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martes, 11 de mayo de 2021

Albin Entrevista a Otegi

Desde el portal de Público traemos a ustedes esta entrevista realizada por nuestro amigo Danilo Albin a Arnaldo Otegi:



EH Bildu acaba de cumplir diez años. Hace ahora una década, sus promotores aguardaban el nacimiento entre nervios: su futuro estaba en manos del Tribunal Constitucional. Los jueces no pusieron trabas y el proyecto político del soberanismo vasco de izquierdas inició entonces su andadura. Mientras la gente celebraba en el Arenal de Bilbao, Arnaldo Otegi no pudo dar abrazos ni ofrecer discursos: estaba preso en la cárcel de Logroño. Seis años y dos meses después de recuperar la libertad, este histórico dirigente abertzale acaba de ser reelegido por la militancia como coordinador general de la coalición.

¿Cuál va a ser la hoja de ruta de EH Bildu a partir de este congreso?

Girará sobre tres grandes ejes. El primero, la batalla de ideas que hay que dar en torno a estos conceptos: la acumulación de capital frente a la vida y el autoritarismo frente a la libertad. Creo que la izquierda debe hacer una reflexión sobre la libertad para que la derecha y la ultraderecha no se apoderen de ese concepto. La libertad no es tomar cervezas en las terrazas, es mucho más. Sobre esa batalla de ideas tendremos que articular un discurso ideológico en términos ofensivos. Por otro lado, nuestro independentismo es también internacionalista, por lo que seguimos pensando que lo mejor para las clases populares de nuestro país es formar una república propia. También hablamos de la transformación social, poniendo en el centro el reparto de la riqueza. Asimismo, el otro gran reto es consolidar la convivencia y buscar un relato incluyente, que garantice la no repetición y la memoria inclusiva.

¿Hay espacios posibles de colaboración entre las izquierdas para hacer frente a la ultraderecha?

Sí. Creo que en esta época que nos ha tocado vivir sobran los infantilismos y las frivolidades. Hay que tener en cuenta que la ultraderecha, en nombre de la libertad burguesa e individual, está poniendo en marcha una revolución cultural e ideológica, y la está consumando. Si la izquierda no entiende que hay que construir frentes amplios sobre programas de mínimos -que a nuestro criterio pasan por el modelo territorial, la resolución democrática del problema nacional, el reparto de la riqueza y la consolidación de un régimen democrático-, no estará cumpliendo su papel histórico. Creo que las izquierdas de las naciones sin Estado junto a las del Estado tenemos un espacio amplio para colaborar.

¿Cuál es la mejor receta para frenar a la ultraderecha? ¿Hay que rebatirles o ignorarles?

Nunca hay fórmulas mágicas ni cerradas. Si les ignoramos, no van a desaparecer. Yo soy más partidario de combatir sus ideas, aunque hay momentos determinados en los que ciertas apreciaciones que puedan hacer en público te deben llevar a mantener una posición firme, como ha ocurrido en algún debate en Madrid. Yo creo que a la ultraderecha se le combate en la batalla por las ideas, en el trabajo paciente, y sobre todo ofertando una alternativa creíble, que otorgue optimismo y confianza a las clases medias y trabajadoras. Las clases medias, que ahora están asustadas, son las que están aupando al autoritarismo tanto en el Estado como en Europa, porque consideran que hay una escalera social en la que siempre les ha tocado subir, y ahora están bajando y proletarizándose. Si no sabemos entender ese miedo y darles una seguridad, esas clases medias votarán de forma reaccionaria. Las izquierdas necesitan recuperar su relato, su narrativa.

¿Qué le ha llamado la atención de las elecciones en la Comunidad de Madrid?

La verdad que no me ha llamado mucho la atención lo que ha ocurrido. Si se realiza un análisis de la situación, un factor fundamental es la gestión del miedo por parte del capitalismo y de las clases medias. Esa gente ha votado porque tiene un comercio, porque es autónoma, y porque alguien le da la posibilidad de luchar por ella y por su familia. Eso es una situación vital que te ha tocado vivir y necesitas salir de ella. Por lo tanto, eliges la receta que consideras que te permite salir más fácilmente. Ahí la izquierda no ha acertado.

¿Qué le parece la decisión de Pablo Iglesias de abandonar la política?

No quiero entrar a valorar una decisión política y personal. Mantengo una buena relación con Pablo Iglesias y no quiero opinar en público: ya le diré en privado lo que pienso. En todo caso, considero que hacerlo esa misma noche electoral fue regalarle el segundo triunfo a la derecha. Pero esto no es una crítica: él ha tomado una decisión, yo la respeto y espero que siga contribuyendo a la política en el Estado, de una manera o de otra.

En el cierre del congreso de EH Bildu, usted citó el acuerdo que se alcanzó con el Gobierno para derogar la reforma laboral. ¿Existen vías para que EH Bildu y el Ejecutivo de coalición mantengan abierto el diálogo?

Sí, sin duda. Nosotros hicimos una interpelación a este gobierno en tres ámbitos: resolución democrática de los problemas nacionales, una política penitenciaria ajustada a la legalidad y propuestas sociales de carácter progresista, de izquierdas, que garanticen a la gente sus derechos básicos. Al final, lo que estamos pidiendo es que cumplan su programa de gobierno. Lo que no puede ser es que cuando gobierna la derecha aplica políticas de derecha y cuando gobierna la izquierda se acompleja y vuelve a hacer políticas de derecha, porque para ese viaje no hacen falta alforjas. Este es el primer gobierno de coalición con un partido a la izquierda del PSOE desde la Segunda República, y eso se tiene que notar. Ahora hay que cumplir, porque arredrarse es despejar el camino a la reacción.

Desde distintos ámbitos destacan que el PNV está preocupado por el papel que ha alcanzado EH Bildu en el Congreso, porque ya no tiene el monopolio de la representación de los intereses vascos en Madrid…

Sin embargo, la izquierda independentista siempre le ha hecho una propuesta al PNV: vamos a ponernos de acuerdo sobre los mínimos que todos podemos defender, pero esto es algo que no acaban de entender. Nosotros vamos a Madrid a sostener una ventana de oportunidad, a parar a la derechona y ver si se avanza en los ámbitos que comentaba antes. Si el PNV cree que Madrid es un espacio para la competencia, es su problema, no el nuestro.

¿Se están produciendo cambios en materia de política penitenciaria?

Digamos que la política penitenciaria se ha ajustado en una pequeñísima parte a la legalidad. Se están produciendo unos ajustes, todavía muy escasos, pero que al menos apuntan en la buena dirección. Lo que pide EH Bildu en esta materia es que se cumpla la ley ordinaria. Aquí hubo un andamiaje que se construyó contra los presos políticos vascos, y eso hay que desactivarlo. Cuando determinadas asociaciones de víctimas -y no me quiero meter con ellas- se refieren a este tema, ¿por qué prefieren que haya un preso en Puerto de Santa María y no en Vitoria, si está igualmente en la cárcel? ¿A quién se castiga con esa medida? A sus familiares.

 

 

 

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