Desde el portal de Te Interesa traemos a ustedes esta nota en la que el catalán Joan Tardà deja en claro su solidaridad con los presos políticos vascos:
El diputado de ERC Joan Tardà ha publicado un artículo en el que denuncia que "los presos vascos están siendo víctimas de la sed de venganza del PP”, porque a pesar de la desaparición del terrorismo de ETA se sigue practicando su dispersión en prisiones alejadas del País Vasco.“De los 475 presos vascos que en la actualidad están cumpliendo pena en distintas cárceles, sólo doce permanecen internados en recintos penitenciarios ubicados en tierras vascas”, explica Tardà en su artículo en 'El Siglo', porque la política de dispersión iniciada en 1998 se sigue aplicando “cuando la situación felizmente nada tiene que ver, hoy día, con la de aquellos desgraciados tiempos”.
Acusa a todos los gobiernos españoles de haber validado una práctica que, además de violar el derecho a la intimidad y a la vida familiar, reconocidos por el Convenio Europeo de Derechos Humanos y las Libertades Públicas, es contraria a la legislación española e internacional.“¿Qué sentido tiene, cuando es de todos sabido que ETA no va a volver y cuando la sociedad vasca está dando ejemplos de una enorme voluntad de alcanzar una verdadera reconciliación y reparación de las víctimas, negarse a derogar las leyes de excepción y aplicar la ley penitenciaria ordinaria?”, se pregunta. “Quizás, la razón a tal sinsentido sólo se halla en el interés político de sacar provecho político entorpeciendo este proceso alimentando el sentimiento de venganza”.Tardà denuncia que la dispersión continúa, y que presos de edades comprendidas entre sesenta y setenta años, muchos de ellos muy enfermos o con las tres cuartas partes de la condena cumplidas, sufren no sólo la privación de libertad, sino también “ver cómo sus familiares de edades superiores a los 70 o niños y adolescentes tienen que cubrir trayectos de centenares de kilómetros para poder encontrarse durante unos breves momentos, sin intimidad”.
Recuerda que los defensores de la dispersión alegaban la necesidad de quebrar los lazos entre los presos y sus familias, “resquebrajar el cordón umbilical con su entorno”, lo cual generó sufrimiento pero no eficacia, ya que la fraternidad ha preservado “una red de solidaridad” y familiares y amigos “nunca fallaron pese a los centenares de accidentes y decenas de muertes en carretera”.
En parelelo, subraya, se desplegó el “discurso aznariano de que todo era ETA”, para “involucrar y contaminar el conjunto del independentismo vasco, criminalizarlo, como prolongación del terrorismo”. De nada sirvieron el ejemplo de Irlanda del Norte, las voces que reclamaban políticas penitenciarias distintas, “ni la contestación de la ciudadanía en favor de la paz” ni el papel de “catalizador” de esa paz asumido por Arnaldo Otegi, que sigue en prisión “a pesar de haberse convertido en uno de los arietes del combate a favor de la desaparición de ETA”.Tardà asegura que las 130.000 personas que hace un año se manifestaron en Bilbao en solidaridad con los presos lo hicieron a favor de una paz para todos los vascos, y se muestra convencido de que víctimas “de ambos bandos” y organizaciones políticas “claman por la reparación de las víctimas y piden perdón por el mal hecho”.
A pesar de todo ello, “el gobierno actual sigue empeñado en ejecutar dolor”. “Escasa humanidad, voluntad de añadir un doble castigo y ningún compromiso para labrar la reconciliación de todos los corazones”, concluye.
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