Un blog desde la diáspora y para la diáspora

miércoles, 26 de abril de 2006

Gernika Ayer, Gernika Hoy

El día de hoy el pueblo vasco conmemora un año más del bombardeo a la ciudad de Gernika. Ya han pasado 69 años desde que los poderes fascistas europeos lanzaron su mortal ataque en contra de la recién creada República de Euskadi, contando ellos, los dueños de la maquinaria de guerra letal con el silencio cómplice de las supuestas democracias del orbe. Son pues ya casi siete decadas desde que el pueblo vasco, uno de los pueblos más antigüos de Europa, fuera atacado por aquellos que comulgando con una enferma obsesión por el poder desataron una campaña violenta de la cual hasta el día de hoy somos testigos de las secuelas. El problema más grave es que la destrucción de Gernika no es un hecho aislado, ni contra el pueblo vasco, ni contra otros muchos pueblos que han sufrido y sufren los embates de los que piensan que el tener armas para conquistar y sojuzgar les da el derecho a hacerlo. Euskal Herria ha sido escenario de una larga campaña de represión por parte de los sectores mas retrogradas de Madrid. 
 
Las bombas que ese día mataron a centenas de niños, mujeres y ancianos nunca pararon de caer, cambiaron de forma, pero no cambiaron en su mortal designio. Y siguen cayendo. Aún el día de hoy siguen las detenciones arbitrarias en contra de aquellos que entre los vascos defienden con más ahínco el derecho de su pueblo a su autodeterminación. Continuan vigentes una serie de leyes que estan destinadas a castigar brutalmente no solo a las vascas y a los vascos en pie de lucha, sino tambien a sus familiares, a sus amigos, a sus colegas y a los que desde otros países comparten sus ideales. Dicen los españoles que en el conflicto vasco solo un lado mata. Menuda cosa decir tal mentira el día de hoy. Por que incluso esa sola mentira mata, mata como mata la dispersión, mata como mata la tortura, mata como mata la represión, mata como mata la claudicación de la soberanía de otros paises a los designios de jueces inquisidores españoles. 
 
Los españoles son muy rápidos en denunciar la violencia de los otros, pero nunca encaran la violencia generada por ellos. Y cuentan claro con el contubernio de aquellos que por conveniencia los dejan hacer. Mientras los vascos apuestan por la paz, los que se mueven en las sombras ven en unas cartas y en unos incendios causados por arsonistas desconocidos pretexto suficiente para volver al pasado en el que ellos están más cómodos, ese pasado en el que ellos pueden burlarse de una sociedad entera mientras la pisotean y la despojan de su futuro. Y no solo Euskal Herria es víctima de esta guerra brutal. Recordemos Faluya, recordemos Acteal, recordemos Ramallah. Recordemos a los adolescentes kurdos acusados de asociación con banda delictiva por participar en manifestaciones que fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad turcas en las que hubo muertos, incluídos niños. 
 
Recordemos a los presos de Guantánamo, torturados por aquellos que dicen ser defensores de la democracia y de los derechos humanos. 
 
 Recordemos a los presos mapuche, acusados de terrorismo por gobiernos de izquierda, centro y derecha de Chile. 
 
Recordemos Dresden, Hiroshima, Nagasaki, Sarajevo, Grozny y Baghdad. 
 
Recordemos la hambruna en África, América Latina y Asia, violencia diseñada en Washington, París, Londres. 
 
Violencia diseñada por grandes corporaciones, por monopolios financieros y comerciales que destruyen todo a su paso; el patrimonio ecológico y cultural de los pueblos que para ellos no son mas que obstáculos en su loca carrera de dominación capitalista. 
 
Por que mientras bombas y violencia se sigan abatiendo sobre seres humanos, Gernika seguirá siendo bombardeada. 
 
Mientras el embargo contra Cuba siga en pie, Gernika seguirá siendo bombardeada. 
 
Mientras se construyan muros de la vergüenza y la ignominia, Gernika seguirá siendo bombardeada. Mientras se sigan sumando muertos en las fronteras artificiales que perpetuan grandes abismos económicos, sea en Tijuana o sea en Málaga, Gernika seguirá siendo bombardeada. 
 
Pero que una cosa quede clara, la voluntad de vascos, kurdos, mapuches, tzotziles, palestinos y todos los otros pueblos oprimidos, no será quebrantada. La lucha continuará, hasta la victoria. 
 
 
 
 
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