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sábado, 1 de mayo de 2021

Un Síntoma Llamado Vox

Completamente de acuerdo con el planteamiento que hacen acerca de Vox los amigos de Izquierda Castellana con este texto dado a conocer en su portal:


Vox no es más que un síntoma, la enfermedad es el Régimen del 78

Confundir un síntoma con la enfermedad es más que un grave error.

El nivel de análisis de la realidad, a izquierda y derecha institucional, es de una pobreza intelectual y moral tal que se convierte en un indicador más que significativo de la decadencia del Régimen del 78. Sí, ese Régimen salido del llamado “milagro de la Transición”, es decir, la adaptación del franquismo a las exigencias formales de los nuevos tiempos mediante el proceso de la II Restauración monárquica.

El franquismo, por supuesto, no era solo ni fundamentalmente Franco, tal como algunos pretenden hacernos creer ahora de forma interesada. El franquismo era el fascismo a la española que se construyó para liquidar el proyecto más importante de desarrollo político, social, económico, científico y cultural de los Pueblos del Estado español en el siglo XX: la II República. El franquismo fue un régimen que nació contra la República, contra los Pueblos del Estado español y al servicio del capital financiero, subordinado a los intereses del nazi/fascismo internacional, y que articulaba al conjunto del bloque dominante español con una composición en lo esencial similar al de la actualidad, con la incorporación de algunos representantes de la partitocracia.

El proceso de Transición no solo no puso en duda la legitimidad del Régimen franquista y sus orígenes -una guerra contra el Pueblo y la democracia-, sino que le dio su bendición.

Cuando en los años 70 y 80 del pasado siglo se debatía y se luchaba por la ruptura, no se estaba impulsando un debate académico; no, se estaba desarrollando un posicionamiento sobre si realmente en el Estado español había que avanzar hacia una auténtica democracia o se daba continuidad, aunque fuera con algunas nuevas formas, al Régimen impuesto por una guerra contra el Pueblo y apoyada por los ejércitos fascistas y extranjeros de Alemania, Italia y Portugal.

La correlación de fuerzas en el propio Estado español en ese momento (década de los setenta y ochenta del pasado siglo) y el amparo internacional, especialmente de la Europa capitalista y de los EE.UU., a pesar de la muy importante resistencia en diversos Pueblos del Estado, impuso la salida que hoy estamos sufriendo. Confluyeron en aquel proceso dos circunstancias que hoy ya no existen:

    ~ La primera, se “vendía” la Transición como el mal menor: aunque no fuera la democracia a la que la mayoría de la población aspiraba, al menos serviría para dejar atrás a la dictadura franquista. Ese argumentario se ha utilizado posteriormente de forma recurrente, en especial cuando hay convocatorias electorales.
    ~ Por otro lado, se vivió una absoluta orfandad política entre la mayoría social que, en Castilla en general y en Madrid en particular, aspiraba a un auténtico sistema democrático.

Hoy la situación es muy diferente. El Régimen de la Transición aparece como lo que realmente es, un marco de corrupción y defensa de intereses corporativos que se sitúan de espaldas y opuestos a los intereses de la mayoría del Pueblo; un exponente preciso de esta cuestión es Juan Carlos I, el conocido como artífice de la Transición hasta hace muy poco tiempo. También ha quedado al descubierto una UE decadente e ineficaz. Por otro lado, asistimos al crecimiento de un movimiento popular en Madrid y en el conjunto de Castilla que, aun siendo insuficiente para dar la vuelta a la situación, progresa adecuadamente dando pasos sólidos en esa dirección.

Este panorama sintéticamente descrito supone la mayor crisis del Régimen de la II Restauración desde su puesta en marcha. Crisis que desde luego se puede alargar en mayor o menor medida, pero que en cualquier caso no tiene ya solución.

Como suele ocurrir históricamente en estos casos, aparecen “vendedores de soluciones mágicas”. Soluciones mágicas que solo benefician corporativamente a los que las venden, y que se basan en un planteamiento muy simple. Se trata, en primer lugar, de desnaturalizar el problema real, y en segundo, de proponer un tratamiento también simple, apto para todos los públicos. Podemos es uno de esos intentos de soluciones mágicas.

