Desde el portal de La Vanguardia traemos a ustedes este reportaje acerca de una ciudad cuyo destino experimentó un giro de 180° hace cuatro décadas, un evento trascendental que ha contribuido enormemente a cimentar la apuesta del pueblo vasco por su autodeterminación, convirtiendo a la CAV en una entidad viable económica y políticamente ya no en el plano estatal español, sino en el escenario europeo.
Aquí la información:
La capitalidad vasca que cambió el futuro de Vitoria-Gasteiz
Las instituciones vascas celebran este fin de semana el 40+1 aniversario de la decisión que convirtió a esta ciudad en la sede de las instituciones comunes de Euskadi
Ander GoyoagaLa evolución de Vitoria-Gasteiz en las últimas cuatro décadas está marcada por una decisión que se adoptó el 23 de mayo de 1980. El Parlamento Vasco aprobó entonces que la ciudad se convirtiese en la sede de las instituciones comunes de la autonomía vasca que renacía tras la dictadura franquista. Esta capitalidad de facto es hoy un atributo tan consustancial a la ciudad como la apuesta que llegaría después por consolidarla como una referencia en calidad de vida y sostenibilidad. Es la historia de un pequeño éxito que se celebrará este domingo.
El lehendakari, Iñigo Urkullu, y el alcalde de Vitoria-Gasteiz, Gorka Urtaran, presidirán los actos de celebración del 40+1 aniversario de la capitalidad, aplazado el año pasado con motivo de la pandemia. La efeméride está marcada por varias decisiones de carácter político entre las que pesaron variables como la voluntad de otorgar un papel relevante a Álava en el proyecto autonómico o el hecho de que Navarra se quedará fuera de la apuesta por el Estatuto común, lo que obligó a descartar la posibilidad de que Pamplona fuese la capital de una autonomía a cuatro.
La decisión
La primera condición que acercó la capitalidad a Vitoria-Gasteiz fue, de hecho, que Navarra se descolgase del Estatuto a cuatro, un planteamiento que entroncaba con los proyectos de autonomía que se habían impulsado entre 1931 y 1936. La correlación de fuerzas que salió de las elecciones de abril 1979 al Parlamento de Navarra terminó de decantar la balanza y, más allá de la disposición transitoria cuarta de la Constitución (habilita la posible incorporación de Navarra), abrió la vía de la autonomía uniprovincial y el Amejoramiento del Fuero navarro.
A partir de ese momento, se barajaron cuatro opciones para la capitalidad de la comunidad autónoma -y nacionalidad histórica- que surgiría de la aprobación de la Constitución española y el Estatuto de 1979: Bilbao, Vitoria-Gasteiz, Donostia/San Sebastián y Gernika. Las dos últimas opciones, sin embargo, no tuvieron excesivo peso.
La decisión final se tomó en Pamplona y en Bilbao. En la capital navarra se reunió la Asamblea del PNV en la que se aprobó la opción de Vitoria-Gasteiz, defendida especialmente por el alavés Emilio Guevara y los navarros Carlos Garaikoetxea y Manuel de Irujo, histórico militante del PNV y ministro durante la II República. El sector navarro, no obstante, defendió esta opción con la condición de que, si Navarra se integraba en una autonomía a cuatro, la capital sería Pamplona.
En aquella Asamblea también estuvo presente Iñaki Anasagasti, que defendió, junto a Mitxel Unzueta, que Bilbao debía ser la capital. “Se optó por Vitoria-Gasteiz como una opción provisional hasta que Navarra se incorporase”, recuerda.
En la decisión pesaron razones de tipo pragmático y también una visión política sobre el futuro de Álava. “Emilio Guevara hizo una labor muy importante. Ofreció el geriátrico de Lakua como sede del Gobierno Vasco, el palacio de Ajuria Enea como residencia del lehendakari y Arkaute como sede de la Ertzaintza. Además, la capital alavesa contaba con el antiguo Instituto Ramiro de Maeztu, que se convertiría en sede del Parlamento Vasco”, explica Anasagasti. Curiosamente, él mismo hizo gestiones para convertir varios edificios de Bilbao en sedes de las instituciones comunes, entre ellos Ibaigane, actual sede del Athletic Club, que habría sido la residencia del lehendakari.
Evolución demográfica
Además de estos criterios de carácter pragmático, el PNV consideró que la opción de Vitoria-Gasteiz reforzaría la adhesión de los alaveses con respecto al proyecto común de Euskadi, según indica Anasagasti. “La prueba de que era necesario es que unos años después surgió Unidad Alavesa”, indica.
