Desde Naiz traemos a ustedes este artículo que detalla algunas de las participaciones de quienes tomaron parte en el coloquio en donde también ha estado presente Josu Urrutikoetxea.
Adelante con la lectura:
Llamamiento a completar las tareas pendientes para asentar una paz justa y duradera
El panel dedicado a Euskal Herria dentro del coloquio «Dialogar entre enemigos» organizado en la Asamblea Nacional francesa ha permitido analizar la vía vasca a la paz pero sobretodo los ponentes han coincidido en la necesidad de completar las tareas pendientes en materia de presos y víctimas.Maite Ubiria
El llamamiento ha sido lanzado, primero por el propio Josu Urrutikoetxea, al advertir de que las posibilidades que ofrece la llamada vía unilateral llega a su límite y dejar sentado que es una prioridad abordar las cuestiones pendientes, particularmente las relativas al reconocimiento de víctimas y a la situación de personas presas, refugiadas o deportadas.
Brian Currin, una de las referencias internacionales del proceso de resolución vasco, ha debido reconocer que «no tengo razones para sentirme optimista» en relación a la implicación de los estados en la resolución sobre las consecuencias del conflicto.
No obstante se ha mostrado más esperanzado sobre «las capacidades de la sociedad», con referencia en este caso a Ipar Euskal Herria, para encontrar «caminos». Y se ha respaldado en el precedente de que Euskal Herra fuera capaz de construir un proceso de paz «de espaldas, y por momentos, incluso en contra de la voluntad de los estados».
Currin, que ha explicado que fijó la vista en el caso vasco a raíz de que «en 2004 me contactara en Sudáfrica una delegación de la izquierda abertzale», ha hablado de hitos esenciales como la Declaración de Bruselas (2010), para detenerse en el «avance» que implicó la vuelta a a actividad política legal de la izquierda abertzale, pero no en otro de los capítulos que «estuvo desde el principio encima de la mesa, como fue que en un determinado estadio, esa negociación permitiera dar salida a la cuestión de los presos».Currin ha repasado las gestiones desarrolladas por el Grupo Internacional de Contacto - no ha olvidado citar las dificultades con que se encontraron primero esos facilitadores, como luego los verificadores por la falta de implicación de los estados - cara a mantener una implicación por mínima que fuera de todas las partes en el esquema de resolución y ser depositario del aval necesario para abordar las cuestiones ligadas a la normalización política y en la fase más avanzada al desarme.
Currin: «Hay que tratar las consecuencias del conflicto»
Como los otros ponentes Currin ha hecho hincapié en el compromiso con abrir «de manera unilateral, una transición desde la violencia hacia la paz» demostrado a lo largo del tiempo por la izquierda independentista, pero sobretodo ha avalado la labor desarrollada por la sociedad vasca.
Y, poniendo como ejemplo a Sudáfrica, ha afirmado que en su país «se pagan las consecuencias de no haber abordado las consecuencias del conflicto» algo que ha estimado clave y que ha considerado que no puede obviarse cara a asentar paz y construir la paz en Euskal Herria.
El compromiso para hacer posible el desarme por los Artesanos de la Paz, pero también los distintos acuerdos impulsados desde entonces por el Foro Social para «avanzar desde amplios consensos en las cuestiones pendientes» han sido remarcados, a lo largo del coloquio, por varios de los ponentes.
La representante de la Fundación Berghof, Véronique Dudouet, ha aprovechado su intervención para recalcar que hay que completar el esquema DDR que figura en los estándares de resolución de conflictos, y al doble emplazamiento realizado por el propio Urrutikoetxea ha añadido una petición dirigida a los electos que han seguido la sesión de debate en la Asamblea Nacional francesa.
«Respetar el estatus de los antiguos negociadores»
«A sabiendas de que por las características de este proceso, y debido a la no implicación al uso de los estados la aplicación de la justicia tradicional es más difícil, les pide a ustedes, electos, que trasladen a los gobiernos la necesidad de abordar la cuestión de la víctimas, pero también del retorno de presos y exiliados o la cuestión del estatus de los antiguos negociadores -alusión al doble procesamiento al que hace frente Urrutikoetxea en el Estado francés- esenciales para construir la paz y la democracia», ha expresado.Veronique Dudouet ha considerado clave tanto la labor de ONG, sociedad vasca, pero ha dado gran valor al trabajo realizado en el «ámbito interno», que permitió, «que nadie pudiera sentirse alejo a lo acordado, al haberse votado las decisiones, como ocurrió con la decisión clave de la disolución».
La profesora Caroline Guibet ha glosado durante su intervención los distintos procesos de negociacion, sin dejar de hacer alusión a los incumplientos de los acuerdos y a la consiguiente quiebra de confianza que han marcado las relaciones entre las partes y que «han alargado la salida del conflicto armado».
Sin embargo se ha detenido en abordar la transición que implica «pasar de enemigo adversario» y de dar algunos elementos para la construcción de una nueva convivencia.
«Las medidas contra ex negociadores solo contribuyen a alimentar una lógica de construcción del enemigo y no ayudan a construir la convivencia; es más, hacen preguntarse si en realidad no encubren el objetivo de hacer perdurar una determinada hegemonía territorial o ideológica» ha puesto de manifiesto.
La falta de implicacion de los estados no han ayudado a cumplir con las expectativas marcadas en clave de reconciliación por los Acuerdos de Aiete, ha destacado la profesora.
De la dimensión armada a la histórica, por un relato inclusivo«El conflicto vasco ha pasado, en cierta medida, de la dimensión armada a la histórica, pero a futuro es clave abordar correctamente esa dimensión de memoria y también de construccion de un relato compartido, que deje la voz a todos los implicados, también los que están en los bordes y no en el discurso hegemónico que sigue imperando en el Estado español», ha estimado.
Voluntad política e impulso social son claves para esa construcción de la paz justa y duradera, según la profesora. «No va a ser fácil dar marcha atrás en la historia, pero eso solo se puede hacer, sin imponer, sin excluir, contando con todos y todas», ha remachado, en el debate, el propio Urrutikoetxea.
«Kofi Annan nos dijo que el camino nos llevaría 20 años» ha recordado, ya al final del panel, su dinamizadora, la senadora socialista, Frédérique Espagnac.
«Hay impaciencia, hay heridas profundas en el caso de familias de víctimas y presos, pero creo que al más alto nivel los responsables politicos deben ser conscientes del desafío que tenemos frente a todos nosotros, y que deben ser conscientes de que hay que aceptar riesgos. Personalmene sé lo que es pagar un precio, en el periodo del Gobierno Hollande, pero no debemos olvidar que, finalmente, Manuel Valls salió del gabinete, y llegó un primer ministro, Bernard Cazeneuve, que se atrevió, y tras aquella larga noche en que estábamos ahí, sin saber con certeza lo que pasaría, llegó una histórica jornada de desarme».
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