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sábado, 7 de noviembre de 2015

Equidad y Ciencia

Les compartimos este reportaje publicado en Deia:

(Des)igualdad de la mujer dentro de la ciencia vasca

Ikerbasque alerta que sólo el 35% de la población investigadora es mujer.  Los hombres ostentan el 80% de cátedras y dirección de los grupos de investigación

Idoia Alonso
Aunque la mitad de los doctores en Euskadi son mujeres, su peso relativo disminuye a medida que avanzan en su carrera y cae en picado en posiciones de liderazgo en la universidad y los centros de investigación. El Informe sobre la Ciencia 2015 de Ikerbasque hecho público ayer constata que el crecimiento de la población investigadora “no ha contribuido a reducir la brecha de género”. Y no precisamente por falta de mujeres que traten de hacerse un hueco, incluso un nombre en la ciencia. El director científico de Ikerbasque, Fernando Cossío, propuso la imagen de la torre inclinada de Pisa para explicar la dificultad de las investigadoras para romper este techo de cristal y consolidar su carrera. “Nos encontramos con una torre paritaria en la base que se va inclinando a medida que asciende en detrimento de la mujer”.

El informe aporta dos datos que describen a las claras el grado de discriminación existente. Casi el 80% de las cátedras de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) están ocupadas por hombres y el 75% de quienes lideran un laboratorio o su propio grupo en los centros de investigación también. La desigualdad en el ámbito científico no es un rasgo exclusivo de Euskadi sino un problema que se reproduce en todo el mundo.

Recientemente trece instituciones científicas de ámbito internacional, entre ellas el Instituto Curie (Francia), se han unido en torno al proyecto Libra que persigue evaluar el estado de la igualdad en cada uno de los institutos e implementar acciones innovadoras para incrementar la representación y la participación de las mujeres en posiciones de liderazgo.

En setiembre la revista Nature publicó los resultados de una investigación que pone de manifiesto que sólo el 24% de las científicas ocupan un puesto de docente en las universidades de Reino Unido. Los responsables del artículo afirman que la infrarrepresentación de la mujer en el escena universitaria explica “que haya menos solicitudes de subvención por su parte y se traduce en un éxito inferior que el de los científicos”. Es la pescadilla que se muerde la cola, pero nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato. Pese a que las mujeres suponen el 35% en la población investigadora vasca (11.843 personas dedicadas en exclusividad) y que la ratio de científicas apenas ha mejorado 4 décimas la última década, el Plan de Ciencia Tecnología e Innovación (PCTI 2020) no recoge medidas para corregir este desequilibrio. Y ayer la consejera de Educación, Cristina Uriarte, se limitó a decir que esta falta de igualdad “es un reto por delante” que Euskadi comparte con otros países.

Esta son las cifras de la discriminación en la ciencia made in Basque Country. A comienzos del siglo había cerca de 2,3 hombres por cada mujer investigando, ahora esa ratio es de 1,87. Desde 2004 la defensa de las tesis ha sido similar y en dos de los cinco últimos años el número de nuevas doctoras ha sido superior. En 2013 la balanza cayó por poco del lado de los hombres. Se doctoraron 220 varones por 211 mujeres. El informe señala que en la UPV/EHU “sigue existiendo una gran disparidad” entre quienes se doctoran y quienes se consolidan en una plaza PDI (Personal Docente e Investigador). Únicamente hay más mujeres en la categoría más baja de la universidad, la de ayudante y ayudante doctor. La situación se iguala en el caso de la figura de colaborador y contratado doctor, pero se amplía en el nivel de titular (el 58% hombres por 42% mujeres). Únicamente el 22% de ellas han llegado a catedráticas. Debido a que tienen mucho menos PDI, el reparto en las universidades privadas “es más equitativo”, solo roto por un 80% de profesores asociados.

En los centros de investigación

Donde se percibe nítidamente los obstáculos de una mujer en su carrera es en los centros de investigación. Tras analizar la plantilla que tenían los CIC y BERC a junio de 2015, el estudio concluye que “son menos las mujeres que continúan en la ciencia después de obtener el doctorado, y la mayor pérdida se da a la hora de consolidar posiciones estables y liderar sus propios laboratorios”. Más del 80% de las direcciones de los centros de investigación vascos y el 75% de los investigadores senior son hombres. Sólo en la base hay más mujeres (las predoc), aunque pierden esta primacía rápidamente en los puestos reservados a posdoc, un escalón por encima. Pese a que los CIC y BERC son centros relativamente jóvenes, Ikerbasque asegura que reproducen los patrones de instituciones mucho más antiguas, lo que demuestra que la desigualdad “es un problema trasversal a todo el sistema de ciencia” vasco.

La falta de oportunidades de las investigadoras una de las sombras del Informe sobre la Ciencia 2015 que, alejado de “triunfalismos”, concluye que la ciencia vasca está “en el buen camino”. Así lo confirmó la consejera Uriarte, quien resaltó que la producción se ha triplicado la última década y que las publicaciones indexadas representan “por primera vez” más del 6% de la producción científica del Estado, lo que le ha aupado al 5º puesto. “Aún hay margen de mejora”, reconoció Cossío. Y es que, aunque Euskadi es la única comunidad que invirtió en 2013 más del 2% de su PIB a actividades de I+D (el 16% a investigación básica) aún está a gran distancia de Madrid o Catalunya favorecidas su densidad demográfica y tradición, factores a los que se une el efecto CESIC y las potentes unidades de investigación de los hospitales. 




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