Continuando con el tema este de la transición de una CAV de derecha, católica y nacionalista a una CAV socialista, constitucionalista y no-nacionalista tenemos aquí este texto de Floren Aoiz publicado en Gara:
¿Entenderán algún día los del PNV que no engañan a nadie?
Floren Aoiz | www.elomendia.com
¡Vaya con los «nonacionalistas»!
Estamos sufriendo el paso del nacionalcatolicismo al nacionalconstitucionalismo, que es en realidad un criptonacionalismo español. Y es que ahora la defensa de la España una, grande y libre se hace desde el «nonacionalismo». Como afirma Pérez Garzón en su libro «La gestión de la memoria», el nacionalismo español «tiene la virtud de presentarse como si no fuese nacionalista». Tanto es así que al bloque formado por PP y PSOE lo llaman no nacionalista. Claro que, si hablamos de terminología, también niegan que sea un bloque. Y, por supuesto, nada de frente. Lo que hacen ellos se llama defensa del pluralismo.
Ya lo escribió Joxe Azurmendi: «nosotros, que incesantemente sufrimos el sambenito de nacionalistas, sospechamos que no es nuestro nacionalismo el único que existe en el mundo». Nuestras sospechas tienen una base muy fundamentada, ciertamente. Ni eso que se llama «conflicto vasco» ni la evolución histórica de esta parte del mundo en los últimos siglos pueden entenderse sin prestar atención al nacionalismo español. Este nacionalismo basado en la supuesta recuperación de la España visigoda se ha ido imponiendo a fuerza de todo tipo de «reconquistas», como la de los reinos musulmanes, pero también de otros como el de Navarra. Llegó luego el imperio donde nunca se ponía el sol y, más tarde, cuando cayeron las picas de Flandes y llegaron los desastres, como el de 1898, las garras del nacionalismo español se posaron de nuevo sobre el Norte de África. Y llegó otro desastre y nuevos regueros de sangre. Y de aquellos barros vinieron los lodos del 36, gracias a los que Franco se hizo con el poder, y la transición que preservó por encima de todo la sacrosanta unidad española.
La de López ha sido, como las anteriores, una cruzada, una liberación, como llamaban los franquistas a su ocupación del territorio. Una pica en Gernika. La derrota del infiel, la exclusión del musulmán y el judío, la pureza de sangre, la Inquisición, todos los atributos de eso que ahora definen como nonacionalismo, reconvertidos en la batalla contra el sentimiento nacional vasco, el euskara, nuestra historia y nuestra cultura.
Es significativo que hayan escenificado la toma de posesión de López y el abandono de Ibarretxe como si de la toma de Granada se tratara. El taimado Boabdil-Ibarretxe se aleja de su querida Alhambra-Ajuria Enea mientras López comienza su trabajo de destrucción del pasado.
En Granada todavía existe un lugar llamado El suspiro del moro, donde supuestamente Boabdil se detuvo a contemplar por última vez su amada Granada. ¿Dónde está el suspiro de Ibarretxe? ¿Se retirará para siempre, como Boabdil?
Ajuria Enea no es la Alhambra. Ni el reino independiente de Granada la Comunidad Autónoma Vasca. En realidad, el partido de Ibarretxe ha sido hasta ayer el socio preferente del partido de López. Y, por increíble que parezca, hasta en medio de esta batalla siguen cruzándose arrumacos.
Y ahora llega la siguiente cruzada, la «deslegitimación de la violencia». Una frase que, por cierto, estaba en los discursos de López e Ibarretxe. ¡Qué casualidad!
¿Entenderán algún día los del PNV que no engañan a nadie?
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