Los españoles son incapaces de llevar a cabo política de altura, se conforman con comportarse como camorristas de barriada de mala muerte.
Este artículo aparece hoy en Gara:
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CRÓNICA | ENCARCELAN DE NUEVO A IÑAKI DE JUANA
Agentes vascos califican de venganza la vuelta de Iñaki De Juana a la cárcel
El prisionero político vasco Iñaki de Juana fue enviado ayer desde el Hospital Donostia, custodiado por decenas de Policías españoles, a Madrid. En contra de lo que indica el auto dictado por el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria el pasado 1 de marzo, ha sido encarcelado en la prisión de Aranjuez.
Gari MUJIKA
Quince horas después de que el ministro de Interior español «garantizara» que Iñaki de Juana «en ningún caso» sería trasladado a su domicilio, y doce horas más tarde de que entrara en vigor el cese del alto el fuego por parte de la organización ETA, Iñaki de Juana fue sacado del Hospital Donostia, en el que estaba ingresado desde el pasado 1 de marzo, y fue trasladado, bajo una gran custodia policial, a la cárcel de Aranjuez.
La jornada de ayer comenzó con cabeceras miméticas en «El Mundo» y «El Correo español» sobre Iñaki de Juana: «Zapatero responderá al fin de la tregua de ETA enviando a la cárcel a De Juana», decía el primero, y, «La vuelta de De Juana a la cárcel, primera respuesta de Zapatero al fin de la tregua», el segundo. Y esos augurios comenzaron a tomar cuerpo sobre las 12.10, cuando allegados del propio Iñaki de Juana alarmaban a este diario de que en breve iba a ser conducido en una ambulancia hacía «alguna prisión de Madrid». Minutos después, y una vez llegado hasta la cuarta planta del Hospital Donostia -en el que ha estado ingresado desde que fuera trasladado desde el centro madrileño 12 de Octubre y diera por terminada su segunda y continuada huelga de hambre-, el recibimiento de un gran despliegue policial confirmaba el aviso de los familiares.
Ante la errónea información que varios medios de comunicación dieron ya para entonces sobre que el donostiarra había sido trasladado a Madrid, todavía pasaría una hora hasta que De Juana saliera por su propio pie de la habitación 123 del Hospital Donostia.
Gran operativo policial
Los minutos pasaban y el ajetreo policial denotaba que el traslado del prisionero donostiarra sería inminente. Además, y en contra de lo ocurrido en estos últimos meses, ningún otro periodista estaba presente en los pasillos. Sí, en cambio, en el exterior, donde más de una veintena de reporteros ansiaban perpetuar la instantánea de la salida de De Juana conducido de nuevo a una cárcel española.
Mientras que los familiares y amigos compartían con él los últimos minutos en Donostia, agentes de la Policía española y de la Ertzaintza ultimaban conjuntamente el operativo de salida del centro sanitario de la capital guipuzcoana.
Cuando faltaban escasos minutos para las 13.00, tres funcionarios de la Administración penitenciaria se adentraron en la habitación de De Juana, una vez que saludaron a los policías que lo custodiaban. Ése sería el elemento más clarificador de la brevedad de la estancia del preso donostiarra en su ciudad. Eso sí, aunque primeramente lo rechazó, Iñaki de Juana no abandonó el Hospital Donostia sin antes haber comido.
La visita de su hermana y del médico que ha dirigido su recuperación fueron las últimas que recibió.
Tres meses después
Exactamente a las 13.12, Iñaki de Juana salía por su propio pie, solo, de la habitación en la que ha permanecido ingresado durante los últimos tres meses.
Sosteniendo una gran maleta con su mano derecha y con la cabeza alta, aunque con semblante serio, recorrió los escasos metros que lo distanciaban del centro de control de enfermería. Allí, apostadas, una decena de enfermeras esperaban la salida de De Juana. El donostiarra paró su marcha, y la del séquito policial, para saludar y agradecer a las enfermeras que le han atendido: «Agur eta eskerrik asko». Y alzó la mano como muestra de agradecimiento. Un saludo que también fue correspondido por las enfermeras.
Acto seguido, tomó la dirección hacia el pasillo general, pero los policías desviaron el trayecto y se dirigieron hacia un ascensor interno del centro hospitalario que se encontraba a escasos tres metros del pasillo. Custodiado en todo momento por, al menos, una decena de agentes, De Juana se paró cuando al abrirse el ascensor dos personas, una de ellas en silla de ruedas, pretendían acceder al pasillo. Ése sería el último momento en el que este redactor pudo ver al preso donostiarra. El último instante ya que, mientras más de una veintena de periodistas seguían inmóviles haciendo guardia en el acceso a Urgencias, la ambulancia de Osakidetza en el que fue trasladado el preso donostiarra salió del centro sanitario sin que pudieran percartarse. Sólo un cámara de televisión vio cómo tres coches camuflados y dos furgonetas de la Ertzaintza custodiaban una ambulancia que apareció entre las casas colindantes al hospital.
