Este escrito ha sido publicado en Rebelión:
Lo que nos une
Katixa Agirre | Berria
Traducido para Rebelión por Daniel Escribano
El Documento Nacional de Identidad de Rosa Díez caducará el 17 de febrero de 2017. Ha puesto esa información en manos de toda la sociedad, ya que en los carteles del nuevo partido Unidad Progreso y Democracia (UPD) aparece una reproducción grande de su documento. Al lado del DNI, el lema: Lo que nos une. El lema vale igual para una compañía de teléfonos que para una marcha. «Somos un partido nacional y entendemos España como una nación de ciudadanos libres e iguales.» Eso dicen en su página web. Y el DNI les ha parecido el símbolo más atractivo de esa unidad e igualdad. Ese trozo de plástico que todos tenemos que llevar, por imposición, en el bolsillo. El documento que hay que enseñar a guardias civiles de ceño fruncido en los aeropuertos. El que los cajeros de supermercado miran con desconfianza. ¡Chapeau, chicos!
Seamos serios. Incluso dejando de lado las «sensibilidades nacionales» del interior de España, el DNI no es del gusto de casi nadie, como comprobarán pronto en una cola para renovar el dichoso documento. Porque, si este sistema de identificación de toda la ciudadanía es en bien del Estado, ¿por qué tantas molestias cuando tenemos que renovarlo u obtenerlo? ¿Por qué la romería hasta la comisaría? ¿Por qué tener que esperar desde las seis de la mañana? ¿Por qué colas de horas? Aún más, si el Estado es el propietario del DNI, ¿por qué tenemos que pagar el plástico que estamos obligados a tener? Pero bueno, Rosa Díez no tiene por qué preocuparse de esto hasta el 2017.
El sistema del DNI lo puso en marcha el caudillo en 1944. Los presos y quienes estaban en libertad condicional fueron los primeros «elegidos» para formalizar su documento. De ahí en adelante se extendió la obligación a toda la ciudadanía: todos somos presos potenciales, lo sabemos. El propio Franco se reservó para sí mismo el primer número. Y, con todo, a UPD se le ha ocurrido que lo que nos une a todos los españoles es ni más ni menos que el DNI. Claro que nos une. Por obligación. Por imposición. Fastidiando.
Escogiendo el DNI como símbolo, los de UPD se han retratado a sí mismos y, en ese retrato, no salen tan sonrientes como Rosa en la fotografía de su DNI.
Berria, 29 de febrero de 2008
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