Les compartimos esta entrevista publicada en Gara, esencial para estos tiempos en los que el inmovilismo español desperdicia tiempo vital en la resolución del conflicto político que enfrenta al pueblo vasco con el anacrónico colonialismo de los estados francés y español:
Los seis representantes del Colectivo remarcan que los estados bloquean esta cuestión para intentar frenar el proceso. Invitan a evitar "tanto la resignación como la esperanza ciega" y se declaran seguros de que "el pueblo nos sacará". Revelan que reiteran sus peticiones de libertad cada mes y en cada cárcel, y las presentan como "una mano tendida".
Ramón Sola
¿Cómo está formado el Colectivo de Presos y Presas Políticos Vascos (EPPK)? ¿Cuál es su labor? ¿Cómo se ha elegido el nuevo equipo de interlocución?
Marixol IPARRAGIRRE: EPPK lo formamos los compañeros que estamos encarcelados por la lucha por la libertad de Euskal Herria. En cada fase de la lucha de liberación, los presos políticos han tenido una organización especial dentro de la cárcel. Durante el franquismo y los primeros años de la transición, en las cárceles había miembros de diferentes organizaciones políticas y armadas, y entonces se reunían y organizaban su comunidad según la organización de cada uno. Con el paso de los tiempos, la mayoría del Colectivo lo formaban personas que tenían que ver con ETA. En la última década, sin embargo, a medida que la represión se ha recrudecido, han encarcelado y castigado a personas de organizaciones con tareas y ámbitos muy diferentes de la sociedad. El Colectivo supo reflejar en su seno esa realidad, como se constató en el debate de 2003. La misión principal del Colectivo es respaldar, garantizando nuestros derechos, ante la administración carcelaria a quien está encarcelado a causa de la lucha en favor de Euskal Herria y darle oportunidad de continuar con su acción política por encima de los límites que impone la cárcel, profundizando en la educación personal y ayudándole a mantener el nexo con Euskal Herria.
Jon OLARRA: Nuestro compromiso político no acaba en prisión, a nuestra medida continuamos la lucha en favor de nuestro pueblo, organizados en el Colectivo. Dentro del debate que iniciamos en octubre de 2011, además de concretar la línea política y renovar la organización, hemos visto que es necesario renovar a los miembros que serán la voz del Colectivo para responder a los nuevos tiempos y situaciones. Han sido elegidos interlocutores del Colectivo Mikel Albisu, Marixol Iparragirre y Lorentxa Gimon en el Estado francés, y Jon Olarra, Xabier Alegria y Anabel Egues en el Estado español. Y otros catorce compañeros, siete en cada estado, han sido nombrados como grupo anexo a la interlocución. También hemos nombrado un Grupo de Apoyo para garantizar el carácter de agente de la interlocución fuera de la cárcel.
¿Los presos han recibido con optimismo este nuevo tiempo?
Mikel ALBISU: Dentro de la cárcel estamos habituados a filtrar con el tamiz de la distancia los sentimientos inmediatos, sean de alegría o de tristeza. Nadie tendrá más ganas que nosotros de salir de la cárcel. Y nadie sabrá mejor que nosotros qué lleno de dificultades está ese camino de salida. Hemos solido recibir con alegría y esperanza cada paso dado en la lucha de liberación. Y también hemos tomado así este de ahora. Nos hemos dado cuenta perfecta- mente de que quienes han identificado el conflicto con el final de ETA se encuentran escocidos, que están enfadados y, aún más, asustados con los pasos adelante dados por la izquierda abertzale y por la lucha de liberación. Parece que esto les lleva a querer torpedear el proceso y la nueva era del modo que sea. Y para todos esos que aparecen como enemigos de la resolución, parece que no hay mejor pieza de caza que nosotros, los presos políticos vascos, para lograr ese objetivo.
Anabel EGUES: Castigándonos a nosotros, les gustaría castigar a la ciudadanía vasca y, a ser posible, hacer descarrilar el proceso. La madurez que han mostrado la izquierda abertzale y el conjunto de la ciudadanía vasca en estos meses nos lleva a mirar el nuevo tiempo todavía con mayor esperanza. Con una esperanza sosegada e imperturbable. Recibimos los desafíos de este nuevo tiempo con responsabilidad y con honestidad. Son tiempos de dar pasos importantes para fortalecer la conciencia nacional y activar fuerzas para materializar los derechos que nos corresponden, y estamos dispuestos a volcar el capital del Colectivo en esa dirección.
