El tema de la tortura en contra de activistas vascos por parte de las fuerzas represivas del régimen español se ha puesto sobre la mesa.
Son muchos los testimonios de quienes la han sufrido en carne propia y de quienes han sido testigos de primera mano de los daños que esta deja en quienes la sufren.
De eso nos habla este artículo publicado por Gara:
Jon Arrizabalaga Basterretxea | Hermano de Andoni, torturado por Jesús Muñecas Aguilar | Han pasado muchos años desde 1964, cuando arrestaron por primera vez y torturaron brutalmente al joven de Ondarroa Andoni Arrizabalaga, protagonista de la canción “Itziarren semea”. En 1968 volvió a recibir malos tratos de la Guardia Civil y, según relató, los momentos más crueles los vivió en Zarautz, a manos del capitán Jesús Muñecas Aguilar, uno de los imputados ahora por la jueza argentina María Servini. Andoni ya falleció. Su hermano Jon ha recibido con alegría la noticia.Maider IantziJon Arrizabalaga expresa que para los familiares de los torturados la orden de detención contra cuatro responsables franquistas supone motivo de satisfacción, ya que es algo que llevaban esperando mucho tiempo. «Ha habido impunidad en todas las torturas que han realizado alrededor del franquismo, y que ahora se lleve adelante este proceso judicial es una gran noticia», manifiesta.La jueza María Servini recoge el testimonio del hermano de Andoni Arrizabalaga en su auto. Es una declaración dura. Y aunque con los años las cosas se serenen un poco, todavía le vienen a la mente y al corazón los difíciles momentos vividos desde el primer arresto en 1964. «Eso está ahí. Escuchamos muchas veces 'Itziarren semea' y cada vez renace dentro de nosotros la emoción. El dolor queda para siempre en algún lugar de nuestro interior». El caso de Arrizabalaga inspiró esta famosa creación de Telesforo Monzón, convertida en himno popular y en icono contra la tortura.Gestiones hasta el VaticanoAllá por 1969 -tras haber sido detenido y torturado el año anterior, excarcelado y detenido de nuevo-, tras cinco días de interrogatorios y golpes en las comisarías de Eibar y Donostia, el ondarrutarra terminó en la cárcel de Martutene. En aquel momento se realizaron gestiones a niveles religiosos y diplomáticos para que el Papa Paulo VI recibiera a un grupo de madres de presos, entre ellas Miren Basterretxea, ama de Andoni.Una vez concertada la entrevista, las madres viajaron a Roma. No lograron hablar con el Papa, pero, al menos, a su paso por Donibane Lohizune, tuvieron la oportunidad de estar con Monzón, ministro del Gobierno Vasco en el exilio, y de inspirarle la conmovedora canción.En la entrevista con GARA en Zubi Zaharra de Ondarroa, pueblo natal donde vive, ya jubilado, Jon explica que ve este paso histórico de la orden de detención como el resultado de la labor llevada a cabo durante años. «La gente se ha movilizado, ha viajado a Argentina, ha llevado las querellas, ha estudiado cómo se pueden llevar adelante... Han logrado avanzar y veremos hasta dónde se llega. Al menos, se han agitado conciencias».Además de Andoni, otros dos hermanos de Jon -José y Mikel- sufrieron torturas de Jesús Muñecas Aguilar en 1976. Jon nos cuenta que, quien más quien menos (el que menos él), todos los miembros de su familia han pasado por la comisaría o han sido encarcelados.Andoni Arrizabalaga Basterretxea ya llevaba unos días detenido pero no sabían dónde estaba, porque en el cuartel de Ondarroa les dijeron que allí no se encontraba, que se lo habían llevado ya. Por fin supieron que estaba en el cuartel de la Guardia Civil de Zarautz. Al día siguiente, padre y hermano fueron a Zarautz. En aquel tiempo el cuartel estaba ubicado en un edificio llamado Etxe Zabala en Kale Nagusia. «Preguntamos al guardia que estaba en la puerta si Andoni estaba allí», narra el testimonio de Jon, incluido en el auto de la jueza argentina. Cuenta que enseguida apareció un capitán joven (después supieron que era Jesús Muñecas) que les invitó a entrar en el cuartel. Subieron con él al primer piso, y en una habitación que daba a la calle apareció su hermano. «Estaban claras y palpables las atrocidades que le habían hecho. Llevaba puesta la misma ropa del día en que le habían detenido, estaba sucio lleno de arañazos y de restos de sangre. La cara hinchada, llena de moretones, y los brazos igual. No daba imagen alguna de ser humano. Estaba irreconocible. Con una sonrisa cínica el capitán añadió: `Esto es lo que ocurre cuando no quieren colaborar'».Lo que quiere Jon es sacar a la luz todas las grandes torturas e injusticias que hubo. Considera que alguien debe pagarlas; identificar a los autores, perseguirlos y, si es posible, juzgarlos. No cree que vaya a ser fácil, aprecia muchos obstáculos, pero para él ya resulta muy relevante llevar estos testimonios a Argentina y mover a los jueces, sin que los casos queden escondidos para siempre. «Aquí no ha habido posibilidad y desde Argentina se vislumbra algún resquicio. ¡A ver si se consigue algo!».Presionar desde dentroEso sí, no tiene demasiada confianza de que estos arrestos se vayan a llevar a cabo y la justicia se materialice a fondo. El Gobierno español intenta lavarse las manos derivando la cuestión hacia el ámbito judicial y aparentando que el asunto no le afecta ni le interesa. «Vamos a resolver los problemas que tenemos nosotros», dijo el ministro de Interior en una elocuente declaración. «Está claro que no les interesa que se lleven adelante estas querellas. Sería interesante difundir estas cosas lo máximo posible en el ámbito internacional, para que haya una presión. De esa manera, tendrían más difícil escapar», apunta Jon ArrizabalagaÉl ya se ha apuntado en la lista para viajar a Argentina el próximo 20 de noviembre, un día emblemático por la muerte de Franco, y contar sus vivencias en un acto que cuenta con el apoyo de instituciones y plataformas de aquí y allá. «Los testimonios fueron muy duros, no se pueden dejar a un lado, escondidos, hay que agitar las conciencias y presionar todo lo que se pueda. Los represaliados lo merecen. ¡A ver si logramos que algún día se haga justicia!».
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