escocia y Gales ahora esté dispuesto a alinearse con lo más oscurantista de la caverna madrileña.

Pep Guardiola tiene todo el derecho a solidarizarse con quien quiera, especialmente si ese quien quiera es su propio pueblo, agredido brutalmente por elementos policíacos en la nómina de un régimen anacrónico y opresor, víctima además de un golpe de estado que hoy en día le impide ver como sus representantes a quienes han votado en las urnas el pasado 21 de diciembre.

Pero en lugar de mostrar altura de miras, desde la Federación han decidido ponerse quisquillosos y ahora pretenden cobrarse a lo mafioso más de veinte mil euros. Y decimos a lo mafioso porque en un alarde de inculto Tatcherismo el presidente de la Federación, un tal Martin Glenn, ha mezclado el agua con el aceite, comparando al lacito amarillo catalanista y a la hoz y el martillo soviéticos con símbolos que representan el supremacismo racial y la incitación al odio como son la svástica y la magenta.

Les invitamos a leer esta nota al respecto dada a conocer por Deia:


La Federación inglesa sanciona a Guardiola porque considera que el lazo amarillo es un emblema político

Pep Guardiola, entrenador del Manchester City, fue sancionado ayer con una multa de 20.000 libras (22.500 euros) por mostrar el lazo amarillo en apoyo a los políticos catalanes que están en prisión, durante los partidos de Premier League, Copa de la Liga y FA Cup (Copa de Inglaterra).

El técnico, quien además ha sido advertido de cara a futuras conductas, utilizaba el lazo amarillo para reclamar la libertad de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, en prisión desde hace más de cuatro meses, y de Joaquim Forn y Oriol Junqueras, encarcelados desde el pasado 2 de noviembre, todos en prisión preventiva por su implicación en el proceso independentista catalán.

La Federación Inglesa (FA, por sus siglas en inglés) le abrió un expediente el pasado 23 de febrero por mostrar símbolos políticos durante los partidos de las tres grandes competiciones inglesas. La FA dio de plazo a Guardiola para responder hasta el pasado 5 de marzo, cuando el técnico catalán aceptó la acusación por “mostrar un símbolo político”.

En su respuesta, el Manchester City y el entrenador negaron que el lazo sea un símbolo político y lo compararon con el famoso poppy, la amapola que se luce en el Reino Unido durante el mes de noviembre en recuerdo a los caídos británicos en la Primera Guerra Mundial. “Acepto la decisión porque tengo que hacerlo, no porque esté de acuerdo”, señaló Guardiola el pasado martes.

Tras el expediente, Guardiola optó por tapar el lazo con una bufanda durante la disputa de la final de la Copa de la Liga que el City le ganó al Arsenal, aunque, en la rueda de prensa posterior, el técnico aseguró que siempre llevaría el lazo, ya fuese en el abrigo o en un bolsillo.

En su último partido en la Premier, el pasado domingo en casa frente al Chelsea (1-0), el catalán no lució de forma visible el lazo y lo reemplazó en la solapa con un narciso de color amarillo en apoyo a la Fundación Marie Curie contra el cáncer.

Guardiola también mostró el símbolo durante los encuentros de la Liga de Campeones, pero la UEFA, a diferencia de la FA, no sanciona este tipo de conductas.

El lazo ha provocado controversia en Inglaterra y el presidente de la FA, Martin Glenn, tuvo que pedir disculpas el pasado lunes por comparar el símbolo con la estrella de David, la hoz y el martillo y la esvástica nazi.

Agradecimiento de Cuixart

Ayer, el presidente de la organización soberanista catalana Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, en prisión preventiva por un delito de sedición, agradeció en un artículo en el diario The Guardian el apoyo de Guardiola.

Cuixart aseguró que el lazo amarillo “no representa afiliación política alguna, ni es un símbolo de la independencia catalana”. “Es sencillamente un signo de solidaridad con personas encarceladas de forma injusta, como las familias de los rehenes estadounidenses retenidos en la embajada de Teherán en 1979 que rezaban por su libertad”, escribe.





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