¿La decisión tomada por ETA el pasado 20 de octubre cambia inevitablemente el punto de vista de EPPK?
M.I: No es solo la decisión de ETA lo que lleva a cambiar el punto de vista de EPPK. La reflexión hecha por toda la izquierda abertzale, y también por nosotros, trae consigo cambiar el punto de vista de las reivindicaciones en torno a los presos y el punto de vista del Colectivo. No es ningún secreto que en los anteriores procesos de diálogo o negociación los gobiernos ponían el tema de los presos encima de la mesa para no afrontar las raíces del conflicto político. Ahora está ocurriendo todo lo contrario: obstaculizando el tema de los presos están intentando ponerle freno al proceso.
J.O: La decisión de ETA ha creado un nuevo escenario para todos. Ha sido una consecuencia más en el compromiso con la apuesta política, no ha llegado de la noche a la mañana. Saber que el testigo de la lucha de liberación está en manos de toda la ciudadanía vasca, más que un cambio de punto de vista requiere un nivel de responsabilidad parejo, y por supuesto también nos influye directamente a nosotros. Más que nunca, utilizan al Colectivo como rehén político, nos quieren usar como moneda de cambio, para escenificar una victoria.
El Colectivo firmó el Acuerdo de Gernika el pasado 25 de setiembre. ¿Qué valor le conceden de cara al futuro?
M.A: Ese pacto nos enseña dónde poner los primeros pilares en el suelo posterior a la superación del conflicto. El Acuerdo es un punto de partida, una herramienta de trabajo eficaz de cara a la acumulación de fuerzas, responde a una necesidad y remarca la necesidad de un acuerdo político que tenga por finalidad la resolución del conflicto, así como el compromiso de hacerlo respetar.
A.E: El Acuerdo de Gernika es para nosotros el principal referente político en la dirección de la resolución democrática, y busca una adhesión social y política amplia. Hay que seguir extendiéndolo y fortaleciéndolo para conseguir que el Estado se sumerja en el recorrido de la resolución democrática, para poner en vías de solución un conflicto que no tiene 50 años, sino al menos 500. El Colectivo tiene su lugar ahí de modo natural y por eso también nosotros firmamos el acuerdo. En cuanto a la situación de los presos, el Acuerdo defiende nuestros derechos sin chantajes.
¿Cuáles son las situaciones más duras que viven actualmente los presos? ¿Y de qué son consecuencia?
M.I: Como meras personas y como presos y presas políticos, tenemos vulnerados nuestros derechos básicos. Reconocen nuestra esencia política en la medida en que nos castigan de modo colectivo, al tiempo que nos niegan nuestra identidad y nuestras necesidades políticas. Las situaciones más extremas son conocidas, y por encima de todo la de los compañeros que sufren enfermedades graves. Ahí está también la situación de quienes han acabado la condena y se les alarga injustamente. Está la dispersión, una medida que nos afecta a todos en una u otra medida. Para los presos, lo más duro es ver sufrir a nuestros familiares y amigos.
J.O: En el caso de los presos políticos vascos, los castigos añadidos se aplican per se, porque el objetivo es destruirnos, si no es posible políticamente, debilitándonos físicamente. Los diseñadores y ejecutores de la política carcelaria contra los presos políticos vascos tienen muy claro qué están haciendo. ¡Ahí están, por tanto, nuestras graves urgencias, las urgencias de nuestro pueblo!
¿Por dónde habría que empezar a cambiar la política carcelaria?
M.A: La política carcelaria responde a una estrategia de opresión. Corresponde a los estados desactivar esa estructura opresora. Desactivar todas las medidas de excepción y respetar los derechos que nos corresponden a los presos traería por sí mismo un cambio evidente. En la medida en que en esta fase hemos hecho una apuesta por afrontar el conflicto desde una perspectiva democrática, es imprescindible también que la política carcelaria se ajuste a eso. Tenemos que hacerles ver que lo que ha sido una herramienta de guerra es inaceptable ya de aquí en adelante. Pero saben que hasta el paso más pequeño que den alimentaría el proceso e impulsaría el nuevo escenario, ¡ese es la quid de la cuestión!
