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sábado, 12 de enero de 2019

Los Rumanos de Majadahonda

Este completísimo reportaje en Público acerca del fascismo rumano se lo vamos a dedicar a todos aquellos tontos útiles que andan diciendo por ahí que el fascismo regresó a las instituciones españolas de la mano de Vox en Andalucía.

Lean ustedes:


El homenaje a dos combatientes rumanos que lucharon en el bando franquista se realiza cada año desde 1970 cuando se erigió un monumento en su honor. Pertenecían a una organización rumana de tintes fascista, ultranacionalista y antisemita. El Ayuntamiento dice que no puede hacer nada para evitarlo, ya que los terrenos son de titularidad privada.

Alejandro Torrús

En la carretera de Majadahonda a Boadilla, justo detrás del cementerio municipal de la primera, y muy cerca del núcleo urbano, hay una pequeña finca que alberga un viejo monumento construido en 1970. Se trata de un Arco del Triunfo, de estética discutible, que recoge el nombre de dos ciudadanos rumanos, Ion Mota y Vasile Marin. Este sábado, de hecho, estas dos personas recibirán un homenaje, que se repite año a año desde, al menos, 1970. La Falange y su líder, Manuel Andrino; el general Blas Piñar y Miguel Menéndez Piñar (hijo y nieto del fundador de Fuerza Nueva) y el presidente de la Fundación Francisco Franco son algunos de los protagonistas anunciados en los dos actos. El primero, se celebrará a las 12.00 junto al Monumento. El segundo, a las 17.00 horas, en el Hotel Majadahona.

¿Pero quiénes son Mota y Marin? ¿Por qué hay un monumento en Majadahonda dedicado a la memoria de dos desconocidos rumanos honrados por el fascismo patrio? ¿De quién es el terreno? ¿No se puede evitar este acto fascista con la Ley de Memoria Histórica? Las preguntas son evidentes. Por partes.

Mota y Marin fueron dos miembros del partido fascista de Rumanía La Guardia de Hierro, también conocido como Legión de San Miguel Arcángel, que llegaron a España a finales de 1936 junto con otros seis miembros del partido. El grupo, formado por ocho miembros, entró a España por Portugal, visitó Salamanca y de ahí viajo a Soria, donde se encontró con el general Moscardó. Así lo cuenta el historiador Javier M. Calvo, miembro del colecto Grupo de Estudios Frente de Madrid:

"Mota, abogado que en aquel entonces contaba 34 años de edad, había sido uno de los fundadores del movimiento fascista en Rumania, destacándose como comprometido militante estudiantil. Dirigente de la Guardia de Hierro y cuñado del propio Codrenau [fundador del partido, del que se hablará más adelante], había intentado sin éxito combatir en Etiopia junto al ejército expedicionario italiano. Ahora veía en España el lugar idóneo donde luchar en defensa de sus ideales. Por su parte, Vasile Marin, también abogado y dirigente de la Guardia de Hierro en la región de Bucarest, a sus 32 años ya había cumplido condena en prisión por su participación en el asesinato del Primer Ministro rumano Ion Duca".

Tras casi un mes en España, estos dos miembros de la Guardia de Hierro se integraron en la 21 Compañía del Tercio de Yagüe y el 19 de diciembre partieron para el frente de Madrid, donde tras varias semanas de combate acabaron en el que se conocía como el Cerro de la Radio en Majadahonda ya que allí estaba el edificio de Radio Argentina. Sin embargo, el 13 de enero de 1937, en plena ofensiva de las Brigadas Internacionales de la II República para recuperar Majadahonda, un obús republicano impactó en el cerro donde se ubica la radio causando heridas mortales a los dos combatientes rumanos. Apenas llevaban tres semanas de batalla a sus espaldas y el grupo había perdido a dos de sus miembros. La aventura, por tanto, había terminado. El general Granicerul, al frente de la expedición, decidió regresar a casa con el resto.

La muerte de estos dos combatientes fue aprovechada por La Guardia de Hierro para organizar grandes faustos propagandísticos. Los cadáveres llegaron a Bucarest tras atravesar prácticamente todo el país. Cientos de personas les acompañaban. La popularidad de La Guardia de Hierro no dejaba de crecer. Pero, ¿quiénes eran? ¿Qué defendían? Lo explica el escritor y periodista Martín Sacristán, autor del artículo Bebiendo esta sangre yo te hago: fascista publicado en Jot Down.

"La Guardia de Hierro fue un movimiento fascista que se parece bastante a cualquiera de los que surgieron en Europa a principios del siglo XX. Aunque se parecía más al nazismo por el toque de religión y misticismo que su fundador, Cornelius Zelea Condreanu, le había dado", explica Sacristán, que destaca que los acólitos del partido "tenían que beber la sangre de las venas de sus compañeros, tal vez porque uno de sus principales líderes había nacido en Transilvania, no muy lejos de la ciudad de origen de Vlad Tepes, héroe nacional en su país, y vampiro inspirador de Drácula en el resto del mundo".

