Por más que Madrid y Aguirre Anguiano lo nieguen, la tortura sistemática en contra de los vascos existe.
Esto fué publicado el día de hoy en Euskal Diáspora:
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La farsa de Madrid
EGIBAR RELATÓ LAS SALVAJES TORTURAS QUE SUFRIÓ
La declaración de Mikel Egibar, primer procesado en la «pieza Xaki», fue un desgarrador testimonio de las torturas sufridas a manos de la Guardia Civil, que erizó el pelo a los presentes en la Sala. Sin apenas poder contener la emoción, el vecino de Zizurkil narró los tormentos sufridos durante la incomunicación, y rechazó de plano las acusaciones de la Fiscalía, basadas en su totalidad en la declaración que sus captores le obligaron a memorizar. Por su parte, Joxe Mari Olarra ligó su detención a un intento de sabotear las relaciones abiertas entre HB y el PSOE.
MADRID - Cuando Joxe Mari Olarra fue detenido el 1 de marzo de 2000, era la persona designada por la Mesa Nacional de Herri Batasuna para «seguir abriendo vías» de comunicación con el PSOE, concretamente con el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, según relató ayer ante el tribunal del juicio por el sumario 18/98. Explicó que, a finales de 1999, tres representantes abertzales, entre los que él se encontraba, se reunieron con interlocutores del PSOE, y que a partir de ese primer contacto acordaron mantener una vía de diálogo entre ambas partes.
El ex mahaikide relató que se dedicó a trabajar en esa dirección durante meses, con suma discreción, con el objetivo de «abrir una posibilidad de resolución del conflicto». Una posibilidad que, según apuntó, era observada por preocupación por otros agentes.
«Abortar» la posible solución
«El Estado, en ese momento gobernado por el PP, intuía que algo se estaba moviendo» señaló, destacando que, precisamente, el motivo fundamental de su detención y posterior interrogatorio «era conocer lo que estábamos hablando con el PSOE». «Su única intención era abortar esa posibilidad», censuró, agregando que en aquel momento lo consiguieron, ya que este partido cerró esa vía de comunicación durante un tiempo.
«La volvieron a abrir dos años después, con otros interlocutores, hasta llegar al momento en que nos encontramos en la actualidad», señaló.
Olarra, a quien las FSE acusan de haber sido miembro de la «estructura amancomunada de KAS», negó tajantemente esta acusación, al igual que rechazó haber tenido relación con ETA, tal como sostiene la acusación, que solicita quince años de prisión por este motivo. El vecino de Villabona explicó, por el contrario, que ha sido miembro de Herri Batasuna desde su fundación en 1978, y que ahí es donde ha desarrollado su labor política en todos estos años.
De hecho, la única ocasión en la que ha sido condenado por la Justicia española lo fue como miembro de la Mesa Nacional, en 1997, por la difusión de la Alternativa Democrática.
Sin embargo, no ha sido ésa, ni mucho menos, la única ocasión en que Olarra ha sido detenido por parte de las fuerzas policiales españolas en sus 35 años de militancia abertzale. Recordó que ha sido detenido en diecisiete ocasiones, y que ha sufrido en sus carnes las más terribles torturas. Ayer dio cuenta de ellas ante la Sala.
«El infierno existe»
«Yo no soy creyente, pero puedo decir que el infierno existe. Sí creo en el infierno», declaró a preguntas de su abogado, Iñigo Iruin, para relatar a continuación los tormentos sufridos en las comisarías españolas.
Electrodos, «la bolsa», «la bañera», simulacros de ejecuciones... Su narración hizo estremecer a los presentes como ya había hecho antes la declaración de Mikel Egibar.
Reconoció, incluso, que había intentado suicidarse tres o cuatro veces en comisarías de la Guardia Civil, los mismos criminales que tuvieron que reanimarlo «para devolverme la vida» tras una sesión de «la bolsa». Los mismos que lo detuvieron pocos días después del fallecimiento de su compañera, hace seis años. Uno de los guardias civiles, recordó ayer, tiró al suelo, rompió y escupió sobre un retrato de la fallecida. «No podré olvidar la cara de ese guardia civil», afirmó.