A.E: Ahora mismo hemos recibido la decisión del Tribunal Constitucional español, vestida con un disfraz jurídico, en la que se da por buena la medida para mantener secuestrados sin vergüenza alguna a cerca de 80 compañeros desde 2006. Con esta decisión, España ha dado un paso adelante en el ataque contra los presos, y eso cuando le exigían tomar otra dirección la situación política, la decisión de la izquierda abertzale, nuestra sociedad y las voces internacionales. Es un paso en contra del proceso abierto. Un ataque frontal contra la palabra y la voluntad de este pueblo, en la medida en que amparan la cadena perpetua y fortalecen la propia política carcelaria. A través de estas palabras querríamos hacer llegar el abrazo y el ánimo más enérgico a todos los luchadores que llevan encima ese encarcelamiento largo y duro.
¿El asunto de los presos tiene prioridad en el proceso de resolución general?
J.O: Siendo el objetivo la autodeterminación y la amnistía, los temas que habrá que afrontar y solucionar, se quiera o no, para resolver el conflicto están claramente definidos: las raíces del conflicto y las consecuencias del conflicto. En esa dirección, sería un paso imprescindible empezar desde hoy mismo a sacar a la calle a los presos y devolver a casa a los huidos. Supondría un paso cualitativo en el conjunto de la resolución del conflicto político.
M.I: Dar salidas a las consecuencias del conflicto es algo que colocamos en la primera fase del proceso democrático, entendiendo que impulsa el proceso político y le abre nuevas oportunidades. Por tanto, siendo la prioridad solucionar el conflicto, resolver la situación de los presos debería ser visto por todos los agentes -incluidos los gobiernos de España y Francia- como un apoyo para avanzar en esa dirección. EPPK está trabajando con ese espíritu.
¿Cómo ve el Colectivo la reivindicación de la amnistía? ¿Cuál es su opinión sobre las declaraciones de mandatarios españoles afirmando que no caben amnistías o indultos colectivos?
M.A: Los mandatarios españoles buscan extender la desilusión en la ciudadanía vasca. Quieren pudrir el planteamiento de que desbloqueando la situación de los presos el proceso tomaría un camino adecuado e irreversible hacia la resolución definitiva. Intentan frenar como puedan la velocidad del proceso. Piensan que los presos somos una herramienta apropiada para ello, como rehenes del Estado. Están escenificando que en vez de pasar por una puerta tendremos que pasar por un embudo con una boca cada vez más estrecha, tan estrecha que es imposible que una persona pase por ella sin inclinarse y arrodillarse. Pero por el momento, diciendo qué no harán ellos y agriando y haciendo cada día más intragable la receta de lo que tendríamos que hacer nosotros, lo único que están logrando es dificultar y debilitar su posición.
A.E: Somos partidarios de la amnistía, pero será estéril igual que en 1977 si no se encaran las razones del conflicto político, y por eso decimos que el proceso es integral. La amnistía puede ser un proceso dinámico hasta lograr la situación democrática en la que se acepte el derecho a decidir. La amnistía la alcanzaremos en la medida en que el proceso avance, ¡ahora que empiecen de una vez por desbloquear las situaciones más graves!
¿Cómo y para cuándo se contempla la excarcelación de los presos? Da la impresión de que se ha instalado un debate sobre si la salida sería individual o colectiva. ¿EPPK aceptaría la fórmula empleada en Irlanda, es decir, una salida colectiva materializada caso a caso?
M.I: La persona presa tiene una responsabilidad enorme a la hora de proyectar su excarcelación, por la propia esperanza y decepción que genera ese sueño que se materializará alguna vez. Los años de cárcel y la edad de cada uno son también factores a tener en cuenta. Por lo que respecta a EPPK, no hay salidas individuales; cuando un preso que es miembro de EPPK sale solo, sale siendo también un componente de un colectivo. Hemos hecho frente a la cárcel y hemos desarrollado ahí nuestra militancia siendo miembros de un colectivo, y también siendo miembros de un colectivo cruzaremos la puerta a la libertad.
