Para que no digan que nos tiemblan las piernas para condenar, hoy hemos decidido no solo condenar a todas las colillas del mundo, sino también a los cigarrillos a las que están adheridas, y a las cajetillas donde se empacan y comercializan dichoss cigarrillos, y al tabaco dentro de los cigarrillos, es más, vaya nuestra más enérgica condena en contra del "hombre Marlboro", faltaba más.
Bien, esperemos que con este profuso derrame de condenas los españolitos que jornada electoral tras jornada electoral votan al PP o al PSOE ya no piensen tan mal de nosotros.
Bueno, los dejamos con esta nota publicada en Gara para que vean que así como el tabaco industrializado causa cáncer, la ceguera política causa idiotez:
Bien, esperemos que con este profuso derrame de condenas los españolitos que jornada electoral tras jornada electoral votan al PP o al PSOE ya no piensen tan mal de nosotros.
Bueno, los dejamos con esta nota publicada en Gara para que vean que así como el tabaco industrializado causa cáncer, la ceguera política causa idiotez:
PSE abronca a Lakua por una colilla «terrorista»
Si en este país uno amanece con la noticia de que en algún rincón se han incendiado contenedores y se ha atacado una piscina, da igual qué lógica puedan tener los sucesos, porque acertará de plano si espera la llegada de notas de condena. Ayer fue una jornada de ésas, y aunque los hechos no tuvieran que ver con «kale borroka», la responsable de su imprudencia también viene a ser ETA.
Gari Mujika
"Violencia callejera", rezaba la cabecera de la primera información, a las 6.34, que las agencias españolas publicaron al respecto del incendio «intencionado» de dos contenedores en Tolosa, que forzaron la atención sanitaria de varias personas por inhalación de humo. Los boletines informativos rápidamente se hicieron eco de la noticia, añadiendo poco después un segundo «ataque de kale borroka»: un artefacto compuesto por una bombona de gas y una botella de combustible hizo explosión... ¡en las piscinas municipales de Okendo!
Mientras que las ondas radiofónicas y las páginas digitales elevaban la noticia a sus principales titulares, el PSE sólo tardó en abrir las puertas de sus despachos para enviar a primera hora un comunicado de condena por los hechos. Oscar Renedo, el secretario general del PSE de Tolosa, mostró así su «firme condena y su solidaridad y apoyo a las víctimas». Renedo, que se declaró «conmocionado» por lo sucedido, aclaró que también «me siento aliviado porque, a pesar de este insensato acto de violencia, las personas heridas se van a poder recuperar». Un «acto de kale borroka» que elevó a «acto de terrorismo», ya que, a su entender, «son actos indiscriminados cuyo objetivo son los vascos». Y como colofón final del comunicado, Renedo subrayó que «la mejor respuesta frente a ETA es la acción policial y no daremos un paso atrás en la defensa de los derechos del pueblo vasco que reivindica el vivir en paz, sin bombas y sin tiros en la nuca». Y como subraya el ministro español del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para reforzar su posicionamiento ante el conflicto político de este país: «No hay esperanza, ni futuro para el terrorismo».
Rectificamos pero «lo normal es que...»
Pero, claro, si el PSE se mostraba tan rotundo, qué iba a hacer el PP. La formación derechista de Gipuzkoa reclamó directamente la identificación de los autores materiales del incendio «para que la comisión de estos actos criminales no quede en la impunidad ni en el anonimato, ahora que tratamos de deslegitimar el terrorismo de ETA y la violencia de ese mundo protagonizada por jóvenes».
Ordena y mando. Pocas horas más tarde Interior de Lakua identificaba al único autor del «ataque de kale borroka»: una colilla mal apagada. Todo un «terrorista callejero».
Y como dicen que rectificar es de sabios, desde el PSE, al igual que la presidenta de las JJGG de Gipuzkoa, Rafaela Romero, emitían un nuevo comunicado de rectificación, en el que achacaban la responsabilidad de su error a sus compañeros que ahora gobiernan en Gasteiz. «El PSE encuadra en la situación de violencia y de tensión que vive Euskadi la mañana de confusión, tras confundir Interior del Gobierno vasco un suceso fortuito con un acto de kale borroka», afirmaba la nota aunque, a renglón seguido, señalaba que «lo normal es que la quema de contenedores siempre venga del mismo sitio».
Y todavía en los informativos del mediodía de la ente pública relegaban al último segundo que el causante del «ataque» fue un cigarro y no un acto de «kale borroka».
Pero el de Tolosa no fue el único. En el municipio alavés de Okondo, de madrugada, explotó un artefacto casero ante las piscinas municipales. Un suceso que, finalmente, tampoco fue responsabilidad de la «kale borroka», sino, según la Policía autonómica, «un asunto entre particulares». Incluso el alcalde tuvo que interrumpir sus vacaciones para declarar a las agencias que efectivamente no se trataba de «kale borroka». Y es que ya se sabe lo que cuesta un buen titular.
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