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lunes, 11 de noviembre de 2013

Echeverría V. | Venezuela se Defiende

Nuestro amigo Pedro Echeverría nos ha hecho llegar este texto solidario con la Venezuela Bolivariana:

Venezuela se defiende

En Venezuela el Estado interviene en precios; en México los empresarios determinan

Pedro Echeverría V.

Aplaudí con entusiasmo que el presidente venezolano Nicolás Maduro interviniera la empresa monopólica Daka que había subido sus precios a un 100 por ciento y la obligara a reducirla a como estaban antes; pero buscaría ser más solidario con el gobierno de aquel país si decretara cárcel para todos aquellos que esconden artículos básicos para propagar el boicot, la crisis y la carestía en Venezuela. En México sucede lo contrario: los empresarios suben los precios a su gusto porque operan a precios de monopolio y cuando promueven “baratas” es para vender mercancías rezagadas, con defectos de fábrica y como gancho a los clientes. El Gobierno no interviene nunca para beneficiar a la clientela por la identidad que existe entre gobierno y empresarios.

En nota publicada ayer se dice que, provocado por el boicot de artículos y terrible alza de precios impulsados a propósito por la burguesía antichavista y los inversionistas yanquis, cientos de venezolanos se concentraron desde la noche del viernes frente a las tiendas de electrodomésticos Daka para comprar televisiones, refrigeradores, planchas, licuadoras y otros enseres, luego que el presidente Nicolás Maduro anunció la intervención de la cadena y ordenó la venta de todos los artículos a precios justos; algunos productos eran vendidos a precios muy elevados, superiores a su valor real. El único motivo ha sido desprestigiar al gobierno de Maduro ante la opinión venezolana y el mundo para demostrar –como lo hicieron contra Chávez- que no puede gobernar.

Nicolás Maduro no es intelectual, no es empresario ni negociante; es originalmente un simple obrero del transporte que luchó con mucha fidelidad al lado de Hugo Chávez que lo nombró secretario de Relaciones Exteriores de su gobierno demostrando mucha capacidad en su desempeño. No debe olvidarse que no es fácil cumplir con la herencia de Chávez dado que éste era indiscutiblemente la vanguardia del antimperialismo en América; no sólo buscaba construir una sociedad socialista e igualitaria en Venezuela sino que al mismo tiempo era el eje de la unidad de los gobierno de Bolivia, Cuba, Nicaragua, Ecuador, incluso Argentina, Uruguay y Brasil. Esa enorme herencia de unidad y apoyo está obligando a cumplir Maduro que, al ser secretario de Relaciones, debió conocer bien.

El gobierno de Obama –que ha demostrado hasta la saciedad que es igual a los Bush, Clinton o Reagan- no ha dejado de espiar y de intervenir. Cuando apenas ascendía al cargo Obama se pensó que podría reivindicar a su raza negra que durante siglos sufrió y murió bajo la esclavitad de los blancos. Nada de eso; ha gobernado como cualquier blanco al servicio del Banco de Reserva Internacional que controla al mundo. Por eso Obama, después de maltratar a Chávez continúa su misma política contra Maduro apuntalando al excandidato Capriles y toda la derecha empresarial venezolana que lo impulsa. Todos esperamos que en ningún momento baje la guardia el gobierno venezolano porque en cualquier segundo que lo haga los yanquis aprovecharán para liquidarlo física o políticamente.

En México no existe el control de precios; desapareció en 1982 cuando el gobierno yanqui de Reagan ordenó la intervención directa de la economía mexicana usando al FMI. Lo primero que se exigió es que se vendieran las mil 500 empresas paraestatales al sector privado; inmediatamente se exigió el “adelgazamiento” del Estado y la completa reducción del gasto social en Salud, Educación, Vivienda, servicios. Las empresas privadas de comercio lo primero que hicieron desaparecer fue a la Conasupo y a todas las empresas de Estado que realizaban “competencia desleal”. A partir de entonces en México casi desapareció la intervención estatal dando paso a la burguesía privada que –en nombre de la “libertad y la democracia”- impuso el mando en los precios, salarios, canasta básica y todo.

Los acaparadores y embodegadores de mercancías deben ser castigados. No sólo lo hacen para esquilmar al pueblo y hacerse más ricos, sino esencialmente para derrocar al gobierno desprestigiándolo. Si Maduro no determina medidas radicales no dejarán de boicotearlo. Es el momento coyuntural de levantar una gran movilización de masas para que la burguesía comercial, bancaria y en los medios de información den pasos atrás. ¿No es acaso esa actitud de esconder mercancías y encarecerla una provocación para que el pueblo desesperado saquee las tiendas? ¿Pueden olvidar que “ladrón que roba a ladrón…” sólo cambia las cosas de posesión? Venezuela (como México) –de la misma manera que debe combatir a fondo todas las formas de corrupción institucional- no puede vivir eternamente sometido por una clase empresarial que lo saquea todos los días.

Lo que debe hacer Maduro es radicalizar a su gobierno mediante la formación política de decenas de miles de cuadros izquierdistas que lo ayuden a construir y defender el proyecto chavista original. Debe tratar de sumar a todas las corrientes coincidentes con el objetivo de aislar totalmente a la derecha y a los agentes del imperialismo. Después de 14 años de poder popular sería vergonzoso, ridículo, condenable, cualquier pretexto de no tener la cantidad suficiente de cuadros políticos para someter a la burguesía y sus medios de información. De ninguna manera se puede permitir que en nombre de la santa “democracia y la libertad” se siga engañando y manipulando al pueblo para que se oponga al proyecto del socialismo del siglo XXI. Los nuevos cuadros políticos deben acabar con la corrupción.






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