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lunes, 11 de abril de 2016

Entrevista a Jose Mari Esparza

Iban Gorriti se ha distinguido por su gran aporte a la historia de Euskal Herria, principalmente en el periodo de la Segunda República Española y la asonada fascista por parte de los militares que se conjuraron con el clero y la oligarquía con sus funestos efectos en los territorios de la Comunidad Autónoma Vasca.

A su vez, José Mari Esparza Zabalegi se ha especializado en ese mismo periodo pero en el teatro de operaciones navarro.

Pues bien, ahora ambos conversan en esta entrevista publicada por Deia:


José Mari Esparza Zabalegi (Tafalla, 1951) concede una vida más al tribuno republicano navarro nacido en el siglo XIX David Jaime, euskaldun y euskaltzale

Iban Gorriti

El editor y responsable de Txalaparta rubrica una biografía titulada Nuestro pueblo despertará en la que bosqueja la obra de un orador que se propuso aprender euskara y a quien reivindica en diferentes momentos como “pionero”, azañista por una España federal y, al mismo tiempo, abertzale.

¿Quién fue David Jaime?

-Nació en el seno de una familia liberal tafallesa. Nació en Eugi y luego vivió en Etxarri Aranatz. Allí se hizo euskaldun y euskaltzale. Fue concejal de Tafalla, diputado foral en la República y presidente del Consejo de Navarra en el exilio. Murió en Cambo, en 1949.

David Jaime tenía una postura clara a favor de la unidad vasca. Incluso, aunque muy distante del PNV, tenía claro que la Nafarroa republicana solo podría progresar unida a los cuatro territorios...

-En contra de lo que han sostenido algunos historiadores paniaguados, la tradición republicana y de izquierdas en Navarra siempre fue favorable a la unidad de los cuatro territorios. Pero David además era un apasionado abertzale. Y precisamente por ser un hombre de izquierdas, influyó en muchos ayuntamientos navarros para votar en favor del Estatuto Vasconavarro.

Era azañista y situaba también a Nafarroa dentro de España.

-Sí, claro. Los liberales descubrieron en la República Federal el engarce entre los viejos Fueros y los modernos Estatutos de Autonomía. Y muchos fueron consecuentes: fíjate cómo persiguieron a Ramón Bengaray, al escritor Urabayen, al diputado Mariano Ansó, al editor Enciso, al propio Jaime… Toda una generación represaliada que creía en una República Vasconavarra con soberanía plena dentro del Estado.

Aunque de familia castellanoparlante, aprendió euskera. Todo un ejemplo.

-Y lo escribía y lo usaba en las relaciones institucionales, cosa muy rara en esa época. En la primera sesión como diputado foral propuso la oficialidad del euskera en Navarra y así se hizo, por unanimidad de socialistas, republicanos y hasta carlistas como Amadeo Marco. Y en las juntas de Eusko Ikaskuntza, a las que acudió como representante navarro, consta que habló en euskera, cosa también excepcional en las actas de la institución. Y siendo ya presidente del Consejo de Navarra en el exilio escribe, en un euskera perfecto, cartas oficiales a Leizaola o al lehendakari Aguirre, algo muy raro entonces. Ya ves, uno de Tafalla tenía que ser.

¿Cómo fue su relación con el también navarro Irujo y con los lehendakaris Leizaola y Aguirre?

-Entrañable, sobre todo con Irujo y Aguirre. Todos le reconocían su genio y su valía. En el libro hay muchas fotos juntos, inéditas. Eso sí, en la correspondencia oficial David Jaime se enfrentó a ellos con firmeza, en defensa de la personalidad de Navarra y para evitar la presión poderosa del bizkaitarrismo. Unidos sí, decía, pero Navarra primero.

Fue un referente en la primera Radio Euskadi.

-Cuando comenzaron las emisiones desde Mugerre, el Gobierno vasco cedió espacios al Consejo de Navarra, con alocuciones preparadas por Jaime y dirigidas solo a los navarros. Algunas también eran en euskera y posiblemente sea la primera vez en la historia de la radiodifusión navarra que se emite en euskera, con el fondo además de las jotas de Raimundo Lanas. David Jaime, pionero otra vez.

Fue un adelantado de la Memoria Histórica, e hizo un censo de fusilados.

-Sí, pero fue a impulso de aquel gigante que fuera Manuel Irujo. El Consejo de Navarra ya sabía en 1946 que había más de 3.000 fusilados, cifra siempre negada por el franquismo, hasta que 40 años después se demostró que era cierta.

¿Cómo fue su vida en el exilio?

-Le costó casi dos años poder pasar a Iparralde, en una fuga de película. Pero tantos meses metido en zulos, cubas y pajares, acabó por estragarle los pulmones. Enfermo y todo, presidió el Consejo, espoleó a todo el exilio desde el PNV a la CNT, organizó una red de contrabando… Su temprana muerte sacudió a toda la diáspora política vasca.

El título del libro hace referencia a su última carta.

-Escribe a un dirigente del PNV en México, afirmándose en su lealtad al Gobierno de la República y al Gobierno vasco. Franco se está afianzando en el poder, las resistencias del exilio y del interior están menguando… Y David fija su esperanza en el despertar del pueblo.






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