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domingo, 13 de noviembre de 2016

Adorno Vasco para Trump

La quinta esencia de nuesta etiqueta Kurlansky-Arzalluz reside precisamente en esa habilidad que tienen los vascos para, siendo un pueblo tan diminuto, protagonizar una y otra vez diferentes hitos de la historia.

El trasvase de Donald Trump desde su oficina en una megacorporación a la Oval de la Casa Blanca no podía ser la excepción.

Les invitamos a deleitarse con esta nota publicada en El Correo Vasco:


El fiscal general de Nevada, descendiente de pastores de Iparralde, organiza la fiesta vasca republicana a la que asiste cada año la cúpula del partido de Trump

Óscar B. de Otálora

La conexión vasca de Donald Trump se llama Adam Laxalt, un político republicano del Estado de Nevada, procedente de una familia de pastores del País Vasco francés y cuyo abuelo es Paul Laxalt, uno de los hombres de confianza de Ronald Reagan y quien consiguió que el expresidente norteamericano recibiera al lehendakari José Antonio Ardanza en la Casa Blanca en 1988. Laxalt, que apoya al excéntrico magnate que acaba de ganar las elecciones en EE UU, es el creador de la fiesta vasca de los republicanos -‘The Basque Fry’-, un evento popular en el que la ikurriña aparece junto a la bandera de las barras y las estrellas. Al acto asiste cada año la cúpula del partido de Trump.

Adam Laxalt, de 38 años, abogado y exteniente de la Armada, está considerado uno de los políticos en ascenso dentro de las filas republicanas. Su carrera cuenta con padrinos de renombre y un gran pedigrí en la formación del elefante. Su abuelo, como gobernador de Nevada, fue uno de los impulsores de los apoyos a la diáspora vasca en el territorio y su tío, el ya fallecido escritor Robert Laxalt, es uno de los impulsores de la cultura vasca en ese Estado de EE UU.

Al igual que sus ancestros, Adam Laxalt se ha mostrado orgulloso de su pasado vasco. Hace dos años creó la denominada ‘Basque Fry’, un evento del Partido Republicano que consiste en una comida popular -se sirven chorizo y criadillas- y en el que también hay un espectáculo de danzas vascas. Por esta fiesta han pasado líderes como el neurocirujano Ben Carson, un aspirante a la Casa Blanca que, tras ser derrotado por Trump en las primarias, pasó a formar parte de su equipo. En la noche electoral, el nuevo presidente de Estados Unidos citó expresamente a Carson en sus agradecimientos. Su nombre suena en los medios norteamericanos como uno de los posibles miembros del nuevo Gobierno. Esa noche, el propio Adam Laxalt se fotografió con Donald Trump.

Laxalt está directamente vinculado con el grupo de republicanos descendientes de vascos que se instalaron en los Estados de Nevada y Idaho, donde consiguieron labrarse un futuro tanto en el mundo empresarial como en la política. Este grupo de presión siempre ha tenido una buena relación con el nacionalismo vasco; en especial, con el PNV. Además de Laxalt, que consiguió el hito de que un lehendakari fuera recibido en la Casa Blanca, otro de sus hombres fuertes ha sido el ya fallecido Pete Cenarrusa, cuya familia emigró desde Gernika a Estados Unidos y quien también ayudó a que Reagan recibiera a Ardanza. Cenarrusa, un republicano del ala más conservadora del partido, consiguió que, en plena efervescencia por la discusión del ‘plan Ibarretxe’, el Congreso de Idaho aprobase una moción a favor de la autodeterminación de Euskadi. En 2001 recibió el premio Sabino Arana, que concede el PNV, y en 2010 fue distinguido como Ilustre de Bizkaia.

Hijo ilegítimo

El fiscal general de Nevada es una figura con una gran proyección en el Partido Republicano -aunque en las últimas elecciones en este Estado ganó Hillary Clinton-. No sólo está relacionado con la cúpula de la formación del elefante, sino que sus discursos, por ejemplo, aparecen en la página web oficial de la campaña de Donald Trump.

Dentro de su carrera política, hace tres años hizo público que es el hijo ilegítimo del exsenador republicano de Nuevo México Pete Domenici, que tuvo una relación extramatrimonial con la hija de Paul Laxalt, Michelle Laxalt. Esta relación se produjo en los años 70, cuando la joven formaba parte del equipo de trabajo del Partido Republicano. Según algunos medios, el fiscal general de Nevada hizo pública esta información sobre su vida privada para que no pudiera ser utilizada contra él en su carrera política.



Y bueno, con respecto a Paul Laxalt, concedido, logró sentar a Ardanza con el genocida Reagan, pero... ¿en qué benefició eso a Euskal Herria?

¿Derogó el actorcete el oscuro convenio de colaboración signado por el fascista Ike Eisenhower con Francisco Franco en contra del pueblo vasco?

Negativo.

O sea, no esperemos nada bueno para las aspiraciones de autodeteminación de parte de este individuo, por muchos Basque Fries que organice.






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