J.O: Toman medidas colectivas contra EPPK agitando la falsedad del tratamiento individualizado. Habrá que desactivar la situación actual, y la solución será colectiva o no será. En Irlanda llegaron al momento de responder a esa pregunta en otras condiciones. Después del acuerdo político de Viernes Santo, por tanto después de levantar la imposición política, una comisión internacional independiente analizó cuándo y cómo sería la salida a la calle del colectivo. En nuestro caso, tenemos que formar nuestro propio modelo. Siguiendo el esquema de negociación de Anoeta, nosotros esta- mos situados en el espacio negociador entre la organización armada y los estados, y un acuerdo amplio traerá la salida a la calle. Extendemos nuestro reconocimiento a ETA en lo referente a los pasos que pueda dar, en el espacio que corresponde a su carril, sobre la situación de los presos y las excarcelaciones.
La actitud del PP y del Gobierno español se corresponde con esquemas y estrategias viejas, pero ¿cómo se le puede hacer cambiar?
M.A: Está claro que están encastillados en el esquema vencedores/vencidos y que no hay rastro alguno de intención de moverse en una fase que pueda traer la resolución. Están actuando con esquemas viejos en una situación nueva. Sin embargo, es evidente el desgaste político en Euskal Herria de los partidos que han utilizado o defendido la estrategia represiva. El enemigo querrá escenificar una resolución de medio pelo y lo nuestro es definir las verdaderas raíces del conflicto político y sostenerlas firmemente para llevar a nuestro pueblo hasta las puertas de la independencia!
A.E: Desde la cárcel reafirmamos que el compromiso que tenemos con el proceso de liberación es total. Mediante las iniciativas en la calle hay que dejar cada vez más desnuda esa actitud de quienes están atrincherados en el no. También desde el ámbito internacional habrá más de un par de ojos mirando con mucha atención a todo lo que está ocurriendo, y eso puede darle un gran impulso al proceso.
¿Cómo valora EPPK la capacidad de movilización y el compromiso mostrado por la sociedad vasca, con la manifestación del 7 de enero y en general?
J.O: Ha sido un regalo inmejorable para comenzar el año. Con admiración y con orgullo, ha sido una exhibición enorme. No podemos más que aplaudirla. Sin embargo, la felicidad no nos ciega, porque la ausencia de algunos agentes quedó muy patente en Bilbo, y desde entonces la posición política de quienes se negaron a estar ahí está muy debilitada. Siendo satisfactoria una movilización de ese tamaño, es imprescindible seguir trabajando, organizándose cada uno en las estructuras de su localidad.
M.I: Ver miles y miles de vascos en Bilbo nos llega de alegría. Gracias al compromiso de esos miles y miles y con el trabajo acumulado en años ha nacido el movimiento Herrira. Pueblo a pueblo y barrio a barrio, empujando todos juntos, conseguiremos hacerse mover lo que ahora parece inamovible.
¿Existe un sentimiento de ansiedad en torno a la esperanza de salir a la calle? ¿Qué dirían a los familiares a este respecto?
M.A: Hay que desterrar tanto la desesperanza como la esperanza ciega, las dos. Sabemos por qué nos detuvieron, sabemos por qué nos aplican este brutal régimen carcelario y sabemos también que nuestra libertad está estrechamente unida a la superación de la situación de opresión que vive Euskal Herria. Nos sacará el pueblo.
A.E: ¿Qué decir a los familiares? Que vamos adelante juntos en este camino. ¿Cómo íbamos a hacer frente a esta situación sin ellos? Más que decirlo, nuestra opinión sobre por dónde va el proceso de liberación la ven reflejada los familiares en nosotros. En eso tenemos una gran responsabilidad, trabajando nuestra militancia política y profundizando en nuestra educación personal, incluso en las condiciones más difíciles. La libertad es nuestro norte, y desde el momento en que nos encarcelaron preparamos nuestra mente en esa dirección. «Quien vive entre tinieblas sueña con la luz».
¿Qué están pidiendo concretamente cuando reivindican el derecho a participar en un proceso de resolución?