Su narración no acabó ahí, y añadió que en tres ocasiones le han alertado de intentos de acabar con su vida, y que en otra ocasión descubrió a cuatro personas tratando de colocar un paquete debajo del asiento del conductor de su vehículo. Tres de ellas escaparon, pero consiguió atrapar a la cuarta, que resultó ser un capitán del Ejército español adscrito al Cesid.
Por ello, cuando su letrado le recordó que su imputación está basada en las mención que sobre su persona hicieron Mikel Egibar y Xabier Alegria durante su detención, dio total credibilidad a los crudos relatos de las torturas sufridas por ambos procesados, a quienes dedicó «el mayor de mis abrazos».
De hecho, a pesar de que las preguntas de la acusación iban ayer en esa dirección, ni el escrito de la Fiscalía ni el de la AVT relacionan a Olarra con «el aparato de relaciones exteriores de ETA», y éste rechazó haber trabajado nunca en este ámbito sólo ha salido de Euskal Herria para denunciar torturas en París junto a Jokin Gorostidi y Jon Idigoras y para asistir a este juicio o haber sido «enlace de ETA».
«Siempre he dado la cara»
Al igual que Olarra, Elena Beloki no ha formado parte de Xaki, aunque ella sí ha trabajado en el ámbito de las relaciones internacionales, dentro de Herri Batasuna.
Beloki conoció que Garzón iba tras sus pasos a raíz de la detención de Mikel Egibar, en 1999, cuando trabajaba en Bruselas junto al eurodiputado Koldo Gorostiaga.
Ayer explicó que en aquel momento envió un escrito a la Audiencia Nacional mostrándose dispuesta a declarar. No la llamaron, y ella siguió realizando su trabajo político. «No desaparecí ni me escondí, siempre he dado la cara», señaló, recordando que dio una rueda de prensa en la Eurocámara para denunciar la operación.
Meses después, en 2000, otra operación se saldó con varios detenidos, y la Policía entró también en su casa, aunque ella seguía en Bruselas. El 6 de abril se presentó en la Audiencia Nacional y, tras tomarle declaración, Garzón la envió a la cárcel.
Beloki relató el trabajo desarrollado en el ámbito internacional, donde ejercieron de «mensajeros de la realidad existente en Euskal Herria, sin querer convencer a nadie», y con el principal objetivo de impulsar una solución democrática al conflicto basada en el respeto del derecho de autodeterminación. Un trabajo en el que, según explicó, tuvieron interlocutores de todo tipo y condición.
«Xaki fue el resultado de la experiencia acumulada durante años de trabajo»
La Fiscalía sostiene que la Asociación Europea Xaki es un instrumento creado por ETA con el objetivo, entre otros, de «mantener en control de los deportados y refugiados», «deslegitimar el ordenamiento jurídico español» y «crear infraestructuras para alojar a terroristas».
Mikel Egibar, uno de los creadores de esta asociación hace diez años, rechazó de plano esta acusación, y explicó que Xaki surgió como resultado de la experiencia acumulada en el ámbito de las relaciones internacionales, en el que él ha trabajado durante años en el seno de Herri Batasuna.
El vecino de Zizurkil explicó que la organización armada no tuvo nada que ver con el nacimiento y el trabajo de Xaki, y señaló que sus miembros no representaban a ninguna organización, sino que lo hacían en nombre propio.
Las funciones de esta asociación, según narró, eran dar a conocer en el ámbito internacional la realidad de Euskal Herria; expresar, asimismo, la solidaridad de los vascos hacia otros pueblos del mundo; recibir esa misma solidaridad internacional hacia los vascos; e impulsar las relaciones entre las comunidades vascas fuera de Euskal Herria.
En lo que al ámbito comunicativo se refiere, Egibar, que residió desde niño y durante años en Bélgica, denunció que «existe mucha intoxicación informativa» respecto a Euskal Herria, y que Xaki trataba de contrarrestarla.
También trabajaban en el ámbito de la cultura, participando en foros e instituciones internacionales, y desarrollaban una labor de ayuda en ámbitos sectoriales que tenían problemas, como el pesquero, en el que mediaron durante el conflicto entre arrantzales vascos y bretones.
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