Un blog desde la diáspora y para la diáspora

lunes, 7 de noviembre de 2016

La Lección Ecuatoriana de Chevron

Ahora que los pueblos de Europa están en lucha en contra del TTIP y el CETA les recomendamos leer este reportaje publicado en Investig'Action:


Alex Anfruns

Por haber causado daños medioambientales y humanos durante décadas, Chevron fue condenada por el Tribunal de Sucumbíos en Ecuador a pagar más de 9,5 billones de dólares a las víctimas de la Asociación de Afectados por Texaco-Chevron. Pero Chevron no sólo logró escaparse de la justicia. Por si fuera poco, también puso en marcha un juicio contra el estado ecuatoriano con la ayuda de un tribunal de arbitraje dependiente del Banco Mundial. Fue así como en julio de 2016 Chevron obtuvo una indemnización de 112 millones de dólares a cuenta de Ecuador. Histórico luchador en el juicio de los pueblos amazónicos contra Chevron, el abogado Pablo Fajardo nos alerta sobre la inexistencia de herramientas capaces de someter las empresas transnacionales a la justicia. También apoya la idea de un “tratado vinculante”, una iniciativa de un grupo de trabajo de Naciones Unidas para detener la impunidad. “El corazón de nuestro caso no tiene que ver con reparaciones económicas. Es el daño ambiental, son los pueblos indígenas”.

La maldición del oro negro

Tras los ciclos de monoexportación del banano y el cacao en la primera mitad del siglo XX, desde los años 70 la economía de Ecuador ha dependido esencialmente de la extracción y venta del petróleo. La provincia de Sucumbíos, la más al norte del país, tiene por capital Nueva Loja, también conocida como la “capital petrolera de Ecuador”. Situados en Nueva Loja, los Campos petroleros del Lago Agrio comenzaron a ser explotados a partir de 1965 por las compañías Texaco y Gulf Oil. En 1992, esos campos pasaron a pertenecer a la compañía estatal PetroEcuador.

En 1993 Pablo Fajardo y otros abogados presentaron en la Corte de Nueva York una demanda contra la empresa transnacional Texaco en representación de los 30.000 personas de las provincias de Orellana y Sucumbíos afectadas por la contaminación del agua, producida en el proceso de explotación petrolera por parte de Texaco-Chevron en la zona de Lago Agrio entre 1964 y 1990.

Sólo en Sucumbíos la extracción de petróleo afectó a cinco nacionalidades indígenas distintas, y eso teniendo en cuenta que la población indígena no es mayoritaria en esa región. Efectivamente, la mayoría de afectados son colonos: trabajadores petroleros, pero también comerciantes, agricultores, empleados, etc. Son ellos y su descendencia quienes han sido los más afectados por la contaminación de Chevron. En las provincias de Sucumbios y Orellana el número de personas fallecidas como consecuencia de cáncer relacionado con la contaminación del medioambiente por la empresa Texaco-Chevron se eleva a 1.041.

El juicio contra Chevron-Texaco ilustra la lucha de las organizaciones locales de base, formadas por los campesinos e indígenas Kichwas, Secoyas y Cofánes, en la defensa de los derechos medioambientales de la Amazonía. Bajo la iniciativa de los abogados, en 1994 se formó el “Frente de Defensa de la Amazonía” situada al nororiente del país y formada por veinte organizaciones de base. Uno de sus fundadores y también presidente fue Luis Yanza, un destacado activista medioambiental. El Frente de Defensa de Amazonas dio paso en 2001 a la creación de la Asamblea de Afectados por Texaco.

El 14 de febrero del 2011, en la ciudad de Nueva Loja, la Corte Provincial de Sucumbios estableció un fallo judicial contra Chevron, condenándole a pagar indemnizaciones por un monto de 19 mil millones de dólares. La sentencia detallaba cuáles fueron las sustancias químicas utilizadas en la extracción y que tuvieron un impacto socio ambiental, como el cromo hexavalente. Además de los efectos medioambientales de la explotación de la Amazonía por Texaco, también tuvo lugar una violencia sexual sistemática contra las mujeres por los trabajadores de la empresa.