M.I: Somos parte y consecuencia del conflicto político, y por eso reivindicamos el derecho de participar en el proceso como colectivo. Nos tienen cautivos en la cárcel por nuestro compromiso político, y en consecuencia reivindicamos el derecho a participar en la realidad de nuestro pueblo como colectivo. Por eso reclamamos el estatus político, para realizar nuestra labor política en las condiciones más adecuadas posibles. Mientras está preso, cada uno de nosotros hace esfuerzos por participar en la vida política de nuestro pueblo, pero nuestra reivindicación va más lejos, en la calle queremos seguir siendo activos políticos.
J.O: Tenemos que ser repatriados a Euskal Herria dueños de todos los derechos, ponemos al servicio del pueblo lo que somos y lo que tenemos, porque creemos que tenemos qué decir. Todo el mundo habla de nosotros, de qué política nos tienen que aplicar, de qué urgencias tenemos, de qué situación vivimos... cuando nadie lo sabe mejor que nosotros; con la interlo- cución tenemos voz propia.
En este nuevo tiempo se han hecho peticiones concretas de libertad para quienes están enfermos o con la condena cumplida. También se ha hecho una petición de repatriación para todos. ¿Por qué ahora? ¿Y qué tipo de respuesta se ha recibido?
M.I: La petición la hemos hecho oficialmente todos los miembros del Colectivo, porque nos ha parecido un momento oportuno para que los gobernantes den pasos en torno a las situaciones extremas que se viven dentro del Colectivo. Junto a ello, esas peticiones han sido una demostración de la voluntad y la determinación que tenemos de participar en un proceso de resolución. Haciendo esas peticiones hemos tendido una mano a los estados. No han querido cogerla. Si en España nos han respondido que no, en Francia ni siquiera eso. Sorprendentemente, parece que tienen sin decidir qué hacer con la cuestión de los presos en el camino hacia la resolución del conflicto, y lejos de cambiar de dirección siguen profundizando en la vía represiva. Esas peticiones las depositamos cada mes en cada cárcel.
A.E: Por nuestra parte, hemos llevado a cabo un periodo de lucha entre los días 9 y 13 de enero en todas las cárceles, por un lado para defender esas iniciativas lanzadas a final de año y por otro para secundar la movilización popular general de Bilbo.
La Asamblea Nacional francesa ha aprobado la opción de acercar a los presos. ¿Cómo valoran, en general, la posición de Francia en este terreno?
M.A: Francia ha cumplido al pie de la letra los modelos que se le hacen llegar desde las autoridades carcelarias españolas: aislamiento, dispersión, alejamiento, siempre ajustado al sistema carcelario francés, que es diferente al español. La actitud de Francia es más burda. Hace tiempo que dejó de ser una mera comparsa de los españoles. Oculta la represión contra el territorio vasco que tiene bajo su dominio afirmando que el problema vasco es algo que corresponde al Estado español. Aunque no hay que perder la esperanza de sorpresa, no parece que, más allá de declaraciones, Francia tenga intención de liderar la solución al problema de los presos.
A.E: Políticos de todos los partidos de Lapurdi, Behe Nafarroa y Zuberoa aparecen preocupados con el tema de los presos y también con la resolución del conflicto. El continuo trabajo de hormiga de los grupos de apoyo a los presos y los logros que han conseguido son para quitarse el sombrero. Y los cambios de posición que han conseguido del Estado francés, aunque sean meras declaraciones, dejan al Gobierno del PP cada vez más aislado en su actitud. En cualquier caso, no podemos concluir sin decir que lo que valen son los pasos y las acciones.
¿Creen que los estados pueden utilizar la cuestión de los presos para deformar, retrasar o incluso pudrir el proceso de resolución?
M.A: En las respuestas recientes queda bastante claro que esa es la táctica que ha puesto en marcha el Estado español, al menos, en este momento. Están usando la cuestión de algunas víctimas como arma arrojadiza contra la fuerte demanda de la ciudadanía vasca en torno a los presos, quieren poner a las víctimas como barricada en la dirección de la resolución, en la esperanza de que frenarán así la embestida en favor de los presos y que el proceso encallará o se saldrá de sus raíles. Quizás querrán así ganar tiempo para responder a las raíces del conflicto y buscar la solución, poniendo a la izquierda abertzale en situación incómoda. En cualquier caso, no es una actitud responsable.
