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domingo, 10 de mayo de 2015

Decir No a la Roja

Se habla mucho del derecho a la autodeterminación de los pueblos vasco y catalán, lo cual, de forma injusta, opaca los movimientos reivindicativos de otras naciones atrapadas en la pesadilla que representa el estado español como es el caso de Galiza, Andalucía y las Islas Canarias.

Lean este reportaje publicado en Semanario Digital:


 


Nacho Casado Chozas

En el mundo del deporte, concretamente en el ámbito del fútbol, la cota más alta a la que puede llegar un jugador es ser internacional con España. El sueño de cualquier futbolista, desde niño, siempre ha sido jugar con la selección española en un Mundial o una Eurocopa. La posibilidad de poder ganar un título con tu país es el mayor triunfo identitario alcanzable en el ámbito deportivo. Los jugadores son auténticos mercenarios, al servicio del mercado futbolístico, que cambian de club movidos por grandes cifras de dinero. Únicamente, unos pocos defienden los colores de una entidad por cuestiones sentimentales, como es el caso de Francesco Totti con la AS Roma. Pero, ¿y qué ocurre con la selección española? El combinado nacional es el llamado “equipo de todos”, en el que teóricamente no hay disputas y todos defienden con mucho orgullo la camiseta española. Pero este sentimiento no es homogéneo , ha habido muchos casos de jugadores internacionales que no se identificaban con España y solamente unos pocos lo han dicho abiertamente.

El primer caso destacable fue el de Inaxio Kortabarria. Este gran central de la Real Sociedad, de los 70 y 80,  jugó cuatro partidos con España, pero renunció a jugar posteriormente en el combinado nacional. Se trata del único jugador vasco que ha renunciado abiertamente a jugar con España por cuestiones ideológicas. Otro caso destacable y más reciente es el de Oleguer Presas. El jugador catalán fue llamado por Luis Aragonés a una concentración previa al Mundial de 2006. Según relata el ex jugador del Barcelona en una reciente entrevista, le dijo en dicho encuentro al seleccionador que no estaría interesado en una posible convocatoria para un partido oficial, a pesar de tener pocas posibilidades para ser convocado para el Mundial de Alemania. Muchos son los futbolistas que han confesado sus ideas nacionalistas y han defendido la camiseta de España en muchas ocasiones. Tenemos ejemplos como el de Pep Guardiola, Jose Ángel Iribar o Joseba Etxeberria entre muchos otros. ¿Por qué accedieron a jugar con una camiseta que no les representaba? Hay muchos motivos que pueden explicar esta situación. Poder jugar con una selección internacional supone un escaparate único, beneficios económicos y un caché extra en el mundo del fútbol. Si una gran estrella del balón se negara a jugar con su selección, le supondría un suicidio deportivo, ya que tendría a los medios y la opinión pública en contra, además le supondría problemas con patrocinadores y sanciones federativas. Así que lo más fácil y cómodo es jugar con la selección española, ya que el miedo, la fama y el dinero condicionan y acaban con cualquier pensamiento ideológico. Por eso, el caso de Nacho es único y respetable, una de las pocas muestras de valor y coherencia ausentes en el deporte.

El crecimiento de Nacho: de la tierra al césped de San Lázaro

José Ignacio Fernández Palacios, más conocido como Nacho, fue un lateral izquierdo que jugó toda su carrera deportiva en Galicia, su tierra natal. El futbolista lucense, natural de Foz, se dio a conocer en el Celta de Vigo , con el que consiguió dos ascensos a Primera en las temporadas 86/87 y 91/92. Fuera de las alineaciones de Txetxu Rojo y acabado su contrato, fue fichado por la Sociedad Deportiva Compostela en la temporarada 92/93, donde jugaría las siguientes nueve temporadas. En el Compos contribuyó al ascenso a Primera y fue parte de la historia de este club humilde en la élite, siendo la década de los 90 la etapa gloriosa del equipo. Pero no todo fueron alegrías en la SD Compostela, ya que Nacho vivió los descensos a Segunda y Segunda B. Estos descalabros deportivos, sumados a una pésima gestión económica de su mediático y controvertido presidente, José María Caneda , provocaron el descenso del equipo al fútbol regional en 2004. Actualmente, el club milita en 2ªB tras una importante renovación institucional. Las metas a corto plazo son la consolidación en la categoría de bronce y ¿por qué no?, soñar con la vuelta del conjunto gallego al fútbol profesional.