La opción de Vitoria-Gasteiz, aprobada por el PNV en Pamplona, fue refrendada poco después en Bilbao. Allí, en el Palacio de la Diputación Foral de Bizkaia, se había instalado provisionalmente el Parlamento Vasco, tras realizar una primera sesión en Gernika. Con los votos de PNV, PSE y UCD, el Legislativo aprobaría su primera Ley, por la que nombraba a Vitoria-Gasteiz “sede de las instituciones de la Comunidad Autónoma del País Vasco”.
La norma, firmada por Carlos Garaikoetxea, consta de un único artículo y ha permanecido inalterable hasta ahora. La literalidad de la Ley no nombra a Vitoria-Gasteiz capital de Euskadi como sí se hizo en otras autonomías, si bien le otorgó de facto un estatus que ha marcado su identidad y evolución.
En el año 1980 Vitoria-Gasteiz era un folio en blanco en el que todo estaba por escribir. La ciudad había vivido una impresionante transformación demográfica, pasando de 73.000 habitantes en 1960 a 190.000 en 1980, y presentaba innumerables problemas urbanísticos y sociales a los que hacer frente. En todo caso, tenía también una pirámide poblacional joven y un potencial enorme por desarrollar
El abogado José Ángel Cuerda (PNV) fue el primer alcalde de la etapa democrática en Vitoria-Gasteiz y el encargado de gestionar la que fue, prácticamente desde su llegada, la sede de las instituciones comunes.
“Tras el Franquismo, se inició una nueva etapa en la que se estrenaba una nueva forma de hacer y entender la política. Vitoria había pasado bastante desapercibida hasta entonces. Con la capitalidad se le dio una función concreta y se hizo una apuesta para que fuera una ciudad que tuviera su importancia. Se le otorgó un rango especial y se quiso que ocupase un lugar relevante desde un punto de vista urbanístico o educativo”, explica.
En aquel folio en blanco se fue dibujando una ciudad que apostaba por la habitabilidad, los servicios sociales de calidad, la sostenibilidad y que, además, se había transformado en la sede del Gobierno Vasco, el Parlamento Vasco, la Lehendakaritza y, en consecuencia, era el escenario de buena parte la vida política, social e institucional vasca. A la nueva capital llegaría también uno de los campus de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), así como decenas de proyectos y servicios relacionados con su peso creciente.
“No sé qué habría pasado con proyectos como el del campus de la UPV sin la capitalidad, desde luego habrían sido más complicados. Aquella decisión permitió que se otorgase más importancia a Vitoria, facilitó las relaciones con el resto de administraciones, ya que estaban aquí mismo, y, desde un punto de vista emotivo, ha contribuido al orgullo de los vitorianos”, explica Cuerda, recordado primer edil entre 1979 y 1999.
Desde su designación como sede de las instituciones comunes, Vitoria-Gasteiz ha sido con mucha diferencia la capital vasca que más ha crecido. En cuatro décadas ha ganado 60.000 habitantes (Bilbao ha perdido casi 80.000 y San Sebastián apenas ha ganado 13.000 vecinos), ha sumado relevancia y se ha consolidado como una referencia en cuanto a sostenibilidad y calidad de vida.
A juicio de su actual alcalde, Gorka Urtaran, el balance de aquella decisión es netamente positivo: “La capitalidad ha servido para impulsar el desarrollo económico y social de Vitoria-Gasteiz, para incrementar nuestra autoestima, nuestro orgullo y para demostrar que Vitoria-Gasteiz está a la altura de las ciudades que tienen que ser capitales. Tiene unos servicios públicos de calidad, unas prestaciones muy modernas y permite ofrecer los servicios que demanda toda la actividad relacionada con la capitalidad”.
La ciudad, además, recibe un canon de capitalidad que en los próximos cuatro años le otorgará 40 millones de euros y la posibilidad afrontar inversiones relacionadas con su promoción, así como abordar la mejora de infraestructuras y equipamientos.
Este domingo el lehendakari y el propio Urtaran firmarán la renovación del canon de capitalidad y presidirán esos actos organizados con motivo de esta efeméride aplazada. El programa incluye la exposición ‘40+1, Vitoria-Gasteiz, capital de Euskadi’, que recordará de forma gráfica la evolución de la ciudad desde los años 80.
El actual primer edil vitoriano sintetiza esa evolución haciendo una analogía con la propia sociedad vasca: “Vitoria-Gasteiz es hoy una ciudad abierta, moderna y que representa los valores de la propia sociedad vasca. Tiene buenos servicios públicos, un peso industrial en el PIB muy importante, que es también una característica de Euskadi, está bien conectada y es un referente en sostenibilidad. Es un paradigma de lo que tiene que ser la capital de una sociedad como la vasca. De hecho, diría que es una ciudad de los gasteiztarras, pero también del conjunto de la ciudadanía vasca”.
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