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viernes, 30 de abril de 2004

La Vigencia de Udalbiltza

El fascista gobierno español lo ha intentado todo... y sin embargo Udalbiltza sigue adelante. Aquí lo que nos informa Gara:

Udalbiltza demuestra que no se puede detener la construcción de un país

El día a día demuestra que no se pueden poner puertas al campo. Doce meses después de la ilegalización de Udalbiltza, iniciativas como la tramitación del EHNA y actos como los de Aberri Eguna han puesto en evidencia que un amplio sector continúa firme en su compromiso de construir un país llamado Euskal Herria.

En este país no hay prácticamente un día en el que no se conmemore el aniversario de una redada policial, normalmente llevada a cabo bajo las órdenes del juez Baltasar Garzón. Así, al mismo tiempo que se cumplen dos años de un operativo contra la izquierda abertzale que fue posteriormente utilizado para declarar ilegal a Batasuna, son ya doce los meses que han pasado desde que una actuación similar sirviera para dejar fuera de las leyes españolas a Udalbiltza.

La historia se repite una y otra vez. A las detenciones efectuadas por la Guardia Civil o la Policía española ­y el posterior periodo de incomunicación con denuncias de torturas en muchos casos­, les siguen las órdenes de encarcelamiento, la ilegalización de diferentes organizaciones, la reacción popular en formas de multitudinarias manifestaciones y, al cabo de un largo tiempo de prisión provisional, la puesta en libertad ­tras abonar una sustancial fianza­ de los arrestados.

En las últimas semanas han ido saliendo a la calle numerosas personas que estaban presas por su relación con Udalbiltza: Loren Arkotxa, Xarlo Etxezaharreta, Imanol Esnaola, Miren Josu Aranburu, Txema Jurado, Lander Etxebarria y Oskar Goñi. Otros quedan dentro. Pero la institución no para.

Dos semanas antes del arranque de la campaña electoral para las municipales y forales de mayo de 2003, 330 electos se daban cita en el cine Leidor de Tolosa para celebrar una Asamblea Extraordinaria de Udalbiltza. En la misma, los presentes dieron luz verde a una declaración política en la cual se reivindicaba el derecho de la ciudadanía a elegir sin injerencias a sus representantes democráticos.

Además, la institución nacional se reafirmaba en su compromiso de trabajar en favor de la construcción nacional de Euskal Herria y hacía firme su apuesta por trabajar en pro de un Foro de Debate Nacional que reuniese a sectores políticos, sindicales y sociales.

Pocos días después, el juez Baltasar Garzón publicaba un auto en el que declaraba la ilicitud de «Udalbiltza-Kursaal como parte integrante de la organización terrorista ETA-Ekin».

El magistrado argumentaba que la institución nacional era la responsable de «crear una estructura que permitiera a la banda terrorista concurrir» a los comicios «en sustitución de la ilegalizada Batasuna». De esta forma, Garzón trataba de desactivar el compromiso de trabajo en favor de la institucionalización de Euskal Herria y entregaba a la Fiscalía General del Estado ­comandada a la sazón por Jesús Cardenal­ un asidero en el que afianzar su petición de prohibir la concurrencia de AuB y de todas las plataformas locales a las elecciones.

Todo estaba listo para lo que AuB no dudó en calificar de «pucherazo electoral». No fue la única consecuencia. La ilegalización trajo consigo el cierre de las oficinas situadas en Hego Euskal Herria, la paralización ­momentánea­ de las tramitaciones del EHNA y el bloqueo de las cuentas corrientes.

Así, el Estado español se incautó. Por ejemplo. Del dinero destinado a financiar proyectos económicos, culturales y sociales en Zuberoa a través del Fondo de Desarrollo. El remate a toda la situación llegó cuando el Departamento de Interior del Gobierno de Lakua prohibió la manifestación convocada bajo el lema «Bai Udalbiltzari, bai Euskal Herriari» argumentando que los convocantes eran «tres alcaldes de la extinta Batasuna que hacen expresa manifestación de su condición» y que, por lo tanto, no se hallaban «en el pleno ejercicio de sus derechos civiles».

No obstante, la convocatoria se mantuvo y la movilización se celebró en Bilbo según lo previsto. Pese al temor a posibles cargas de la Ertzaintza y con el precedente de lo acaecido el 14 de septiembre del año anterior, miles de personas volvieron a expresar su rechazo a un operativo contra ciudadanos y organizaciones vascas dirigido desde Madrid.

En su intervención final, la alcaldesa de Amoroto, Maribi Ugarteburu, incidía en la reiteración de los ataques ­-«como desde hace cinco siglos, vuelven a machacarnos»-­ y aseguraba que «ahora también saldremos adelante». En estos doce meses se ha visto.

 

 

 

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