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sábado, 7 de abril de 2012

Escocia Preocupa a Aznar


José María Aznar, uno de los políticos de más baja estatura que haya conocido la humanidad (y no nos referimos a su altura, sino a su desempeño), se ha distinguido por ser el impulsor de las ideas más retrógradas que fundamentan a la extrema derecha ya no del estado español, sino del mundo.

Adoctrinado en el inner circle (no olviden, su padre era uno de los hombres de confianza de Francisco Franco), la mente de Aznar es incapaz de generar sus propias ideas y se conforma con erigirse como defensor a ultranza de los dogmas que definieron al fascismo de los años 30 del siglo pasado.

Aznar es conocido por sus furibundos ataques en contra de toda expresión del espectro izquierdista, desde los progres pacifistas y equidistantes (como los "indignados" tan queridos por la prensa internacional) hasta las expresiones más avanzadas de militantes socialistas, comunistas y anarquistas.

Pero Aznar no reserva su pútrido odio solo para la izquierda, sino para toda expresión de autodeterminación de los pueblos que escape al rígido concepto de estado nación contemporáneo, concepto que surgió directamente de la evolución de la burguesía, al pasar del feudalismo al mercantilismo y de ahí al liberalismo. O sea, un concepto donde el estado es usado para beneficiar a los herederos de la Revolución Industrial a costa del resto de la población.

Así pues, el asunto del referendum para definir el estatus político de Escocia con respecto al dominio colonialista inglés le tiene muy pero muy nervioso, y por eso va a dedicar todos los fondos de los que dispone su grupúsculo de fundamentalistas denominado FAES para asegurarse por todos los medios de que lo que suceda en la Gran Bretaña no tenga ecos en la sacrosanta unión de la bendita España.

Les invitamos pues a leer esta nota publicada en La Vanguardia:

El PP cree que el debate del autogobierno crea incertidumbre económica | La fundación que preside Aznar debate sobre la consulta y se plantea viajar a Londres y Edimburgo
Parece muy lejano, pero la celebración del referéndum escocés anunciado por el primer ministro, el nacionalista Alex Salmond, ya preocupa al PP. Al partido, pero también a la FAES, el laboratorio de ideas presidido por José María Aznar, por lo que puede suponer de contagio en el debate nacionalista en España. Más aún cuando el referéndum escocés cuenta con el visto bueno del primer ministro británico, David Cameron, a pesar de que lo condicione a la celebración el próximo año, coincidiendo precisamente con las elecciones en el País Vasco, previstas para la primavera del 2013.
La agudización del debate nacionalista preocupa en el Gobierno, que ve con recelos el enconado discurso de Artur Mas en el congreso de Convergència donde su ponencia política aboga por "fomentar el debate sobre el Estado propio". Una preocupación que va más allá del mero problema político que se plantearía si se convocara un referéndum sobre la independencia en Catalunya, que en el gobierno no vislumbran cercano, y que tiene mucho que ver con la situación económica. A juicio del Gobierno, "un debate político de este tipo crea incertidumbre en el exterior, sobre Catalunya, pero sobre todo sobre España", y afecta a las inversiones "en un momento en el que ni España ni Catalunya se pueden permitir esto, porque no están para levantar desconfianzas", aseguraron a La Vanguardia fuentes gubernamentales.
Pero la preocupación no es nueva. Viene de lejos. Y una de las personas que más se ha preocupado por la cuestión es Ignacio Astarloa, que desde su nuevo puesto de director de Constitución e instituciones de la FAES, ha organizado ya en Madrid un seminario sobre el referéndum escocés, con la intención de estudiar cómo ha afrontado el reto el gobierno británico, y hasta donde puede influir en el País Vasco y Catalunya su celebración. Astarloa tiene previsto celebrar otros seminarios similares a medida que se acerce la celebración de la consulta escocesa. La FAES incluso se plantea un viaje a Londres y Edimburgo para analizar la situación sobre el terreno.
En cualquier caso, la conclusión de los análisis realizados hasta el momento en la FAES es que "lo que en el Reino Unido es posible, en España no, por la diferencia de constituciones que tienen". Los populares y la FAES han estudiado detalladamente la reacción de Cameron, con una estrategia muy acertada, a juicio de los participantes en el seminario de la fundación de Aznar. Cuando Salmond planteó el referéndum para el 2014, el primer ministro británico planteó una celebración rápida, para que el debate no sea eterno e impida a Gran Bretaña seguir ocupándose de "sus problemas". Y donde Escocia quiso plantear tres opciones de pregunta -la independencia, la actual autonomía o la independencia con la libra esterlina como moneda y dentro de la Unión Europea-, Cameron pretende limitar el voto a independencia sí o no, dejando el uso de la moneda británica a expensas de la voluntad del Reino Unido y poniéndose a la cola para estar en la UE. Una estrategia, aseguran en el PP, que tiene en cuenta el Gobierno a pesar de la incomodidad que le genera el debate.


Por cierto, lo decimos desde ahora, la mención a la imposibilidad de que lo que se de en el Reino Unido difícilmente se repita en España haciendo una mención a la constitución no es mas que el aviso de una escalada de violencia y la reinstauración en todos sus ámbitos de un concepto conocido como la Zona Especial Norte.


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