Unas perlas de sabiduría españolista cortesía de nuestro buen amigo Koldo:
Koldo Campos Sagaseta
“Elemental, mi querido Watson”
Hace unos días fue Esperanza Aguirre, la ex presidenta de la comunidad de Madrid, quien evacuó su veredicto: “Los que no aman la fiesta de los toros, no son españoles”.
Casi al mismo tiempo Juan García Montero, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Granada por el Partido Popular, dictaminó: “El que no venga al rezo del Campo del Príncipe la tarde del Viernes Santo, no es un granadino”.
Creo que fue entre ambas resoluciones que un nazareno se sumó al coro desde la televisión y agregó: “Quien no rompe a llorar al oír una saeta, no es de Sevilla”.
Después de oír tantas firmes sentencias para las que no cabe recurso alguno, temo que se desate una epidemia de pronunciamientos al respecto y que, en cualquier momento, el portavoz del Patronato del Toro de La Vega nos advierta que el que no se emocione lanceando un toro a campo abierto, no es de Tordesillas; o que el obispo de Zaragoza manifieste que quien no se conmueva ante la Virgen del Pilar no es de Zaragoza; o que el alcalde de Cazalilla insista en que no es de Jaén quien no goce y disfrute el lanzamiento de una pava desde un campanario.
Consternado, ya no sé qué pensar, qué más voy a saber, qué más van a decirme. Tal vez, que no es compostelano quien no se estremezca con el ir y venir del botafumeiro, ni valenciano quien no se entusiasme en la Mascletá.
¿Y entonces? ¿Será que soy un hombre sin gusto y aburrido, un hombre sin tradiciones ni principios, carente de emociones, sin cordura, sin juicio…?
Y, sin embargo, les confieso que no hay nada que me conmueva tanto y que ambicione más, que escuchar a mis hijas hablar, cantar, vivir en euskera.
¿Será que uno es vasco?
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