Un blog desde la diáspora y para la diáspora

viernes, 8 de junio de 2007

Aniversario 100

En Deia han publicado un artículo referente al aniversario número cien del Centro Vasco de la Ciudad de México, se los paso al costo:

El Centro Vasco de México cumple 100 años

Iñaki Azua Mendia

Mañana 9 de junio se va a celebrar en la capital de México el centenario del Centro Vasco de México. Es un acontecimiento de una importancia extraordinaria que no puede pasar desapercibido en Euskadi.

Muchas veces desde Euskadi, y en ocasiones, desde la ignorancia, se ridiculiza o se vanaliza el papel de los centros vascos en el mundo, y se pretende presentarlos como un pequeño espacio donde unos pocos viejos hablan de una Euskadi que no conocen, o casi no recuerdan, de una lengua antigua que no practican, y de unos rasgos culturales que para muchos no son sino manifestaciones de un trasnochado folclore vasco.

Quienes conocemos la esencia de un Centro Vasco, y quienes 'hemos vivido' en ellos, sabemos que esa percepción no sólo es injusta sino que no se ajusta en absoluto a la realidad.

El Centro Vasco de México, como otros en todo el mundo, ha sabido mantener a lo largo de su historia unos rasgos de identidad y unos principios muy claros, y ha sabido transmitir generación tras generación su verdadera razón de ser que no es otra que la de ser un punto de encuentro de todos los vascos en México y de todos los mexicanos que quieren y sienten lo vasco, para trabajar por unos objetivos muy concretos como son: el mantenimiento y difusión de la cultura vasca, el conocimiento y divulgación de nuestra historia, convertirse en un lugar de acogida y ayuda para todos los vascos que se acercan a él, y para hacer posible que un pueblo pequeño y antiguo como el nuestro, sea conocido, querido y respetado en todo el mundo. No, no son objetivos ni cometidos sencillos los de un centro vasco, y menos cuando quienes hacen de ellos un lugar tan importante son, en muchos ocasiones, vascos de segunda, tercera o cuarta generación, cuando muchos de ellos apenas sí conocen Euskadi en algún viaje de vacaciones, y cuando muchos de ellos, han aprendido a conocer Euskadi a partir de viejas historias contadas por sus mayores, con el riesgo de que estas historias estuviesen cargadas de sentimientos y emociones encontradas por la distancia, por la guerra, por las familias rotas, y hayan sido exageradas por los recuerdos fugaces, por la memoria selectiva que todos tenemos, y por la inevitable confusión entre el deseo y la realidad.

El Centro Vasco cumple cien años, y quiero hacer mención a tres aspectos que al menos para mí son de especial importancia.

1. Una vida y un compromiso. La primera idea es que para mí, para mi familia, y para muchos amigos vascos y mexicanos y mexicanos y vascos que tengo y he tenido, el Centro Vasco fue, junto con el seno de mi familia, el medio en el que desde pequeño aprendí a conocer y a querer a Euskadi, y donde pude conocer su cultura, su historia, sus tradiciones, y donde aprendí el significado de un buen puñado de palabras, conceptos, valores e ideas que conforman, sin lugar a dudas, el pequeño bagaje que me acompaña en la vida. Sí, en ese Centro Vasco tan pequeño y tan modesto, aprendí lo que significa guerra, exilio, libertad, País, familia, solidaridad, compromiso, lucha, resistencia, risa, amistad, extranjero..., y aprendí a ver llorar a mayores sólo por escuchar una vieja melodía de Guridi con la nostalgia de una niñez perdida, por una vida rota por el absurdo de la guerra y por el sueño de regresar algún día a Euskadi. Está claro que eso también se aprende en otros sitios, pero en mi caso, al menos, en esa difícil asignatura que es la vida, y en el sentimiento de ser vasco y mexicano y querer a Euskadi, el Centro Vasco de México fue mi escuela.

2. México. ¡Euskadi tiene una deuda pendiente con México! Así de claro y de rotundo. México ha sido y es un país de acogida para miles y miles de vascos. Basta con recordar el comportamiento que tuvo el Gobierno de México y el Pueblo de México con todos los exiliados vascos en la Guerra Civil española, para estar eternamente agradecidos a México. Mi familia, como tantas otras familias exiliadas pudo empezar una nueva vida en México, y pudo hacerlo con pleno reconocimiento de sus derechos civiles, y pudo mantener viva su cultura, y pudo incluso hacer política en un país que rompió totalmente sus relaciones con la dictadura franquista y reconoció al Gobierno de la República en el exilio, y al propio Gobierno vasco en el exilio.

3. Euskadi. En mi opinión, en Euskadi hay un enorme desconocimiento de lo que son los centros vascos en el mundo y del papel que juegan, y hay una gran distancia con esa diáspora vasca a la que tanto se apela en importantes discursos y a la que incluso se denomina nuestro octavo herrialde. Es cierto que en los últimos años se ha hecho un importante esfuerzo por acercarse a esa diáspora y por acercarla a Euskadi, por hacer sentirse a esa colectividad vasca dispersa por el mundo como miembros de primera en Euskadi, pero la realidad es bien distinta. Es necesario hacer una importante reflexión estratégica desde las instituciones vascas, y desde la misma sociedad, en relación a lo que es y puede ser esa diáspora y la forma de integrarla en Euskadi; en relación a las políticas activas de carácter económico, político, social, asistencial, etc., que pueden y deben alcanzar a esa comunidad vasca dispersa en el mundo. En relación a su integración en Euskadi y en muchos casos, en relación a los mecanismos que favorezcan el posible regreso de parte de esa comunidad a Euskadi, y la forma de integrarlos para que no resulten extranjeros en su propio país; en relación a la forma de mantener y acrecentar una gran red de vascos y de lo vasco en el mundo, y de aprovechar esta fuerza y esta red para mantener viva nuestra cultura y nuestra lengua, y para favorecer el crecimiento y desarrollo de nuestro país en benéfico de todos los vascos y vascas con independencia del lugar en que vivan.

* Es cónsul honorario de México en Bilbao


Todo estaría muy bien si no fuera por un pequeño detalle, invito a cualquier persona a visitar al Centro Vasco a ver cuantos vasco-mexicanos de segunda, tercera y cuarta generación encuentra.

Nos van a encontrar muchos por que es una vil mentira, el Centro Vasco es custodiado por vascos emigrados y vasco-mexicanos de primera generación que discriminan a los de segunda, tercera y cuarta generación por cuestiones banales como el nivel socio-económico o por plenamente racistas como el color de piel.

Y otra cosa, el Centro Vasco de la Ciudad de México está fuertemente ligado a las directrices del PNV así que ya hace mucho que allí no se habla del derecho a la independencia de Euskal Herria. Es por esto último que tienen razón los que piensan (como yo) que el CV es un castillo de la pureza folclorista vasca.

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