J.O: Como tienen miedo a dar pasos políticos, buscan retrasar dar pasos en el terreno de los presos. Sin embargo, saben que tarde o temprano les llegará el momento de ir a las bases del conflicto. Esto les da la oportunidad de avanzar en su discurso ideológico, congelando el proceso y vaciándolo de contenido... Ahí se puede ubicar el Pacto de Estado firmado en el Parlamento español por PP, PSOE y PNV. Está en las manos de todos no dejar que se pudra la nueva era histórica que se ha abierto en Euskal Herria. Hay que unirse a esta lucha cada día, afrontando el desafío todos juntos con fuerza, con ilusión y con ganas, porque los pasos de hoy son las nuevas opciones de mañana. Es básico mantener viva una fuerte dinámica popular. Ahí están las movilizaciones de marzo, hayan sido por los derechos de la mujer, por la oficialidad del euskara o la exitosa huelga general de los trabajadores. Nosotros secundamos todas esas reivindicaciones de denuncia, y llamamos a que sean cada vez más poderosas y más eficaces.
¿Han tenido algún contacto con los gobernantes españoles o franceses?
M.I: No. Las últimas relaciones directas se produjeron en el contexto del proceso de 2006. Aprovechando esta entrevista, hacemos un llamamiento a los responsables de los dos gobiernos, el francés y el español, para que se reúnan con la interlocución de EPPK y abordemos el respeto a nuestros derechos y su materialización. Les emplazamos a que actúen con seriedad, a que tomen contacto con nosotros. Respetando nuestros derechos democráticos básicos, nos tienen listos para hablar y para dar pasos, tenemos el mandato de EPPK.
Es evidente que la política carcelaria no ha hecho desaparecer el Colectivo. Sin embargo, ¿cuánto daño ha sufrido? Hay muchos presos, una dispersión enorme, graves casos de aislamiento, 62 presos llevan más de 20 años en prisión... ¿Qué efecto tiene todo ello?
A.E: Mantenernos firmes es nuestra mayor victoria. La coherencia política ha traído como coste la pérdida de la propia vida de algunos compañeros, y eso provoca dolor en todos nosotros. El peso de la indefensión es grande, en las situaciones de aislamiento, en las kundas [traslados], y qué decir de cuando tienes la condena a punto de acabar y te dicen que no saldrás, o cuando estás enfermo y no recibes la atención médica que necesitas... Que la familia tenga que soportar los efectos de la dispersión, cada kilómetro que hacen, los riesgos de la carretera... todo eso nos provoca mucho dolor.
M.A: Los números de este sufrimiento son cada vez más conocidos gracias al trabajo continuo de los grupos de solidaridad con los presos. En cuanto al Colectivo, el ataque que sufre es enorme, y hace 30 años nadie hubiera creído que aguantaría el chaparrón punitivo que le ha caído encima. Tanto la dispersión como los ataques que han recibido los grupos de solidaridad con los presos y los abogados han dejado al Colectivo en situación de indefensión más de una vez. Pero EPPK está vivo, ha resistido. El Gobierno español no quiere que la liberación de los presos quite credibilidad y afee el relato que quieren construir, y teme también ver trabajando en la calle por la libertad de Euskal Herria a toda la experiencia política y la capacidad que tienen encerrada entre los muros de las cárceles.
¿Qué hay del debate iniciado en seno del Colectivo? ¿Para cuándo se esperan las conclusiones?
J.O: El Colectivo es un ser vivo, parte de la izquierda abertzale, parte de un pueblo, y en consecuencia está siempre en un debate político permanente y dinámico. Con esta entrevista estamos dando a conocer un paso importante a nivel organizativo; la designación de la representación e intermediación del Colectivo. Precisamente, renovar el modo de organización de EPPK ha sido el objetivo de la primera fase del debate. En un segundo golpe daremos a conocer ante la sociedad vasca las conclusiones políticas, en esta misma primavera. El debate está siendo importante, porque hemos tenido capacidad de llevarlo adelante por encima de obstáculos y de severas condiciones represivas.
Por cierto, hablando de presos políticos, nos hemos enterado en la página de La Haine que amigos de un preso político galego se vieron involucrados en un accidente de auto. La dispersión mata, hiere, lastima... está diseñada para castigar el cariño y solidaridad de familiares y amigos de los presos.
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