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martes, 16 de marzo de 2004

El Continuismo de Rodríguez

La Jornada ha llevado a cabo una amplia cobertura del triunfo electoral del PSOE tras la debacle del PP, misma que fue producto del retorcido manejo que llevaron a cabo José María Aznar y su caterva en las horas posteriores a los atentados del 11-M en Madrid.

Desde este blog no estamos muy interesados en dedicar nuestro espacio a plasmar lo que en realidad es un cambio de estafeta entre el ala radical y el ala moderada del franquismo pues entendemos que ni José Luis Rodríguez ni Mariano Rajoy tienen la vertical ética necesaria para gestionar correctamente el tema del derecho a la autodeterminación de las naciones históricas aún bajo dominio del estado español.

Iniciemos:


Bush y Blair, obligados a reflexionar para no repetir lo de Irak: PSOE

No se puede bombardear a un pueblo sólo "por si acaso", advierte Rodríguez Zapatero

Armando G. Tejeda | Corresponsal

Los mil 300 soldados españoles desplegados desde agosto pasado en Irak regresarán a España si la Organización de Naciones Unidas (ONU) no se hace cargo de la situación antes de finales de junio, anunció hoy el líder socialista José Luis Rodríguez Zapatero, ganador de las elecciones generales del domingo, quien señaló que integrará un gobierno "monocolor", al tiempo que subrayó que su principal prioridad será la lucha contra el terrorismo.

"Mi posición sobre la guerra de Irak es conocida. El tiempo ha puesto de manifiesto que los argumentos esgrimidos no tenían credibilidad: la ocupación de Irak se gestionó mal y si no hay un cambio en el cual la ONU se haga cargo de la situación, las fuerzas españolas regresarán", declaró en rueda de prensa.

El líder socialista explicó que la fecha límite para que este cambio se produzca es el 30 de junio, día previsto para la cesión de la soberanía a los iraquíes.

Desde antes que comenzara la ofensiva, hace casi un año, cuando las tropas españolas se desplegaron en Irak y durante su campaña electoral, Rodríguez Zapatero recalcó que esta guerra era "inmoral, injusta e ilegal", y aseguró que el gobierno de José María Aznar mentía o se dejaba engañar por Estados Unidos al decir que en Irak había armas de destrucción masiva.

El líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se desmarcó de uno de los puntos claves de la política exterior de Aznar: su alianza incondicional con el presidente estadunidense George W. Bush y con el primer ministro británico, Tony Blair, para la cuestión Irak. "La participación de nuestro país fue un error. Creo que, en sí misma, la intervención militar fue un también error político".

El apoyo de España a la guerra de ocupación de Irak fue una decisión unilateral de Aznar a pesar del rechazo popular y de todas las formaciones políticas de la oposición. "Por supuesto, los soldados españoles en Irak regresarán antes del 30 de junio", sostuvo Rodríguez Zapatero.

El futuro presidente del gobierno español indicó que "el señor Bush y el señor Blair tendrán que hacer la reflexión y la autocrítica para que no vuelva a suceder, para que no se hagan cosas así. No se puede bombardear un pueblo 'por si acaso'".

Expuso que su gobierno será "monocolor", es decir, que no tiene previsto formar una alianza con otras formaciones políticas, y gobernará con mayoría simple, por lo que necesitará de acuerdos para sacar adelante las reformas de Estado que requieren de la mayoría absoluta.

Aseguró que su gabinete tendrá una "forma de gobernar distinta", un "estilo nuevo" de "diálogo permanente con todos los grupos parlamentarios, eficaz, austero y tolerante" y que se comportará como "un buen demócrata: no manipular, no mentir, escuchar, entenderse, respetar".

Además confirmó que su prioridad como gobierno "será la lucha contra el terrorismo, para lo que contaré con todas las formaciones políticas".

En materia de la reforma de los estatutos de autonomía, un asunto vital de cara al País Vasco y Cataluña, Rodríguez Zapatero aseguró que está "abierto a las reformas siempre que haya un amplio consenso, y a su adecuación a la Constitución".

En cuanto a la relación del nuevo gobierno con el presidente del País Vasco, el nacionalista moderado Juan José Ibarretxe, que durante la era Aznar no tuvo diálogo con Madrid, Rodríguez Zapatero se comprometió a "mantener una buena relación".

En este sensible aspecto de la política de este país, el dirigente socialista explicó que su victoria garantiza "la cohesión territorial", para la que es necesario "un clima habitable, que sólo es posible con un cambio de actitud, que consistirá en no utilizar la unidad de España ni la Constitución de todos para el debate partidario y electoral".

En torno al País Vasco, el candidato socialista, impulsor del llamado Pacto por las libertades y contra el terrorismo, rubricado únicamente por el PP y el PSOE, añadió que la principal amenaza es el Plan Ibarretxe, ya que a su juicio tiene "dos elementos" que lo obligan a mantener una postura de "claro combate": "el primero, y más grave, que es un plan que pretende un marco político para Euskadi alterando el procedimiento de las reglas democráticas de modificación de nuestro ordenamiento jurídico, que no tiene en cuenta ni respeta los principios de cómo se reforma un estatuto de autonomía según la Constitución, en concreto el estatuto de autonomía del País Vasco".

La segunda razón, de orden político, es que es un plan inspirado en las tesis nacionalistas más profundas del Partido Nacionalista Vasco y, por tanto, "divide y separa a la sociedad vasca".

Asimismo, Rodríguez Zapatero garantizó que España contará con una política de inmigración "más ordenada" en la que la "legalidad será la norma y la irregularidad la excepción". Se comprometió a crear un "gran pacto ante el fenómeno de la inmigración" en el que se reunirán el gobierno central, ejecutivos regionales, empresarios, sindicatos y fuerzas políticas. Los inmigrantes deberán gozar de "derechos y políticas sociales y de integración, pero también de deberes".

Otro de los compromisos más relevantes de Rodríguez Zapatero fue en materia de política exterior, en la que pretende que España vuelva "a entenderse con Europa" después de la ruptura de Aznar con los dos países eje de la Unión Europea: Francia y Alemania. Además, "recuperará los ejes tradicionales de América Latina y el Mediterráneo".

Cambios en la relación con AL

En la conferencia, Zapatero explicó que "la percepción en América Latina con relación a Aznar y al PP va de regular a mal. Además, soy consciente que hay 40 o 50 millones de hispanos en Estados Unidos y que eso es elemento importante económicamente para las empresas españolas, pero creo que el camino se ha equivocado... Mi estrategia respecto de esos 40 millones de hispanos en Estados Unidos no sería de carácter unilateral, como hace Aznar, sino compartida con América Latina, muy especialmente con México, que es un país que además tiene mucha capacidad de entrar en el mercado estadunidense".

Rodríguez Zapatero indicó que "la relación de América Latina con Europa tiene su cauce natural en España, de ahí que piense que nuestra relación con América tiene que mirar primero a América Latina, pues el mayor potencial que tiene España como país ante el mundo es su cultura histórica y lógicamente el idioma. Pero esto debe hacerse con Iberoamérica". 




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