Mediados de diciembre, ya casi cerramos 2015 y con su Cronopiando Koldo nos recuerda que muchas cosas siguen igual:
Koldo Campos SagasetaEl circoLo peor del circo, al margen del megáfono anunciando el mayor espectáculo del mundo, no es que al aprendiz de pájaro, de improviso, se le acabe el trapecio y se estrelle en medio de la pista; o que al contorsionista se le rompa la estampa sin nadie que la encuentre o la distinga; o que al ilusionista se le pierdan los trucos en sus mangas de seda y el conejo se asfixie en la chistera; o que los payasos muevan más a la pena que a la risa.Lo peor no es que, en un descuido, el elefante aplaste la cabeza de la hermosa mujer de lentejuelas; o que siga borracho el fiero oso de la estepa siberiana; o que al malabarista se le caigan, uno detrás de otro, los alardes de su inagotable repertorio; o que rebuznen los salvajes caballos y se queden dormidos en la jaula los tigres de Bengala.Lo peor tampoco es que los acróbatas padezcan de lumbago y que los chimpancés no aprendan las piruetas; o que al certero lanzador de cuchillos le falle el pulso y termine matando a su pareja.Lo peor no es la insoportable bulla de los grandes medios, los amañados debates, las infalibles encuestas y sondeos a la carta, el fraude…Lo peor es que, cuando se levante la inmensa carpa de colores que cubre el espectáculo, todavía haya gente que vote por los dueños del circo.
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