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domingo, 2 de septiembre de 2018

Hemingway Traveler

Desde las páginas de Deia les traemos este reportaje acerca de un tema recurrente cuando se habla de Euskal Herria y su potencial para atraer a visitantes exóticos.

Lean ustedes:


Ernest Hemingway llegó por primera vez a Euskadi en 1923 y conoció una tierra inesperada. Se enamoró de sus gentes, de su cultura y de su gastronomía. La revista ‘Hemingway traveler’ refleja las huellas vascas del autor de ‘Fiesta’

Maite Redondo

De todos los visitantes conocidos que ha tenido Iruñea durante San Fermin, el más notable ha sido Ernest Hemingway. El escritor norteamericano, premio Nobel de Literatura en 1954, fue un habitual de la fiesta y del encierro y los dio a conocer al mundo entero. A Hemingway le apasionaban los toros, pasión que combinaba con su labor como periodista, novelista, viajero incansable y vividor.

Pero la vinculación del escritor con Euskadi fue mucho más profunda. Hemingway visitó en varias ocasiones diferentes localidades vascas, la última vez en el año 1960, cuando realizó una visita relámpago a Bilbao un año antes de su muerte. Incluso en agosto de 1959 (último año que disfrutó de los Sanfermines) se acercó a Urdaibai para visitar en el cementerio de Mundaka la tumba de su íntimo amigo el cura mundakarra Andrés Untzain.

Precisamente, en la Biblioteca de Mundaka ayer se presentó la revista Hemingway traveler, editada conjuntamente entre Nafarroa, la CAV y La Rioja, una publicación gratuita y con periodicidad anual, que busca “promover entre los viajeros este territorio a través de infinidad de combinaciones de viajes y escapadas con la imagen y singularidad de Hemingway como línea argumental”, según explica el periodista navarro Javier Muñoz, coordinador del proyecto Territorios Hemingway junto al escritor mundakarra Edorta Jimenez, gran conocedor de la figura del escritor norteamericano.

La publicación ofrece fotografías de Hemingway desde 1923 a 1960 y de los lugares en los que estuvo el escritor (todos ellos documentados) y que se pueden visitar actualmente. Todo ello se intercala con frases de Hemingway sobre cada ubicación y referencias a las ciudades y lugares, destacando sus características principales y eventos anuales.

Amistades vascas

“Hadley y yo estamos muy emocionados. El 5 de julio (1923) saldremos hacia Pamplona”. Fue la primera vez que Hemingway visitó el territorio vasco, según una carta recogida en esta publicación. “Euskadi formó parte de la vida de Hemingway, de sus novelas, cuentos, cartas y artículos. Aquí se hizo escritor. Aquí disfrutó de la pesca, de la mar, del vino, de la pelota, de la cultura, y por supuesto de la gastronomía. Esta pasión por la Tierra se transformó en amistad con sus gentes. Con el pamplonés Juanito Quintana, con la logroñesa María Teresa León, con el mundakarra Andrés Untzain, con el bilbaino Juan Duñabeitia o el vitoriano Paco Garay. Amistades que traspasarían el tiempo y la distancia”, se relata en Hemingway traveler.

Una pasión que le llevó a volver a Euskadi después de casi 20 años de ausencia obligada, ya que siempre expresó su repulsa hacia la dictadura franquista.

Bilbao, toros y pelota vasca

Tal y como recoge esta publicación, en agosto de 1959 Hemingway escribió una larga carta a Mary Welsh, su cuarta y última esposa, contándole su estancia en Bilbao. Una estancia que incluyó una cena en un magnífico restaurante vasco, donde estuvo con la actriz Lauren Bacall y otras amistades. Además, en el Bellas Artes, se conserva un cuadro pintado por su amigo José Mari Ucelay, que refleja la amistad que mantuvo el novelista con el marino mercante, el bilbaino Juan Duñabeitia.

Otra de las grandes pasiones de Hemingway fue la pelota vasca, lo que le llevó a acudir a una exhibición de cesta punta en el frontón de Artxanda. Un mundo en el que se introdujo a través de la amistad que entabló en Cuba con Paco Garay. Según se relata en Hemingway traveler, “todos los pelotaris vascos se juntaban los miércoles en Finca Vigía, la casa del escritor en ese país, para disfrutar de su patria y sus tradiciones. Los habituales eran los hermanos Ibarluzea, Patxi y Julián, y Félix Areitio, apodado Ermua. De hecho, Hemingway celebró en La Habana su 40 cumpleaños con todo el cuadro de pelotaris vascos de Cuba”.

“Entre los pelotaris vascos cuento con mis más y mejores amigos”, llegó a decir en 1945. Poco tiempo antes de morir, en 1959, Ernest Hemingway visitó también Urdaibai para conocer el hogar de sus amigos vascos: la iglesia Untzain en Kanala, el lugar de nacimiento de Juan Duñabeitia, Simbady la tumba de Untzain en Mundaka.

Donostia

“San Sebastián tiene algo peculiar, parece que siempre acaba de amanecer. Siempre se respira fresco”, aseguraba el escritor. Donostia fue uno de los lugares favoritos de Hemingway, en la época más creativa de su carrera. “En la ciudad, escribió y corrigió, pensó y dio vueltas a sus ideas. The Sun also Rises, conocida como Fiesta, la acabó de escribir allí y en Hendaia.

“La Concha era una de sus playas favoritas. Numerosas fotografías de los años 20 lo dejaron retratado en bañador junto a su esposa Pauline Pfeiffer y su amigo el pintor Waldo Peirce”.

En Gasteiz, donde se detuvo varias veces a lo largo de varios años para reponer fuerzas, visitaba siempre la catedral de Santa María. El 7 de julio de 1959, junto a la cuadrilla de amigos que viajaba, pararon y se fueron a cenar, posiblemente al restaurante Garmendia.

Iruñea, la mejor tierra

Pero fue, sin duda, Iruñea la ciudad que más visitó el autor de ¿Por quién doblan las campanas?. “Es una lástima que Van Gogh no llegara a pintar Navarra”, escribió para mostrar su admiración por la capital navarra. Para Hemingway, “Pamplona es una elegante ciudad. La mejor tierra que jamás haya visto”.

El escritor y su esposa Hadley Richardson, que se encontraba embarazada del que sería su primer hijo, llegaron por primera vez a Iruñea el 6 de julio 1923. “Acudieron porque la escritora Gertrude Stein les recomendó la ciudad para disfrutar de una segunda luna de miel”. “El 18 de julio de 1923 escribe una carta en la que explica que “acabamos de regresar de Pamplona, de la mejor semana de nuestras vidas... En 1924 se siente en Pamplona como en su casa. Y en 1925 toma la decisión que cambiaría su vida. Las fiestas de San Fermín le ofrecen una serie de historias entrecruzadas y de personajes que le lanzan a escribir su primera gran novela: Fiesta”, relata Hemingway traveler.






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