Mentiras mediáticas al servicio de una “hermana”…

Las comunidades amazónicas denunciaban a una de las históricas “Siete Hermanas” de la industria petrolera… Esa mala imagen corría el riesgo de perjudicar los intereses de la multinacional. Durante una emisión televisiva a principios de 2014, el presidente ecuatoriano Rafael Correa explicó que para escapar a la justicia Chevron puso en marcha una serie de manipulaciones mediáticas basadas en estudios de comunicación: “Chevron peleó una década para que no la demandasen en la sede de Estados Unidos en Nueva York, sino en las Cortes ecuatorianas. Y exaltaba las Cortes ecuatorianas, diciendo que eran lo mejor del mundo…(…) como no pudo comprar a la justicia ecuatoriana, cuando ya vieron que perdían el juicio por las evidencias presentadas por la parte demandante, se dedicaron a una campaña de desprestigio de la justicia y del gobierno ecuatoriano. Hicieron todo un análisis, contrataron a especialistas. Dijeron, ¿cuáles son los puntos débiles de Ecuador? que tiene un gobierno izquierdista. Decir “leftist governement” en Estados Unidos es un anatema, es lo que más insulta. “Correa es leftist”…para ellos uno es corrupto, dictador, inhumano, criminal…Esa campaña es un caso en el que empezaron a perseguir a los abogados de los demandantes.”

Así, al verse confrontada a responsabilidades penales, la multinacional Chevron no dudó en financiar campañas mediaticas para negar su responsabilidad en los hechos. Según Pablo Fajardo, “cuando Chevron se dio cuenta que el juicio en Ecuador era un acto serio y que toda la prueba apuntaba en contra de ellos, optaron por atacar al sistema de justicia del Ecuador y a los afectados. Chevron ha trabajado los últimos seis años en tratar de convertir a los afectados en criminales y la corporación en víctima.”

Pero el gran problema es de índole económico: “Chevron tiene empleados a más de 2000 abogados en el mundo para que litiguen en contra nuestra y también del Estado. Es un ejercito de abogados bien pagados luchando para evitar que la Corporación pague por su crimen y a lograr que su crimen quede en la completa impunidad” -subraya Pablo Fajardo. Y esa arquitectura de la impunidad se apoya ante todo en la corrupción: “Chevron con su dinero, ha sobornado y chantajeado a muchas personas en el mundo, entre ellos abogados, expertos, inversores, Gobiernos, ex jueces…(…) es un abuso del poder económico para lograr impunidad.”

Del “libre comercio” al “arbitraje internacional”: una batalla allende las fronteras

El presidente Correa analiza la evolución del contencioso entre Chevron y Ecuador, recordando que “una cosa es el juicio privado que le meten las comunidades amazonicas a Chevron (…) Y lo otro es el juicio que nos pone Chevron, amparado en el tratado de protección reciproca de inversiones en La Haya”. Correa denuncia que el tribunal de la Haya se declarase competente al tomar como pretexto un juicio entre privados, mientras que se trataba de un conflicto entre el estado ecuatoriano y Chevron. “Eso es una monstruosidad jurídica” -indica Correa- “pero lo más monstruoso, (es que) Texaco dejó de operar en el país en 1992, y el tratado es de 1997. (…) Esos tribunales son para el más poderoso, no para quien tiene la razón. Y el billete de Chevron puede ser lo más poderoso.”

