Este texto ha sido publicado en Gara:
Sin olvidar claro que una entidad unificada en lo cultural, político, social y económico, tomando en cuenta el aspecto histórico, debiera llamarse Nabarra. Pero eso es algo que el pueblo vasco tendrá que decidir en su momento, primero lo primero, independencia y soberanía.
Gerardo Luzuriaga | Documentalista
Euskal Herria es nuestro país
La cordura y la lógica parece que se han asentado en las filas del Partido Socialista de Euskadi, esperemos que sea algo perdurable y no sólo una moda de verano. La Consejera de Educación, como responsable del Gobierno, debido a que el lehendakari está disfrutando de las vacaciones estivales, ha afirmado que el Gobierno Vasco no eliminará el término Euskal Herria del currículum educativo por la sencilla razón de que Euskal Herria existe, es el país del euskera y es un territorio de cultura y lengua común que compartimos los vascos.
No puedo más que aplaudir tal signo de sensatez, más cuando ha definido Euskal Herria como el territorio donde se conjugan los siete territorios vascos (Euskadi, Nafarroa y las tres provincias vascofrancesas). Pero como todo no podía ser de color rosa, ha aclarado que desaparecerá toda alusión a la entidad jurídico-administrativa, tal como aparece ahora en el prólogo del currículum educativo.
Sin duda es un avance, y es de agradecer que los dirigentes socialistas, y actualmente también responsables del Gobierno de Euskadi, admitan y pregonen la existencia de Euskal Herria sin dejar espacio a la duda. Ya era hora de que alguien utilizase conceptos que han estado claros durante siglos y siglos de historia. Si esto hubiese venido ocurriendo desde hace unos años, muchos bosques se habrían visto beneficiados, ya que han sido muchos los folios que hemos tenido que usar con el fin de contrarrestar las ideas de los oponentes al término Euskal Herria y reivindicar Euskal Herria para los siete territorios vascos.
Los desatinos llevados a cabo durante estos años de la mal llamada transición han sido innumerables, el rechazo del término Euskal Herria y la división de Nafarroa en zonas lingüísticas han sido algunos de los más ofensivos. ¡Nafarroa rota y dividida en tres partes!
Pero no echemos las campanas al vuelo, no es la primera vez que los socialistas vascos bajan la cabeza y miran hacía otro lado presionados por los intereses políticos del estado; tiempo al tiempo, pero sin duda nos han satisfecho las declaraciones de Isabel Celaá. De aquí en adelante, aparte de los argumentos históricos, sociales y políticos, tendremos también el apoyo de una parte importante de la sociedad, y es fácil que el resto del estado se dé cuenta de que Nafarroa es por lo menos tan vasca como el resto de territorio vasco, ya que en este caso son los socialistas los que lo han difundido.
Lo esencial y prioritario ha sido reconocido, que es la existencia de una comunidad cultural, lingüística, social y económica común, que ha mantenido sus lazos de unión a lo largo de los siglos anteriores. En definitiva, se admite que existe un sedimento común entre todas las partes que componen el pueblo vasco y que el territorio se denomina Euskal Herria; pero que por las circunstancias políticas que he enumerado más de una vez -el ruido de los sables y algún que otro interés de los jauntxos del momento-, fue impensable que el Estado Español permitiese que Nafarroa y Euskadi formasen una comunidad autónoma común. Es por ello, y no por otra cosa, que hoy día existe una división jurídico-administrativa ente Euskadi y Nafarroa.
Es cierto y es necesario tener en cuenta que tanto en Euskadi como en Nafarroa una gran parte de la población se ha acostumbrado a que existan dos territorios jurídico-administrativos diferentes, con gobiernos administrativos, normas fiscales y judiciales diferentes, lo cual no quiere decir que llegado el caso los vascos no estaríamos dispuestos al cambio de estructuras jurídico-administrativas; es más, estoy convencido de que la población vasca en su mayoría acogería con satisfacción y complacencia la nueva situación administrativa. A pesar de que sea irritante admitirlo, y no muy políticamente correcto expresarlo, la realidad es que no es fácil luchar contra el hábito, contra el statu quo. Algo muy parecido ocurrió en tiempos del franquismo, que nadie se lleve a engaño, los que vivimos el franquismo lo recordamos muy bien, tampoco durante el franquismo era sencillo oponerse a las estructuras marcadas por el régimen, la gran mayoría de los habitantes no exigía lo que no estaba permitido, entre otras razones por la cuenta que les traía; lo cual no quería decir, como se demostró unos años después, que una vez que se instauró otro régimen político los cambios no fueran aprobados y aplaudidos por la sociedad.
El Partido Socialista ha reconocido tácitamente que la jurisdicción jurídico-administrativa de Euskadi y Nafarroa es una consecuencia política, que surgió en 1978, bajo la presión del régimen franquista. Y ya que se llegó a tal decisión por razones políticas, igualmente hoy día, pasados ya 30 años, también por razones políticas se puede llegar a un acuerdo de reunificación del pueblo vasco, más cuando existe un consenso político y social de que se trata de un mismo pueblo, con unas mismas costumbres y unos mismos gustos culturales, con una misma lengua...
Los socialistas en este caso se han atrevido a dar el primer paso, a reconocer que Euskal Herria existe. ¿Qué es lo que no les permite concluir y reconocer los beneficios políticos, culturales, sociales y económicos que llevaría consigo la unificación de los territorios vascos?
Admitida la existencia de unos lazos históricos, lingüísticos, sociales, económicos comunes, ¿lo más lógico no es también la existencia de una comunidad política común? Todo lo demás no sería más que un sí pero no, a lo que ya estamos bastante acostumbrados, y lo dicho por la consejera de Educación, aunque tiene una gran importancia, se quedaría en pura anécdota. Estas declaraciones deberían ser el primer paso para la reunificación del pueblo vasco, no sólo en lo cultural, sino también en lo político, social y económico.
Sin olvidar claro que una entidad unificada en lo cultural, político, social y económico, tomando en cuenta el aspecto histórico, debiera llamarse Nabarra. Pero eso es algo que el pueblo vasco tendrá que decidir en su momento, primero lo primero, independencia y soberanía.
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