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miércoles, 15 de febrero de 2012

Usabiaga y el Derecho a Decidir


Uno de los aspectos que los españolazos y quienes se dejan engañar por ellos nunca entenderán es el grado de compromiso que tienen muchos individuos en Euskal Herria con respecto al derecho a la autodeterminación del pueblo vasco. Uno de ellos es Rafa Díez, aquí tenemos sus más recientes declaraciones publicadas por El Mundo:

El exsecretario general de LAB Rafa Díez Usabiaga, que cumple prisión en El Dueso tras ser condenado por el 'caso Bateragune', cree que existe "un punto de inflexión para el despegue de la nación vasca en el universo internacional". Además, emplaza a exigir "soberanía política y económica", a extender "el proyecto nacional vasco a sectores enganchados a la épica distorsionada del españolismo y jacobinismo".
En un artículo titulado "Un año Histórico", publicado en el boletín de Gaindegia, "Observatorio para el desarrollo socio-económico de Euskal Herria", Díez Usabiaga se refiere a 2001 como un años "trascendental" que "marcará con especial significación" la historia contemporánea vasca.
A su juicio, el pasado año ha estado caracterizado por "cambios en variables estructurales que determinarán la evolución como colectivo nacional en proceso de emancipación". "Sin duda, estamos ante un punto de inflexión tras una década de bloqueos de diferente naturaleza, en la activación de energías para el despegue de la nación vasca en el universo internacional", ha subrayado.
El integrante de la izquierda abertzale ha destacado que "el cese definitivo de la lucha armada por parte de ETA y la conformación de un bloque soberanista de amplio espectro, que ha cosechado unos grandes resultados electorales, han sido acontecimientos de gran incidencia transversal en todas las variables sociopolíticas del país".
"Estos cambios en el escenario político, sustentados en la reflexión estratégica protagonizada por la izquierda abertzale, han abierto los diques que caracterizaban el triple bloqueo instalado de forma extremadamente peligrosa en el proceso de emancipación nacional, social y cultural de Euskal Herria", ha añadido.
En su opinión, ha habido "un punto de inflexión" en el primer "bloqueo", el relacionado con "un deseado escenario de paz y normalización democrática, que podía provocar la estabilización de un nivel de confrontación, sufrimiento y vulneración masiva de derechos, que impedían generar movimientos capaces de condicionar evoluciones hacia soluciones democráticas".
También ha considerado que lo ha habido en "el segundo bloqueo, en torno a la correlación de fuerzas del abertzalismo con los sectores constitucionalistas", que dirigía "inexorablemente -con el influjo indirecto de otras variables económicas, demográficas, migratorias- al debilitamiento del proyecto nacional vasco en una coyuntura de agotamiento de los marcos institucionales impuestos por Madrid y París".
Asimismo, ha defendido que los cambios que se han dado en "un tercer bloqueo", el de "la aportación individual y colectiva -compromiso y militancia- que amenazaba con gripar el motor social imprescindible en la batalla social, económica y cultural de este pueblo".
En esta línea, ha remarcado "la importancia del desbloqueo en la aportación individual y colectiva de agentes sociales, entidades profesionales, espacios universitarios, empresariales para la superación de compartimentos estancos y, por contra, de la necesidad de mayor análisis y reflexión colectiva de carácter estratégico en todo el espectro socio-económico".
"La división territorial, la inercia autónoma de las organizaciones económicas y sociales, los efectos de las tesis neoliberales en la vertebración de la participación social democrática, el virus individualista que contagia los comportamientos sociales, son agentes diluyentes a combatir en el desarrollo progresivo de un proyecto nacional", ha aseverado.
Derecho a decidir
De esta forma, ha apuntado que, "en el nuevo ciclo abierto en el marco del debate inevitable sobre el reconocimiento nacional y el legítimo derecho a decidir, la variable socio-económica, unida a la cultural como nervio del proyecto nacional, será determinante para una ampliación de un suelo social soberanista-independentista que cimente la construcción de la nación vasca en todas sus dimensiones".
Rafa Díez Usabiaga ha señalado que "el vector de exigencia de soberanía política y económica tiene que estar complementado a un proyecto económico y social que extienda de forma natural y objetivamente interesada el proyecto nacional vasco en sectores sociales enganchados por la épica política distorsionada del españolismo y el jacobinismo".
"Hoy la sociedad vasca percibe de forma mayoritaria y progresiva que Madrid y París son un lastre para abordar políticas económicas y sociales propias, que no nos representan, no nos escuchan, que sólo nos niegan e imponen", ha añadido.
Por ello, ha apostado por "desarrollar un conjunto completo para dar continente y contenido al soberanismo-independentismo". "Hay que fomentar un independentismo natural, que permita modificar las adhesiones sociales a niveles determinantes para acceder al Estado vasco en Europa", ha apuntado.
Sin embargo, ha subrayado que "nunca se podrá formular ni construir un programa-proyecto soberanista desde tesis neoliberales".   Díez Usabiaga, que apuesta porque, en esta encrucijada histórica, el soberanismo-independentismo se dote "de una reflexión y propuesta socio-económica", cree que hay que "abrir espacios influyentes de análisis, investigación y debate entre agentes económicos y sociales, permitiendo una dialéctica diferente en torno a temas de carácter estratégico en la vertebración de un proyecto económico nacional".
"Hay que integrar la aportación de un importante capital humano abertzale que, ubicado en el 'mercado' -empresas, universidad, instituciones- está actualmente al margen de la dinámica organizativa clásica y del ámbito político-institucional", ha manifestado.
Aunque ha reconocido que "Euskal Herria carece de recursos energéticos propios que posibiliten pivotar sobre ellos un desarrollo económico tradicional", ha manifestado que "ese déficit se ve compensado por la existencia de un capital humano social preparado, especializado y con capacidad innovadora".
Además, considera que "es obligado un esfuerzo y un tensionamiento permanente ante un entorno político y económico siempre amenazante y dispuesto a engullir o disolver pueblos y culturas en su insaciable apetito uniformizador".
De esta manera, cree "indispensable consolidar ámbitos plurales en su composición y transversales en su alcance, que permitan aportar ideas, análisis y propuestas que doten de una mirada a largo plazo a un proyecto económico nacional".
"Proceso de diálogo nacional"
El exsecretario general de LAB considera "conveniente poner en marcha un proceso de diálogo nacional, amplio y heterogéneo, pero convergente en su apuesta por una nación vasca posible, viable, integrada y solidaria".
"Este nuevo tiempo necesita de instrumentos nuevos, frescos, que sin estar condicionados por la lucha por el poder ni por el interés en fiscalizar la actividad cotidiana de instituciones u organizaciones, sean un banco de crédito que inyecte capital intelectual a los mimbres de reflexión y propuesta que un proyecto económico y social de alcance nacional necesita", ha indicado.
"Crisis sistémica"
Por último, se ha referido a "los azotes de la crisis sistémica desatada por la codicia del capital financiero -agudizada en el ámbito español por la burbuja inmobiliaria y la cultura de corrupción, despilfarro y 'pelotazo'-, que ha incidido de forma importante" en el tejido productivo vasco, en los instrumentos financieros y en los derechos sociolaborales de los trabajadores.
A su entender, las consecuencias se han reflejado "en un deterioro alarmante del llamado estado del bienestar, unos efectos perniciosos que se han visto aumentados por la falta de soberanía político-económica que padece" el pueblo vasco y por las medidas neoliberales impulsadas por las diferentes instituciones.


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