Se acercan los festejos del Solsticio de Invierno y mientras Olentzero se prepara para visitar a niñas y niños de Euskal Herria nuestro amigo Koldo se mete en problemas.
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Haizea y la lógicaKoldo Campos Sagaseta | CronopiandoNunca debí inmiscuirme entre Haizea y el Olentzero, pero esto es algo que vengo sabiendo ahora, demasiado tarde.-¡Querido Olentzero… quiero un perro!Cuando expresé mis dudas sobre la posibilidad de que el Olentzero regalara perros por Navidad fui inmediatamente desmentido y hasta con dos ejemplos, así que opté por trasladar el problema a los posibles errores de procedimiento que se estaban cometiendo en el trámite de la solicitud, como no acreditar por parte de la demandante el compromiso de un uso responsable en relación al bien que se pretendía adquirir. No voy a entrar en detalles pero el recurso de la vía legal tampoco sirvió de nada. Antes de que yo tuviera tiempo de improvisar otra salida ya mi hija Haizea escribía en la pizarra los nombres de sus amigas, todas absolutamente irresponsables pero dotadas de sus correspondientes perros.-¡Querido Olentzero… quiero un perro!Era mi último recurso, pero también el único infalible: apelar a su emotividad. Aunque a veces se empeñe en desmentirme me consta lo sensible que es Haizea, así que aproveché mi turno en el debate para llamar la atención sobre las necesidades del perro.-Un apartamento no es buen sitio para un animal –argumenté- Un perro necesita espacio en el que moverse, precisa libertad e independencia, dos valores que los perros aprecian y que no los pueden hallar en un piso. Tenemos que ser generosos y hacer lo que mejor sea para el perro, lo que más le convenga... ¿Comprendes Haizea?Nunca debí inmiscuirme entre Haizea y la lógica de la razón.-¡Querido Olentzero… quiero un baserri!
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