Este texto ha sido publicado en Gara:
Pablo Lorente Zapatería | Plataforma Ribera por el Tren Público y Social
La gran mentira del TAV
Estamos asistiendo a la propaganda y entremeses (más de dos años de dimes y diretes) del «convenio» entre los Gobiernos de Navarra y el Estado, para financiar las obras del denominado «corredor navarro» del Tren de Alta Velocidad (TAV).
Nos traerá el progreso y mejora de las «comunicaciones» y el «transporte» de mercancías y viajeros, que supondrá el TAV para la competitividad y el avance de las empresas y economía navarras en este mundo globalizado por el capitalismo neoliberal, nos cuentan los mismos que están llevando al paro a miles y miles de trabajadores y trabajadoras.
Nos cuentan que mediante el descuento de cantidades correspondientes al Cupo Foral (asignación de parte de los impuestos de los navarros y navarras a las arcas del Reino de España), empezarán a financiar las obras de la que va a ser la obra de mayor impacto medioambiental, social, cultural y económico de este siglo si finalmente se lleva a cabo, para el territorio y los habitantes de Navarra.
No cuentan sin embargo, que el impacto acústico (contaminación sonora) en «un corredor del TAV a 250 metros a los dos lados de la vía, el ruido puede llegar a ser de entre 94 y 79 decibelios» muy superiores a lo recomendado para la buena salud de las personas. Tampoco nos cuentan que debido al sistema de electrificación que necesita el TAV (25.000 v. a corriente alterna) se genera un campo electromagnético, cuyas radiaciones, que afectan de 200 a 800 metros de distancia de las catenarias y las vías, se ha demostrado que no son inocuas para la salud. Tampoco les interesa mencionar que el consumo de energía eléctrica de un TAV a 300 km/h es equiparable al consumo doméstico de una población de 25.000 habitantes. Que la energía necesaria para mover estos «aviones sobre raíles» proviene de centrales nucleares y térmicas principalmente. Que las tres centrales térmicas ilegales de Castejón son piezas fundamentales para garantizar el suministro al TAV dentro del corredor del Ebro. Que con lo que cuesta el kilómetro de trazado TAV (18 millones de euros, 3.000 millones de las antiguas pesetas) más su posterior mantenimiento se podría renovar, mejorar y ampliar la actual infraestructura ferroviaria: abriendo estaciones, aumentando el número de paradas y el número de trenes, mejorando los equipos técnicos y aumentado las plantillas de personal, con la consiguiente creación de empleo. Sacando de la carretera la mayoría del transporte de mercancías y pasándolo al ferrocarril, disminuyendo las emisiones de CO2 y otros contaminantes, cosa que por cierto el TAV no va hacer (no existe ningún TAV que lleve mercancías, ¿cuántas toneladas de mercancías ha llevado el TAV-AVE Madrid-Sevilla desde 1992?).
En definitiva, sólo desde el punto de vista económico sobran razones para oponerse al TAV y apostar por el tren como medio público y social para el transporte de personas y mercancías. Si añadimos las razones medioambientales y la defensa de la salud de las personas, comprobaremos que para llegar 30 minutos antes de Pamplona a Madrid o viceversa, no es ni lógico, ni necesario, ni imprescindible la construcción del «corredor navarro» del Tren de Alta Velocidad.
Que en localidades como Tudela, los grupos municipales debatan sobre soterramiento o nueva estación fuera de la ciudad, es manipulador, miserable y totalmente superfluo. El debate real es si es necesario o no, si es justo o no, si es sostenible o no la construcción del trazado del TAV, lo demás es jugar a gestores del sistema, jugar al Monopoly de la especulación. El TAV es uno de los exponentes máximos del modelo de transporte especulativo del sistema económico que destruye el medio ambiente, eliminando el concepto de tren como transporte público, social y universal.
Hoy sábado, 9 de mayo, estaremos en Pamplona-Iruñea, apoyando la manifestación contra el TAV convocada por AHT Gelditu! Elkarlana, es lo que toca y no hay excusas ni campañas de criminalización que nos paren, por que lo que vamos a parar es al TAV, esa gran mentira.
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