Maite Soroa publica en Gara este análisis:
Una muestra más de la visión retrógrada que se tienen en España, esta nota al respecto se ha publicado en Gara:
Dos versiones, una sola realidad
Recodarán la lectora y el lector los espectaculares titulares de la prensa del lunes en relación a los dos últimos detenidos en Bizkaia. Por si acaso, se los recuerdo.
«Diario de Noticias» rezaba: «Detenidos en Vizcaya dos presuntos miembros de ETA». Y se estiraba más: «la Unidad de Información y Análisis de la Ertzaintza abrió en diciembre un operativo para tratar de localizarles y mantuvo bajo vigilancia varias viviendas en las que sospechaba que los detenidos podrían estar alojados».
En «Deia» abrían edición con un gran titular: «La Ertzaintza detiene a dos miembros de ETA en Bizkaia. Oroitz Aldekoa y Agurne Salterain eran vigilados por la policía vasca y fueron apresados al salir de un caserío».
«El Mundo» destacaba que «La Ertzaintza detiene a dos de los etarras que Interior incluyó la semana pasada entre los más buscados». Y explicaba: «Ambos figuraban desde el pasado 27 de febrero en la lista de los terroristas más buscados (...) fueron incluidos en la misma por la Guardia Civil, que sospechaba que formaban parte del grupo de etarras 'más activos' en territorio español.
En «El Correo Español» sentenciaban que «La Ertzaintza detiene en Durango a dos presuntos colaboradores de ETA huidos en diciembre. El consejero Javier Balza dice que la operación 'es importante'». Y también «El País» se echaba un largo: «Detenidos en un caserío de Vizcaya dos de los supuestos etarras más buscados».
Pues bien, ayer sólo GARA y, curiosidades de la vida, «El Mundo» daban cuenta del bluff difundido por el departamento de Balza. Me limito a reproducir lo que decía «El Mundo»: «La Ertzaintza presentó como una detención la entrega pactada de dos etarras». Y decía, además, que «no fue una detención en términos estrictos. En realidad, los dos presuntos etarras arrestados por la Ertzaintza el domingo se entregaron previa llamada a la Consejería vasca de Interior y con la intervención de un abogado». Los demás, chitón, mutis por el foro. Y luego hablan de ética periodística... ¡Qué jeta más dura!
Una muestra más de la visión retrógrada que se tienen en España, esta nota al respecto se ha publicado en Gara:
A cualquier persona a la que le haya tocado esperar en la cola de un aeropuerto o en las oficinas para actualizar la documentación oficial habrá visto esos carteles en los que los cuerpos policiales españoles establecen el ranking de «los más buscados». Dado el índice de personas detenidas en Euskal Herria durante las últimas tres décadas -alrededor de un 1% del total de la población-, también es probable que muchas de esas personas se hayan estremecido al ver la foto de un familiar, de una amiga o simplemente de un vecino en uno de esos carteles. Ni qué decir tiene si la foto que aparece es la tuya y estás en espera de acudir voluntariamente a la Audiencia Nacional para declarar sobre la inculpación que un amigo tuyo detenido anteriormente ha realizado bajo torturas inenarrables.
Ese es precisamente el caso de Agurne Salterain y Oroitz Aldekoa, detenidos por la Ertzaintza en su casa de Iurreta el pasado domingo. Su detención fue considerada por Javier Balza como «muy importante» a la vez que era aplaudida por su superior en el escalafón del Estado. Los medios de comunicación hicieron de las imágenes del caserío familiar una estampa bucólica que escondía también algo importante. Por lo tanto, todo era muy importante, hasta que ayer los detenidos pasaron por la Audiencia Nacional y quedaron en libertad.
En ese contexto, diga lo que diga el lema elegido por el partido del consejero Balza para las elecciones al Parlamento español, vivimos en un estado en el que los jueces y la Policía ejercen de sheriff del Lejano Oeste y empapelan sus oficinas con carteles de Wanted; un estado donde los políticos no entienden las normas básicas de la democracia; un lugar en el que los que mandan de verdad son los latifundistas, los grandes ganaderos y los banqueros, y donde la prensa es una mezcla de cronista de las hazañas de las autoridades y boletín oficial; un estado en el que el párroco combate al demonio mientras da cobertura moral a los linchamientos. Y la Ertzaintza aparece unas veces como vanguardia y otras como mera delegada, como la garante del estado de cosas que nos impone ese cercano oeste que es el Estado español.
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