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sábado, 10 de mayo de 2008

Irujo y Europa

Este texto ha sido publicado en el Diario Vasco:

El genio europeo de Irujo

José Manuel Bujanda Arizmendi


«Euskadi es el producto de la concepción filosófica, del acto de voluntad de los vascos de construir su nación sobre las bases de su pueblo, su lengua, sus instituciones, y su peculiar genio civil». Manuel de Irujo


Se acaba de celebrar un 9 de mayo más el llamado Día de Europa. El día también del proclamado en 1974 como el Amigo de Europa, una buena oportunidad ciertamente para acordarse de un europeísta de pro, de un navarro, y nacionalista vasco, una magnífica ocasión para rememorar a don Manuel de Irujo y Ollo, el león navarro. Un hombre caracterizado por su genio europeo. Un precursor del nacionalismo vasco democrático, cívico, moderno y europeo. Habría que (re)leerlo más.

Manuel de Irujo nació en Estella un 25 de septiembre de 1891. Su padre era profesor de la Universidad de Deusto y abogado de Sabino Arana. Irujo, niño, no contaba más de 7 años cuando conoció al fundador del PNV, que por aquellos días, se encontraba en la cárcel de Larrinaga. Un 20 de julio de 1908 el joven Irujo ingresó en el Partido Nacionalista Vasco, concretamente en las Juventudes Vascas, EGI, de Bilbao liderada entonces por Eli Gallastegi. El estudiante Irujo actuó como propagandista en la Universidad en unos años en que precisamente la supremacía en dicha institución correspondía a los monárquicos. Al finalizar sus estudios, regresó a Estella donde fundó el Centro Vasco, y donde compaginó su actividad política con la de abogado. Con la llegada de la República el 14 de abril de 1931, Manuel de Irujo se entregó en cuerpo y alma desde el primer momento a la lucha por el Estatuto de Autonomía. No fue pues casualidad que la más importante de las asambleas estatutarias, la de 1932, se celebrase en su Lizarra-Estella natal.

Pero los primeros intentos fracasaron y el Estatuto de Autonomía para la Euskadi peninsular, sin Navarra, no se logró hasta octubre de 1936, en plena guerra civil. Una guerra que sorprendió a Irujo en Gipuzkoa y donde participó decisivamente en la consecución de la rendición de los militares sublevados que se encontraban atrincherados en el Hotel María Cristina y en los cuarteles de Loyola. En los primeros días de guerra el Gobierno del Frente Popular le ofreció un puesto de ministro. Irujo lo rechazó en tanto Euskadi no contara con su Estatuto de Autonomía. Este se aprobó el 1 de octubre de 1936 e Irujo se convirtió así en ministro del Gabinete republicano.

Irujo abandonó la península por El Perthus, junto a Lluis Companys, presidente de la Generalitat de Catalunya y el lehendakari José Antonio Agirre. Tras una breve estancia en Francia, fijó su residencia en Londres, fundó la Euzko Etxea y colaboró en la Delegación del Gobierno Vasco. Tras la invasión nazi de Francia, y encontrándose la mayor parte de los consejeros del Gobierno en territorio ocupado y el presidente Agirre en paradero desconocido, vio la necesidad de llenar el vacío de representatividad en que se encontraban los vascos. Así, en colaboración con las delegaciones del Gobierno en Londres, Nueva York, Venezuela, México y Argentina y junto al único consejero que se encontraba en país libre, Aldasoro, fundó el Consejo Nacional Vasco.

Como presidente del mismo, desarrolló una intensa actividad política creando una brigada de las Fuerzas Francesas Libres y participó en la elaboración de un memorando proponiendo la organización de una Federación Europea. Nada nuevo en él, ya en un artículo de prensa aparecido en 1933 aseguraba que, en su opinión, el Pueblo Vasco, pedía «un puesto como nación, en el banquete de los pueblos libres de Europa». El Consejo Nacional Vasco se disolvió en 1941 al conocerse la buena nueva de la aparición con vida del lehendakari Agirre en América, después de múltiples peripecias en su huida de la Alemania nazi. No corrían buenos tiempos para la libertad y la democracia. A los perdedores de la Guerra Civil española les esperaba una auténtica travesía del desierto, una auténtica prueba de fe y de perseverancia en los valores por los cuales se batieron y perdieron.

Irujo fue un partidario decidido del federalismo político, tanto a nivel peninsular, Galeuzka, como a nivel europeo. En enero de 1943 intervino en la reunión en la que se fundó la Unión Cultural Europea y en diciembre de 1944 en la recién creada Comisión Pro-Comunidad Ibérica de Naciones. Paralelamente, y en representación de los vascos, participó en diferentes reuniones de la Unión Europea. Tras la guerra, colaboró en la creación del Movimiento Federalista Vasco, entidad admitida en la Unión Europea de Federalistas, cuyo presidente de honor fue el lehendakari Agirre pero el presidente efectivo fue el propio Irujo. Así, desde finales de los cuarenta formó parte de la delegación asistente a los congresos de Comunidades y Regiones europeas, y siendo el responsable de las relaciones internacionales del Gobierno Vasco contribuyó a la creación de la Democracia Cristiana.

Irujo se dedicó en cuerpo y alma al Movimiento Europeo, llegando a ocupar la presidencia del Consejo Federal Español del mismo en sustitución de Salvador de Madariaga. Estuvo presente en la reunión del 1 de febrero de 1951 en París donde se creó el Consejo Vasco origen del contemporáneo Eurobask, del cual fue, hasta su fallecimiento, miembro de su Junta Directiva. Irujo concibió, con una indudable visión de futuro a Europa federal como una estructura de «coexistencias de soberanías, en cuya formulación jurídica estarían garantizadas las diversas naciones que integran Europa», solía afirmar que «la Nación es lo que prevalece» y que «el Estado es una simple formación jurídica y política». Por su labor en la construcción europea, en 1972, fue nombrado presidente de honor del Consejo Federal Peninsular del Movimiento Europeo. Fue presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, desde 1973 a 1976. En 1974 fue nombrado Amigo de Europa. Cuatro años más tarde tras trasladarse el CFEME al Estado español, fue distinguido por su trayectoria histórica y nombrado su presidente de honor. En 1977, y en avioneta, regresó del exilio a su querida 'Nabarra', precisamente al aeropuerto de Noaín. El 15 de junio de ese año fue elegido senador por Navarra, ocupando la presidencia de la Asamblea de Parlamentarios Vascos. El 1 de marzo de 1979 fue elegido parlamentario foral de Navarra por el PNV, cargo que ostentaba el 1 de enero de 1981 cuando le sorprendió la muerte. Irujo incorporó a sus planteamientos políticos nacionalistas vascos democráticos una línea de pensamiento federalista y europeísta, fue autor de textos doctrinales, trabajos de análisis y firme impulsor de las organizaciones que con tal enfoque se fueron creando. Acabo con otra cita suya: «Declaro y afirmo que soy navarro de nacimiento y de corazón, y, por lo tanto vasco, como los gipuzkoanos, los alaveses, bizkainos, laburdinos y zuberoanos. Que mi patria chica es Nabarra, llamada antiguamente Vasconia, uno de los Estados libres del País Vasco o Euskadi, y ésta es la verdadera y única patria de todos los vascos. Que asimismo como vasco progresista de Nabarra, aspiro a que mi patria se adhiera a la unión de Estados confederados de Europa».


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