El 24 de abril de 2015, una delegación internacional de indígenas de todo el continente, formada por personalidades como Carlos Viteri, miembro de la Asamblea Nacional de Ecuador o la activista guatemalteca y Premio Nobel de la paz Rigoberta Menchú, viajó a los Estados Unidos para señalar la responsabilidad de Chevron y defender la causa de los Afectados por Texaco. La concentración de protesta tuvo lugar en una plaza cercana a la sede del Centro para el Arreglo de Disputas relativas a la Inversión (ICSID), que es un tribunal privado fundado por el Banco Mundial, cuyo principal cometido es resolver los contenciosos que oponen a los estados y las multinacionales estadounidenses.

La sentencia del juicio que Chevron inició contra el estado ecuatoriano fue finalmente favorable a la empresa. En junio de 2016 Chevron obtuvo una indemnización de 112 millones de dólares a cuenta de Ecuador. Pablo Fajardo evalúa el resultado del arbitraje: “al analizarlo, nos dimos cuenta que el problema es el sistema de justicia internacional. Desafortunadamente, en el mundo no existe una corte Internacional de justicia para perseguir a las corporaciones. Hay Cortes para que las corporaciones puedan perseguir a los Estados. Pero cuando existe algun problema de Derechos Humanos causado por una corporación, no hay donde recurrir. En muchos casos, y en éste en concreto, el Estado es víctima de las corporaciones”.

Mientras tanto, la Asociación de Afectados de Chevron busca que la empresa responda a la justicia ecuatoriana en los paises donde posee bienes. Ya han presentado litigios en las Cortes de Canada, Brasil y Argentina para que Chevron pague lo que les debe a los pueblos y naciones amazónicas. Fajardo advierte: “Nuestra lucha continúa, y esperamos resultados favorables. Pero en el supuesto caso que perdamos en algún Estado, buscaremos otra jurisdicción sin problema.”

Globalizando la resistencia al orden neoliberal

A finales de octubre de 2016, Pablo Fajardo se dio cita en Ginebra con movimientos sociales y también fuerzas politicas progresistas de todo el mundo, para participar en una semana dedicada a detener la impunidad de las transnacionales. ¿Su objetivo concreto? “Nuestro objetivo es que pronto tengamos un instrumento vinculante que permita juzgar a las corporaciones y una estructura adecuada para esos procesos. No se puede aceptar que la humanidad siga teniendo ese gran vacío jurídico.” Sin embargo, la aprobación de un convenio vinculante no serviría para el caso de la Asociación de Afectados por Texaco-Chevron contra Chevron: “la ley, los tratados no son retroactivos” – recuerda Fajardo.

Pero su preocupación va mucho más alla de su caso, y por eso lamenta que hasta ahora quienes impulsan el proceso del instrumento jurídico vinculante sean únicamente los movimientos progresistas : “me parece que la gente de la Unión Europea, Estados Unidos y otros, no ha llegado a comprender que también es su responsabilidad. Que son sus Corporaciones muchas veces con la complicidad y protección de sus Gobiernos que violan los Derechos Humanos en todo el mundo.”

Por último, Fajardo subraya la coincidencia de intereses de los pueblos a favor de los derechos humanos y sociales, en oposición a los intereses económicos de una minoría : “Los ciudadanos de Europa no pueden con su silencio seguir siendo cómplices de esos crímenes corporativos. Estos abusos corporativos no son solo en los países del Sur, por ejemplo, hace nos pocos días la empresa Norteamericana Caterpillar, despidió a más de 2000 empleados en Bélgica. La Humanidad necesita un instrumento jurídico vinculante que permita poner fin al abuso y a la impunidad de las corporaciones.”

A pesar de que el contencioso entre la multinacional estadounidense y el estado ecuatoriano se haya saldado recientemente con un fallo a favor de la primera, no debe olvidarse que Chevron sigue estando condenada por los tribunales de Ecuador gracias al caso que le enfrentó con las organizaciones de la Amazonia. Esa batalla puede abrir el camino a otras luchas creativas con el fin de plantear una alternativa al sistema neoliberal.









°

No hay comentarios.:

Publicar un comentario