Los inicios de este partido, no obstante, fueron duros. Apenas caló en Bucarest y en los grandes núcleos de población rumanos, por lo que Condreanu decidió probar suerte en la Rumanía rural. "Allí encontró una población rumana aún inculta, muy apegada al pasado cristiano y a las luchas que habían tenido contra la invasión turca y, sobre todo, reflejado en la figura de Vlad Tepes. Con el tema de la sangre, del misticismo, consiguió dar un salto hasta alrededor 20% de los votos", explica Sacristán.

"En su Manual del jefe, el libro de cabecera de los fascistas rumanos, explicaba que las guerras las vencen los líderes capaces de atraer las fuerzas misteriosas del mundo invisible. No es una simple metáfora, explica, porque según él son los espíritus de los antepasados rumanos, los que murieron luchando en defensa de la patria, los que caminan diariamente entre nosotros, ayudando a los nietos y bisnietos. Si el fascista sabe conjurar esas fuerzas, dice, 'lanzarán el pánico y el terror entre los enemigos, paralizarán su actividad'", escribe Sacristán en el citado artículo.

El auge del partido, no obstante, no lo disfrutaría el fundador. Condreanu sería asesinado en la convulsa Rumanía de 1938. Su sucesor sería Horia Sima, que tras varios vericuetos difíciles de resumir en este artículo, acabó condenado como criminal de guerra por su colaboración con la Alemania de Hitler y exiliado en la España franquista. El escritor y periodista Martín Sacristán narra que Blas Piñar, fundador de Fuerza Nueva, le dio un empleo en su editorial e iniciaron una fructífera amistad que dio como resultados que el líder fascista español promoviera el levantamiento del monumento en Majadahonda, donde este sábado 82 años después de la muerte de los dos rumanos, se celebrará un homenaje en su memoria.

"Blas Piñar, con estos homenajes, quería avivar la llama franquista que creía que aún se podía encontrar en los pueblos de alrededor de Madrid", dice Sacristán.

Intentos por eliminar el monumento y para clarificar la propiedad

Desde entonces, 1970, no han faltado los homenajes a estos dos combatientes rumanos. Blas Piñar acudió puntualmente y ahora lo hace su nieto, Miguel Menéndez Piñar, como presidente de la Asociación para la Custodia del Monumento a los Legionarios Rumanos caídos en Majadahonda.

Sin embargo, la polémica acompaña al homenaje y al lugar. La oposición en Majadahonda consiguió en 2015 que se aprobara una moción para eliminar el monumento y acabar, de esta manera, con los homenajes fascistas en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. Sin embargo, en aquel momento la Asociación para la Custodia del Monumento a los Legionarios Rumanos caídos en Majadahonda, presidida por el nieto de Blas Piñar, anunció que los terrenos eran de su propiedad y que estaban al corriente de pago.

Así lo atestigua también el Ayuntamiento de Majadahonda, que asegura a Público que los terrenos son propiedad privada y que, de hecho, “los propietarios de la parcela y los servicios técnicos municipales están en conversaciones para determinar la mejor forma de vallado, siempre conforme a la normativa vigente”, ya que en la actualidad los terrenos están abiertos, son accesibles a toda la ciudadanía y nada indica que se trate de una propiedad privada. La culpa de que no haya vallas, siempre según un comunicado de la Asociación, es de los "vándalos y talibanes"

Sin embargo, hay algunas dudas sobre cómo han llegado a estas manos. Una información de eldiario.es recoge que estos terrenos pertenecían en 1970 al penúltimo alcalde franquista de la ciudad, Arturo Sanz Millán, que posteriormente sería alto cargo de Aznar hasta que tuvo que dimitir por su implicación en un fraude en gasolineras por el que fue condenado en 2005.

Este medio ha intentado, sin éxito, contactar con la Asociación para la Custodia del Monumento a los Legionarios Rumanos caídos en Majadahonda. Por su parte, Delegación del Gobierno de Madrid afirma que no ha recibido petición para la celebración de ninguna concentración, un trámite necesario en caso de que el terreno fuera público, y que la Guardia Civil, no obstante, está al tanto del homenaje.

Este sábado, por tanto, se celebrará un nuevo homenaje en memoria de Marin y Mota. Dos fascistas rumanos a los que el fascismo patrio no olvida. Dos fascistas rumanos, que pertenecían a una organización antisemita, violenta y ultranacionalista, que cada año son homenajeados a apenas unos kilómetros de Madrid.






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