Nuestra primera valoración de las elecciones autonómicas en Madrid era que estas iban a ser algo más que unas elecciones autonómicas, y que la derecha del Régimen las aprovecharía para cuestionar la política general del Gobierno de coalición y demostrar que la pretendida estabilidad de este es una cuestión más de apariencias que de realidad.

Ante el planteamiento reduccionista y plenamente manipulador de Ayuso de que se trata de elegir entre socialismo/comunismo o libertad, la izquierda del Régimen, en una más que estúpida maniobra, contrapone un no menos reduccionista planteamiento: fascismo o democracia, o aun yendo más lejos, fascismo-antifascismo, pretendiendo vendernos como antifascistas nada menos que al Sr. Franco, hasta hace pocas semanas Delegado del Gobierno en Madrid; al Sr. Marlaska, ministro del Interior; al Sr. Gabilondo… Todo ello en un intento de chantajear emocionalmente al sector social que en Madrid efectivamente se siente antifascista.

En algunas editoriales anteriores comentábamos como el irracionalismo, en el cual se encuentra la sistemática falta a la verdad, es la base filosófica y de pensamiento para el crecimiento del fascismo como proyecto político; pues bien, en este terreno el Gobierno de coalición es un auténtico campeón, mienten más de lo que hablan. Por recoger algunos casos de los últimos días: resulta que en el último trimestre se han destruido 137.500 puestos de trabajo, pero sin embargo el paro ha disminuido en 65.800 personas; es lo que tienen las contabilidades creativas. Simplemente no cuentan al más del millón de trabajadores/as que no aparecen en las listas de paro porque ni tan siquiera han podido buscar trabajo por las circunstancias de la pandemia. No se informa para nada a la población del contenido de los proyectos que se han enviado a Europa para tener acceso a los fondos europeos, fondos que según nos cuentan van a tener también un efecto mágico sobre nuestra realidad. Estos proyectos de reformas afectan al sistema de pensiones, al régimen laboral, al régimen fiscal y a los servicios públicos en general. No es difícil imaginarse que cuando no nos cuentan nada es porque su contenido es francamente nefasto.

La fiebre es un síntoma, no es la enfermedad; en ese mismo sentido, Vox no es más que un síntoma de la enfermedad del Régimen del 78, enfermedad cada día más grave. El problema no es acabar con Vox, que es una tarea relativamente sencilla; la cuestión es acabar con el Régimen del 78, el único camino que nos permitirá construir un proyecto democrático, igualitario y soberano para los Pueblos del Estado español.

El día 4, a pesar de todas las maniobras de despiste, la gente votará teniendo muy en cuenta las prácticas del Gobierno central; por eso la derecha sociológica irá en masa a votar y una parte de la izquierda sociológica se abstendrá como expresión de rechazo a esa política de claudicación del Gobierno de coalición; y lo harán con absoluta y plena legitimidad. Que no vengan a decir después que tenemos lo que nos merecemos, porque la experiencia nos dice que, a través del voto, en este país, no se resuelven en lo esencial los problemas, y mucho menos cuando la representación institucional es de una flojedad tal como la actual.

Lo que es imprescindible, ya estamos en ello, pero hay que intensificarlo al máximo, es el proceso de construcción del movimiento popular en Madrid y en general en el conjunto de Castilla. Esa es la auténtica clave para impulsar el cambio social y político en nuestra tierra y en general en el Estado español.

Se está iniciando el trabajo para la organización de una jornada de lucha en la Comunidad de Madrid para finales de junio, al margen de los resultados electorales del 4 de mayo. Que esa jornada de lucha sea un éxito en todos los planos sí que significará un paso esencial en el proceso de construcción de una alternativa progresista en Madrid. Volveremos a ver como desde diversos ámbitos, incluyendo el institucional, se pondrán todos los obstáculos para que esa jornada de lucha no sea un éxito. Ahí es donde comprobaremos de verdad la lucha entre fascismo y antifascismo, entre justicia social o neoliberalismo en cualquiera de sus formas.

Izquierda Castellana, 30 de abril de 2021

 

 

 

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