La mejor temporada de la SD Compostela, la 95-96, coincidió con una actuación estelar de Nacho en el lateral izquierdo. El juego ofensivo del Compostela era muy variado, pero una de sus opciones eran las constantes subidas por la banda de Nacho. Muchos de sus centros encontraban a Ohen o Christiansen, los arietes del Compos, para que estos remataran el balón a la red. Tras el gol del conjunto gallego, el espectáculo siempre se traladaba a la zona técnica. Un joven y desconocido entrenador recorría la banda fuera de sí en cada uno de los goles, era el gran Fernando Vázquez. El “Harry Potter” de Castrofeito enloquecía cuando marcaba su equipo como un jugador más. Eran los primeros pasos en la élite de este peculiar técnico, en pocos meses pasó de impartir clases de inglés en un instituto a ser una leyenda viva del fútbol gallego. El equipo santiagués realizó una primera vuelta de ensueño, ya que terminó segundo a 7 puntos del Atlético de Madrid. La segunda parte de la competición fue algo desastrosa, relegando al equipo gallego a la meritoria 10ª posición. En este equipo sobresalían nombres como Fabiano, “Tato” Abadía, Ohen, Lekumberri o Christensen, pero Nacho era el defensa del equipo que más destacaba. Era un lateral veloz, llegador y con muchísimo recorrido, un tipo que subía y bajaba la banda sin descanso. En tareas defensivas también destacaba, era muy expeditivo, férreo y luchador. En definitivas, un lateral muy completo de la vieja escuela. Al final de la temporada fue nombrado segundo mejor lateral izquierdo de la Liga y acabó entre los mejores asistentes de la misma.

La negativa a España y la persecución mediática

Esta actuación no pasó desapercibida para Javier Clemente, el seleccionador español del momento. En la Federación Española de Fútbol  se hablaba con mucha fuerza de la futura convocatoria de Nacho para los próximos partidos oficiales.El fútbol español siempre ha tenido muchas carencias en la posición de lateral izquierdo, por eso,el buen momento de Nacho hacía que fuera casi un fijo para la Eurocopa de Inglaterra 96. El único que estaba a su nivel era Sergi Barjuán. El catalán era el gran lateral izquierdo del momento y ya había sido convocado por Javier Clemente para el Mundial de Estados Unidos 94. Todo indicaba que Nacho y Sergi lucharían por hacerse con la titularidad del carril izquierdo en la Eurocopa de Inglaterra.

En una rueda de prensa tras un España-Macedonia en Elche, los rumores se hicieron realidad cuando Javier Clemente dijo que le gustaba Nacho y que sería uno de los elegidos para el siguiente partido. Era un bombazo informativo. Un jugador de un equipo humilde se iba a convertir en internacional. Iba a ser el primer internacional español de la SD Compostela. Todos los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia y empezaron a contactar con Nacho para recoger sus impresiones. Existía mucha rumorología en torno a Nacho, su nacionalismo y sentimiento gallego eran conocidos por los medios de Galicia. Su única ilusión era poder jugar algún día con la selección gallega. Por eso, la Televisión Galega le pregutó sobre su posibilidad de jugar con España al término de un partido, fue tajante en su lengua materna: “Non me interesa xogar con Espanha”. Además, también declaró: “Ni tengo mucho interés, ni me apetece que me convoquen, pienso que no valgo para ese tipo de cosas. Creo que hay gente en este Estado español que lo puede hacer muy bien, y que se identifica muy bien con la selección española, lo que me parece fenomenal. Desde luego, mi ambición no es esa. Prefiero estar así, me encuentro más a gusto”. Estas declaraciones provocaron un terremoto mediático. Todos los medios deportivos y generalistas trataron el caso e intentaron entrevistar a Nacho. Fue cuando comenzó un linchamiento público sobre este “antipatriota” y “enemigo de España”. La persecución fue apabullante y Nacho fue el tema central de muchas tertulias deportivas de la temporada 95/96.