«Aplausos» a la Ertzaintza
Hubo también medios de comunicación que informaron de que los periodistas allí congregados aplaudieron al saber que De Juana había sido ya trasladado.
Pero como sin estar presente no lo pudieron constatar, también se equivocaron. Los redactores y los reporteros gráficos allí presentes aplaudieron a la Ertzaintza con ironía porque, una vez que se supo que había sido trasladado del centro sin que nadie se diera cuenta, la Policía autonómica retiró en unos pocos segundos el impresionante despliegue policial que instalaron en el acceso al centro con objeto de despistar a la prensa. El 1 de marzo, cuando Iñaki de Juana llegó a Donostia, la Ertzaintza actuó de la misma forma, pero en esa ocasión no consiguieron «despistar» a los medios de comunicación.
En seguida comenzaron a difundirse diversas versiones sobre el posible destino del preso donostiarra. Fuentes de Instituciones Penitenciarias consultadas por GARA no confirmaron que fuera a ingresar en la cárcel de Aranjuez, «por motivos de seguridad», pero tampoco lo desmintieron.
Al ser preguntados sobre la razón que ha llevado al Ministerio de Interior a actuar de forma contraria a lo recogido en el auto judicial emitido el 1 de marzo por el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria -literalmente afirma lo siguiente: «después de causar alta, permanecerá en su domicilio, con el horario que se determine, con seguimiento telemático continuado»-, la fuente consultada respondió no tener información al respecto, pero matizó que Alfredo Pérez Rubalcaba «dejó abierta» cualquier posibilidad en su comparecencia de aquel mismo día en el Congreso español. El ministro informó en el Parlamento español de que Iñaki de Juana sería trasladado al Hospital Donostia, y en un momento de su elocución afirmó, literalmente, lo siguiente: «No se trata de un régimen de libertad condicional, no es ni siquiera un tercer grado. Ignacio de Juana va a seguir cumpliendo su condena, en primer lugar en un hospital del País Vasco para su tratamiento y, cuando ello sea posible, -si es que fuera posible- en su domicilio hasta su total restablecimiento. Siempre con controles y vigilancia permanentes».
Donde dije digo, digo diego
El pasado martes por la noche, en cambio, tras conocerse la noticia del fin del alto el fuego de ETA, Rubalcaba «garantizó» que De Juana «en ningún caso» sería trasladado a su domicilio una vez que abandonara el hospital.
Apenas unas semanas atrás se informaba de que De Juana había sido intervenido por dos veces, y aunque se conoce que ha recibido el alta hospitalaria, respecto al alta médica no ha habido pronunciamiento. Matiz que no es pequeño en este caso.
«Venganza política»
Las reacciones en contra y a favor de la decisión adoptada por el Gobierno español no se hicieron esperar. Mientras que Askatasuna, EHAK, Batasuna, ELA, el consejero de Justicia de Lakua o Aralar repudiaron el ingreso en la cárcel de De Juana, ERC anunciaba su «respeto» a la decisión y desde el PP achacaban al PSOE que la medida llega con «un retraso imperdonable».
Para el portavoz de Askatasuna, Juan Mari Olano, resulta «kafkiano lo que están haciendo con Iñaki de Juana, porque hace dos años que debería estar libre». Olano entiende que esta decisión se añade al proceder que ha tenido el Ejecutivo del PSOE en estos meses y, a su juicio, evidencia «cuál es su voluntad: actuar con total impunidad y desde la imposición».
Al igual que afirmó el sindicato ELA, para EHAK la decisión de trasladar a De Juana «parece una venganza», y alertó de que «se avecinan tiempos duros».
Aralar mostró su «total desacuerdo con la decisión del Gobierno español» y añadió que la pena impuesta a De Juana por dos artículos de opinión «no es homologable en democracia». El viernes pasado, el líder de Aralar, Patxi Zabaleta, adelantó lo siguiente en un medio español: que con el alta hospitalaria «aparentemente lo que cesaría sería la atenuación de la condena, y tendría que cumplir el resto que le queda, porque pasa a ser prisión no atenuada».
Batasuna denunció con dureza la actuación contra De Juana, y afirmó que se trata de «una venganza política que se ha tomado el Gobierno de Madrid porque, tal y como ha manifestado Rubalcaba, 'la situación política ha variado'. Rubalcaba , -advirtió- anuncia así 'barra libre' para el PSOE».
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