Podrán imaginarse el tono de las informaciones de los panfletos deportivos de la época sobre este caso, en cada párrafo se podría apreciar un saborcillo a bilis y odio propio de los típicos voceros ultras.Especialmente lamentable fue una entrevista que le hicieron en El Larguero de la Cadena SER. José Ramón de la Morena, el director del programa radiofónico, junto a otros colaboradores le hicieron una entrevista digna del periodismo de bufanda más casposo. El jugador gallego aguantó cada una de las preguntas envenenadas en un marco especialmente tenso. Era un tipo inteligente, cultivado y tranquilo. Nacho respondió en numerosas ocasiones su negativa a la Selección Española “por convicción y dignidad”. De nada sirvió su exposición consecuente y coherente de los hechos, porque el bufón y aprendiz de periodista Tomas Guasch, con tono despectivo y burlesco, dijo entre otras cosas que “no conocía” al lateral izquierdo de moda en España. Nacho fue una nota discordante para el engranaje patriótico de la selección española en los medios. Por este motivo, las cavernas mediáticas atacaron sin mesura al futbolista gallego. Este capítulo del fútbol español terminó con la llamada telefónica de Javier Clemente al propio Nacho, el futbolista explicó sus motivos y el seleccionador respetó su decisión. Entonces, en la lista de convocados para el amistoso de preparación ante Noruega no aparecía Nacho, con lo que así se evitó una sanción para el propio futbolista. En aquellos años, el hecho de negarse a jugar con el combinado nacional acarreaba una sanción de al menos un año sin ficha federativa (art.76 de la Ley del Deporte 10/1990). Su lugar en la Eurocopa de 1996 lo ocuparía Jorge Otero, curiosamente otro gallego y compañero de Nacho en el Celta de Vigo.

Nacho: un tipo diferente y exponente del romanticismo futbolístico
Esta campaña mediática también influyó por el carácter de Nacho. Era un hombre especial y único, un futbolista modélico y con valores de los que ya no quedan. El jugador gallego no era muy dado a prodigarse en la radio, prensa o televisión. Para los medios de comunicación era alguien triste y díscolo porque pasaba de ellos, ya que no se trataba del típico futbolista palmero que tenía fuertes apoyos en los medios y muchos amigos periodistas. Era una persona de lo más humilde que siempre habría profesado un profundo sentimiento gallego. Se caracterizaba por estar muy implicado socialmente, ya que solía acudir a manifestaciones y moverse en un entorno sindical. El gallego era parte de su identidad, lo utilizaba con los medios, familia, amigos y en el terreno de juego. No le gustaba ostentar, ni tenía grandes coches, tampoco sabía lo que era la gomina y mucho menos era un enfermo de la moda. Era un tipo corriente y muy cercano, una muestra fue que acudió a varios colegios de Santiago para dar charlas a los niños. Un deportista muy querido en Galicia y odiado por los patriotas de pandereta. Nunca tuvo grandes aspiraciones deportivas, ya que  el Atlético de Madrid y el Valencia se interesaron por él al finalizar la temporada, incluso la Sampdoria hizo una oferta de 700 millones de pesetas al Compostela, pero su amor a Galicia y a unos colores evitaron su salida. Él era feliz subiendo su querida banda de San Lázaro. Nunca pudo cumplir su gran sueño, vestir la camiseta de la selección gallega. Pero una vez retirado, fue uno de los impulsores para que A Irmandiña volviera a disputar un partido oficial, puesto que Galicia jugó en 2005 ante Uruguay en San Lázaro  ¿Adivinen quién dirigió desde el banquillo gallego ese partido? En efecto, Fernando Vázquez fue el seleccionador de Galicia en esa ocasión y mantuvo el cargo hasta 2008. El entrenador gallego volvió ese día a recorrer esa banda que tantos buenos recuerdos le había traído. En ese encuentro, San Lázaro volvió a sentir la emoción del fútbol tras la desaparación de la SD Compostela. La morriña, la saudade y el romanticismo sobrevolaron Santiago cuando en San Lázaro sonó Os Pinos por megafonía, era la muestra de que el fútbol de primer nivel volvía de nuevo a la capital de Galicia. En el banquillo, “El Profesor”, y en la grada, su pupilo Nacho, seguían a su querida Galicia en un nuevo partido internacional. Fernando y Nacho, dos emblemas del fútbol gallego que siempre serán recordados por correr juntos la banda de San Lázaro y escribir parte de la historia del Compos.

“Este país es muy dado a hablar de democracia, y cuando alguien manifiesta una opción personal totalmente pacífica, como hice yo, es atacado con el arma que se emplea ahora: los medios de comunicación”.

Nacho






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